31- Giselle

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Jake se despertó con un calor insoportable en el cuerpo. Se estiró con un bostezo, hasta que se percató de que no estaba en su habitación, incorporándose un poco inquieto. Ahora lo recordaba. Estaba en el sofá de Brad. Se desplomó hacia atrás cuando recordó todo lo que pasó el día anterior. Las predicciones de su mejor amiga se habían hecho realidad... Molly lo había engañado. Todavía no podía creerlo. Su primera novia y mira como había acabado... no podía ser más pardillo.

¿Y ahora qué? El día anterior, en un ataque de ansia por eliminar los problemas de su mente, le dijo a Brad que tenía permiso para besarlo... ¿Por qué leches hizo eso? Buf... Brad le hizo caso de inmediato y lo besó por mucho rato, y él se limitó a sentirse en una nube a salvo de cualquier cosa.

Cuando Brad empezó a tener sueño simplemente apagó la luz y se acostó a su lado. Pero la temperatura de la noche empezó a ascender, Brad se quitó la camiseta y Jake huyó al sofá. No era muy cómodo para él dormir al lado de alguien como Brad y sin camiseta...

Y ahora estaba ahí, planteándose qué haría a partir de ahora. Tal vez la mejor idea era centrarse de lleno en buscarle pareja a Emmy... ¿no? A lo mejor volvía a encontrarse con el chico de la parada del metro...

-¡Buenos días!

-¡WAAAH! ¡JODER, QUÉ SUSTO, MIERDA!- a Jake casi se le sale el corazón por la boca al escuchar de repente la voz de Brad al lado de su oído. No era la primera vez que lo hacía... tal vez a partir de ahora debía estar más en guardia. Brad se rió sonoramente, como solía hacerlo, mientras Jake lo miraba molesto.

-Joder, como echaba de menos hacer eso...

-Idiota.

-Qué bonito, ni un buenos días ni nada...- Brad hizo un par de pucheros infantilmente. Cuando se dio cuenta de que Jake no cambiaba su expresión de molestia, sonrió de lado y le regaló un beso en la mejilla. Lo hizo lento y duradero a posta, para poner nervioso a su vecino. Logró su objetivo sin ningún problema.

-¿P-pero qué haces?- le soltó con enfado intentando que su cara no se pusiera colorada tan fácilmente. Pero, si se había levantado con el calor del verano, ahora tenía mucho más.

-Anda, deja de quejarte, te voy a buscar un poco de ropa de persona decente y salimos, ¿Sí?- Brad se levantó del sofá y se dirigió al pasillo.

-¿A dónde vamos?- alzó su voz para que llegara hasta la habitación.

-¡Sorpresa!- fue la única respuesta que recibió... ¿Qué tendría ese tipo en mente?

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-¿Me piensas decir ya a dónde vamos?

-Nop.

Después de darle ropa a Jake, que le venía notablemente grande, ambos salieron de casa de Brad y emprendieron un camino del cual solo uno de ellos sabía el final. Jake, como es normal, todavía estaba bastante deprimido... por ese motivo, el pelirrojo le había estado intentando animar continuamente, aunque parecía que hacerlo sonreír era prácticamente imposible.

-¿Y falta mucho?

-Nop- Brad parecía más feliz de lo usual, arrastrando por la muñeca a Jake hasta Dios sabe dónde. Jake suspiró con pesadez.

-Bueno pero al menos dime...

-Es aquí.- Brad se detuvo frente a una casita acogedora con puertas y ventanas de cristal y un letrero en el que ponía "Residencia para personas de la tercera edad". Jake levantó una ceja y miró a su acompañante, sin tener idea de lo que iban a hacer allí. Hasta que una idea se le pasó por la mente.

-Oye, Brad, ¿no habremos venido a...?

-Ayer, cuando me encontré contigo llorando como el mariconazo que eres, iba a ver a mi abuela. No pude por tu culpa. Ahora tienes que compensarme.

Jake iba a reprocharle que le hubiera llamado mariconazo otra vez, pero Brad lo volvió a coger por la muñeca y lo arrastró al interior. En la primera sala, a un lado, había una chica de pelo rizado y mirada amable que Jake supuso que era la recepcionista. Los miró con una gran sonrisa.

-¡Hola, Brad! ¡Cuánto tiempo!- antes de que pudiera responder, se percató de la presencia de Jake- ¿Hoy has traído a un amigo? ¡Seguro que todos se ponen como locos!

-Bueno, bueno, pero le tengo reservada a Giselle. Otro día ya tendrán la oportunidad de contarle todas sus batallitas- la chica soltó una risa risueña y les señaló la puerta con la mano.

-¡Claro! ¡Podéis estar el tiempo que queráis!

-Muchas gracias- contestó el pelirrojo. Los padres de Jake también le enseñaron a dar las gracias, pero en ese momento su cerebro estaba ocupado intentándose poner en situación.

Brad empujó la puerta, entrando en una sala con un montón de sillones y mesas en los que muchos ancianos hablaban animadamente. Brad buscó un momento con la mirada y, cuando dio con su objetivo, empezó a moverse esquivando personas. De vez en cuando, alguno le saludaba amablemente, a lo que él respondía de la misma forma. Jake nunca se habría imaginado que fuera de esa forma con las personas mayores.

-¡Abuela!- Brad se paró en frente de una mujer de cabello blanco que se veía muy elegante pero amable al mismo tiempo. Tenía esa aura de confianza que no tienen todas las personas. Sonrió radiante al ver al pelirrojo.

-¡Brad! ¡Llevas mucho tiempo sin venir! ¡Pensaba que te habías olvidado de tu abuela!- ambos se dieron un cariñoso abrazo. A Jake le pareció ver como Brad le susurraba algo a la que obviamente era su abuela, pero no le dio importancia.

-¿Cómo voy a hacer eso? Es solo que he tenido un par de problemas... buenas tardes señora Anaís- se inclinó hacia la sonriente mujer con la que conversaba su abuela segundos antes para darle un beso en cada mejilla.

-¡Brad! ¡Pero si cada día estás más guapo!- el aludido se rascó la nuca y sonrió con vergüenza.

-¿Cómo está Jamie?- preguntó, cambiando de tema.

-¡Uy, encantado con Nil! ¡Qué suerte que me lo presentaras!

-¿Cuando Michael vuelva lo seguirá cuidando él?

-¡Pues supongo que sí, porque mi nieto mayor está siempre tan ocupado que dudo que tenga tiempo de cuidar a su hermano!

-Ya veo... ¡Ah, perdonad! Éste es Jake. Jake, esta es Giselle, mi abuela, y ésta Anaís, la abuela del niño que está cuidando Nil.

Al castaño se le comió la lengua el gato unos segundos a causa de la vergüenza, pero en seguida reaccionó sonriendo forzadamente.

-E-encantado...

-¡Oh! ¡Pero qué chico tan guapísimo!- Giselle parecía encantada con él.

-Vaya, vaya... así que tú eres el chico del que no deja de hablar Brad...

-¡A-Anaís!- a Brad se le notaba en la cara que quería morirse de la vergüenza ahí mismo- Eso no es verdad... decir mentiras está mal, señora.

-Eso mismo te podría yo decir a ti, así que mejor calla.

Brad estaba a punto de seguir esa discusión con la mujer, pero la dejó totalmente de lado al escuchar la risa del chico que se refugiaba ligeramente detrás de él. Jake por fin estaba riendo, lo cual le sacó una sonrisa a él también. Miró a su abuela e hizo la "v" de la victoria con los dedos, a lo que ella respondió de la misma forma. Verlo sonreír era su prioridad ese día, y lo había conseguido con creces.


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Puuuuhoy repollos y repollos hembra ^o^ Hoy vengo PUNTUAL con uno de los capítulos más malditamente tiernos de Whatever. Aparecen dos personajes nuevos, ambos bastante importantes, a decir verdad. Los personajes de Whatever SIEMPRE son importantes. Son un amor, ¿no? con sus cosas de señoras y sus "buenos modales" XD buano, si no fuera por ellas Jake seguiria todo depresivo por culpa de Molly la putah. Bueno, que ya me estoy enrollando... comentad POH FABÓH que siempre me hace mucha mucha ilu, gracias por estar aquí conmigo de nuevo, espero que os haya gustado leerlo casi tanto como a mi escribirlo yyyyyyyyyyy ¡nos vemos! ¡Muchísimo lof para vuestros bodys! 

Whatever (Yaoi/BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora