Capítulo 16

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¿Había ahora un problema sobre aquellos sentimientos? Es lo que se preguntó por toda la mañana, ella estaba nerviosa como el infierno, debería volver a ver a aquella chica por la cual seguía pensando, pero ahora era distinto a las veces anteriores, había dado un paso, había admitido por fin sus sentimientos ante las personas que consideraba sus amigas sus cómplices y consejeras. Tenía en mente por supuesto aquel consejo "consigue pistas sobre los sentimientos de Lauren", ella sabía que no podía ilusionarse, conocía las reacciones de aquella chica pálida, sus palabras de culpa, imaginaba ya la escena en donde Lauren la trataba de traidora, sin embargo eso no la detuvo a una pequeña ilusión, su corazón tenía fe, aunque su mente incluso impulsara a su subconsciente a culparla y criminarle perder la cordura, ella sabía que era todo un problema lo que estaba sucediendo, socialmente, laboralmente, sin embargo ¿Qué haría el resto? ¿Qué haría otra persona con una situación similar? Un abogado enamorado de su defensor, un maestro enamorado de una alumna, el amor podría traer sus complicaciones, el amor es un sentimiento de culpa, de placer, de traición, de dolor, de sentirte tan arriba como puedas y sorprendentemente de un segundo a otro es capaz de dejarte caer, sin siquiera preocuparle si en tu caída existiese un colchón para detener el golpe, el amor puede romperte o repararte, el amor principalmente puede ilusionarte... y era eso lo que ella chica estaba sintiendo, la ilusión misma, esa sensación que traes en tu cabeza cuando conoces a alguien imaginando miles de historias, qué decirle cuando vuelvas a ver a aquella persona, invitarle a salir, crear una sorpresa para ésta, imaginar las miles de posibilidades que puedan ser perfectas para aquel primer beso que tanto se desea. Pero ella, no pensaba en eso, incluso cuando su subconsciente quería burlarse de ella, como en la noche anterior, aquel sueño el cual no ha podido dejar de reproducir en su cabeza. Ojos parecidos a un mar furioso, los distintos colores del agua golpear en las rocas, el líquido incoloro acompañado de un verde, un gris y un azul penetrante, la mezcla perfecta para hipnotizarte y hundirte, el anochecer en medio del paisaje y luego sin explicación las notas de un piano sonando a la par con la perfecta melodía de "Sadness and Sorrow", poco a poco desliza sus pies por la húmeda arena, siguiendo aquel sonido melancólico que la llevaba hasta unas rocas, allí, rodeada de ellas ve una silueta irreconocible moviendo lentamente su cuerpo mientras sus dedos se deslizan por las teclas de aquel piano de cola color crema, la combinación perfecta ante un vestido largo de seda tan largo que ni siquiera los pies de aquella silueta podían verse... su mirada se introduce en aquel pelo color negro incluso aún más oscuro que la misma noche, su única iluminación es aquel candelabro de 8 velas posado en un espacio del piano color plata, poco a poco la cercanía se reduce hasta que lentamente aquellos dedos pálidos buscan las siguientes teclas que presionar para entonar. "No te detengas" le susurra aquella mujer con una voz ronca y rasposa pudiéndole poner la piel de gallina, ella sin bacilar continua sus pasos por la arena ya congelando sus pies, en cuanto llega al lugar la música se detiene y sus pies también, la silueta se levanta para girar y hundirla una vez más, aquellos ojos esmeralda opacos reconocibles a pesar de la única iluminación de las 8 velas, los labios carmesí emiten un pequeño gesto de desaprobación como si sintieran decepción de lo que están viendo... entonces un trueno vuelve sus sentidos a tierra y comienza a llover, increíblemente las 8 velas no dejan de iluminar, aquel rostro, aquel cuerpo cubierto de seda acercándose y luego juntar sus frentes, el miedo consume a la castaña sin embargo no quiere perder su lejanía, siente la respiración de la silueta sobre su rostro logrando que ésta cierre sus ojos, son sólo 5 segundos de paz los cuales pudo disfrutar hasta escuchar "Yo te odio" aquellas tres palabras que golpearon su estómago de una forma macabra permitiéndole abrir sus ojos de golpe y asimilar la realidad.

"Señorita Cabello ¿está usted bien?" pregunta por segunda vez la especialista en psiquiatría frente a su escritorio, la doctora Elena.

"Lo siento, yo... lo siento" se disculpó nerviosa y con vergüenza, ni siquiera pudo darse cuenta una vez más cuando aquel sueño perdió su sentido y su concentración una vez más. "El hospital hoy estuvo un poco patas para arriba, hubo un problema en mi agenda y algunas sesiones sufrieron un tope" se excusó la castaña tan rápido como pudo intentando leer los apuntes que le había dado la doctora para evitar aquella mirada.

"Ojos que mienten" (Camren)Where stories live. Discover now