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Tsukishima estaba seguro que una persona nunca lo había irritado tanto, pero Kageyama tenía el privilegio de ostentar el puesto número uno, el chico de cabello negro poseía la increible capacidad de molestar al rubio con sólo abrir la boca, completamente ajeno al mundo que lo rodea, unicamente centrando su tonto cerebro en el voleibol, siempre acompañado de la mandarina humana, que parecia incapaz de dejar al colocador solo por cinco minutos, usando los descansos en las practicas para cuidar sus manos, todo con el proposito de tener el mejor agarre en la pelota, gritandole que puede saltar más alto, mirandolo con esos condenados ojos azúles, haciendo ese horrible puchero que lo hacia querer agarra su cara y alejar todo lo que lo molestaba.

-Sabes Tsuki, si no te conociera mejor diría que estás un poco obsesionado con Kageyama- Yamaguchi interrumpió groseramente el tren de pensamientos de su mejor amigo con su comentario. -Yamaguchi, eso no tiene ningún sentido- reclamó el rubio mirando a su amigo con el ceño fruncido. Era verdad que Kei pasaba una considerable cantidad de tiempo pensando en el rey, pero eso no tenía nada que ver con esta supuesta “obsesión” de la que hablaba Yamaguchi.

-Pasas más tiempo quejándote de él de lo que hablas sobre otras cosas, demonios, ni siquiera he escuchado pláticas tan largas sobre dinosaurios como las que haces sobre Kageyama- Yamaguchi miro a Tsukishima mientras lanzaba su ataque, notando como el más alto comenzaba a perder el argumento. -No me importa lo que sea que esté pasando entre ustedes dos, pero sería lindo reducir la cantidad de horas en las que pasas hablando del tono tan azúl de sus ojos-. Con ese último comentario Tsukishima miró totalmente atónito y sonrojado al contrario, nunca había notado que pasaba exageradas horas de su vida hablando del rey, ni recordaba haber dado una cátedra sobre el asombro azúl de los ojos del colocador.

Como si notara el abuso de su nombre, Kageyama entró al gimnasio acompañado de Hinata, que parecía estar gritando sobre algo que le pareció interesante, el pelinegro pasaba su mirada por el lugar hasta encontrar a Tsukishima, casi como si lo hubiera estado buscando, le dió un  tímido saludo con la cabeza, el rubio contesto el gesto y vio como Kageyama sonreía mientras volvía a poner atención a Hinata, quien no había notado la falta de audiencia.

-A eso me refiero, ¿Qué es todo eso de los saludos tímidos y las miraditas?- Yamaguchi una vez más interrumpió al rubio, quien seguía mirando a Kageyama ahora empezando a montar la red.- No sé de qué hablas- fingió demencia Tsukishima mientras se levantaba del lugar donde había estado sentado, evito a toda costa mirar a su amigo, quien hacía gestos de querer ahorcar al rubio ante la obvia mentira que había dicho.

Yamaguchi no estaba equivocado, algo pasaba entre ellos, pero hasta el momento Tsukishima no sabía lo que era, si era más honesto lo sabía, pero se negaba a ponerle el nombre que le correspondía ya que sí lo hacía se volvería realidad, y el rubio no estaba listo para afrontarlo. Este extraño baile entre él y Kageyama había empezado hace algunas semanas, Tsukishima estaba tratando de hacer que algún tema de literatura entrará en el duro cerebro del colocador, nada fuera de lo normal, aunque había algo diferente, estaban en la casa de Kageyama, Kei nunca había puesto un pie en ese lugar, pero hoy el clima parecía querer acabar con ellos con horribles rafagas de viento, y con nubes que amenazaban con explotar en lluvia, por lo que terminaron en el lugar más cercano a la escuela, lugar que fue la casa del pelinegro.

Cuando Kageyama le indico que subiera a su cuarto no esperaba ver lo que encontró, pensaba que estaría lleno de cosas de voleibol y nada más y, aunque el cuarto tenía pósters de equipos y una pelota colocada cuidadosamente en la esquina de la cama, también había más cosas, lo que llamó más la atención del rubio fue la colección de pósters de animales marinos, específicamente de belugas, también había un pequeño montón de libros de vida marina en el escritorio, el cual también estaba lleno de figuras de lo que parecían los personajes de Sanrio en miniatura, y en la cima de todo eso había una figura de un personaje extraño, con cabello rosa, antenas y un par de anteojos verdes.

Oneshots tsukikageWhere stories live. Discover now