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Kei había tenido un día bastante pesado en el museo, lo único que quería era llegar a su hogar y morir en el sofá.

El día comenzó con él corriendo de su casa para llegar a tiempo, después de pasar una cantidad bastante buena de su tiempo para alistarse entretenido besando a su novio, ocasionando que saliera sin almorzar, y lo más importante, sin su café matutino que le daba la energía para soportar a los visitantes molestos.

Llegó al museo apenas a tiempo, pero cuando se dirigía a su punto habitual dónde daba su explicación el gerente de visitas lo llamo, avisándole que tendría que guiar a una visita escolar que llegaría pronto, por lo que perdió las esperanzas de poder tomar su descanso y comer como era debido hasta al menos después de las 3 de la tarde, y apenas eran las 10.

La visita fue numerosa, el grupo de niños al que guiaba era de al menos unos 30, por lo que lidió junto con la pobre maestra con esos niños hiperactivos, haber estado con Hinata durante tres años le dió al menos la capacidad de controlarlos haciendo su explicación más dinámica, preparando un juego de búsqueda en el museo donde los niños tendrían que encontrar todos los dinosaurios que les había dado en una lista, eso le dejo al menos una hora para poder comer, lo que también le agradeció la maestra que parecía igual de cansada que él.

La visita continúo por al menos otra hora y media, para cuando los niños estaban ya en la tienda de regalos Kei quería acabar con su existencia, sus pies le mataban y su garganta también, pero aún tenía que cubrir otras dos horas más antes de poder irse, por lo que ahora sí fue a su lugar habitual y siguió dando exhibición a las personas que se acercaban a él.

Acabó su turno y salió corriendo al cuarto de empleados por sus cosas, se despidió y prácticamente voló a la estación del metro, hizo media hora para llegar a su casa porque se bajó en la parada equivocada, por lo que tuvo que esperar a que el siguiente llegara.

Cuando porfin estuvo en su casa la tranquilidad lo invadió, podía oles lo que seguramente Tobio estaba preparando en la cocina, sin mucha fuerza hizo saber su llegada y se derrumbó en el sofá de la sala, con el brillo del programa, que Tobio tenía de fondo, dándole en la cara.

Escucho pasos y tuvo la cara de su novio a escasos centímetros de la suya.

-Bueno hola- Saludo Tobio mientras dejaba pequeños besos por toda la cara de Kei.

-Hola- saludo bajo Kei mientras sonreía por los besos.

-Ve a cambiarte para que podamos comer la cena, hice bolas de arroz.

- Vooooy- Se quejo largo Kei mientras juntaba las fuerzas para levantar su cuerpo del sofá.

Cuando Kei volvió Tobio ya tenía montada la cena delante del televisor, se sentó con gusto al lado de su novio.

-Amo las bolas de arroz- Dijo distraídamente mientras comía.

-Jaja lo sé, pensé en hacerlas ya que saliste algo tarde de casa- Dijo Tobio con un sonrojo en su cara.

-Bueno de quién fue la culpa, igual gracias cariño, mejoraste mi día en un mil porciento.

Pasaron el resto de la noche viendo una película hasta que Kei se quedó dormido.

Su día fue horrible, pero al menos el tenía un Kageyama Tobio en casa que lo mimaba.

Hice voluntariado en un museo interactivo y fue la cosa más pesada del mundo, no me imagino al pobre Kei, al menos su museo es de dinosaurios

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Hice voluntariado en un museo interactivo y fue la cosa más pesada del mundo, no me imagino al pobre Kei, al menos su museo es de dinosaurios.

Oneshots tsukikageDonde viven las historias. Descúbrelo ahora