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Tsukishima y Kageyama se encontraban en medio de una pelea de gritos e insultos bastante acalorada, habían tenido una pelea más fuerte de lo normal durante el entrenamiento y esta explotó cuando los dos se encontraron solos mientras se dirigían a sus hogares.

Kageyama estaba bastante frustrado porque no había sido su intención empezar otra pelea, él sólo había querido disculparse pero los comentarios sarcásticos del rubio lo sacaron de sus casillas y terminó entrando en un ciclo de insultos, a pesar de que él quería poder llevarse mejor con Tsukishima, estar cerca de él siempre lo ponía nervioso, y para evitar hacerlo notar terminaba insultandolo a falta de una mejor idea para controlar su reciente enamoramiento descubierto.

Pará Tsukishima no era diferente, de verdad había querido parar, pero hacer enojar al peli negro era tan fácil y divertido que no se pudo resistir, aunque ciertamente en ese momento ya no estaba disfrutando gritarle al menor, estaba confundido en cómo debería interactuar con Kageyama para hacerle llegar sus sentimientos, y eso lo alteraba y terminaba diciendo cosas para molestarlo ya que era la única forma que conocía de llamar su atención.

Llegó un punto de la pelea en que los dos se quedaron sin ideas de más insultos y simplemente se quedaron mirándose el uno al otro hasta que Kageyama dijo algo que sorprendió a los dos.

-De verdad eres un total idiota conmigo, ni siquiera se porque mi tonto corazón decidió que le gustabas.

-¿Qué? - claro que había escuchado claramente lo que Kageyama acababa de decir sólo que no lo podía procesar.

-Sabes que olvidalo solo fijamos que la última parte no la dije y...

-Tampoco entiendo porque mi corazón eligió a alguien tan idiota como tú para amar.

Una vez que el rubio soltó esa frase los dos se acercaron el uno al otro y empezaron a besarse sin importarles en lo más mínimo que estaban en medio de la calle donde todos podrían verlos y simplemente se dejaron llevar.

Paso un buen rato antes de que cualquiera de los dos se alejara, cuando lo hicieron Kageyama se puso de puntas para alcanzar otra vez la boca de Tsukishima y está vez empezar un beso más intenso, el rubio mordió el labio inferior del peli negro causando que abriera la boca para poder introducir su lengua.

Cuando finalmente terminaron de besarse ya se podían ver algunas estrellas en el cielo, al principio los dos permanecieron en total silencio hasta que el de lentes tomó la iniciativa y habló.

-Yo... Bueno por si no quedó claro después de todo esto pues... Me gustas Kageyama.

-Tú... Tú también me gustas mucho Tsukishima, desde hace un tiempo la verdad pero no sabía que hacer es que...

-Ya se ok, pero de verdad no sabía cómo más acercarme a ti.

-¿Y la mejor forma que encontraste fue molestandome?

-Bueno tú también me seguías la corriente.

-Pero eso es porque no sabia que mas hacer, me pone nervioso tenerte cerca.

-Bueno ahorita me tenias bastante cerca y no te veías nada nervioso.

-Ahhh basta, es... es diferente.

-¿Entonces te pone más nervioso hablar conmigo que besarme? - el rubio no perdió la oportunidad de poner una sonrisa pícara en su cara.

-¡Si! Así que callate y bésame.

-Jaja como quieras majestad.

-No me digas así. - dijo mientras ponía un pequeño puchero en sus labios.

El rubio solto una carcajada mientras volvía a juntar sus labios, esa noche volvieron juntos a sus casas.

Al día siguiente en la práctica se podía oír la pequeña pelea que la ahora pareja estaba teniendo.

-¿Caray qué ustedes dos no se pueden llevar bien? - preguntó con cansancio Daichi mientras veía acusatoriamente a sus primeros años.

-Es que capitán, Tsukishima...

-No quiero escuchar las quejas, simplemente acaben la pelea y continúen.

El resto del equipo observó como los dos primeros años se disculpaban y seguían con su entrenamiento, aunque Suga noto como ahora Kageyama veía de manera un tanto diferente al de lentes, pero prefirió no comentar nada.

Cuando la práctica terminó Kageyama empaco sus cosas rápidamente y se despidió de todos para quedarse en una esquina del gimnasio, se quedó escondido ahí hasta que vio al rubio salir y despedirse de Yamaguchi.

Los dos se encontraron en la esquina donde estaba Kageyama y empezaron su caminata hacia el hogar del menor, en un momento dado Tsukishima estiró su mano y tomó la mano contraria entrelazando sus dedos.

Ninguno lo diría en voz alta, pero de verdad estaban muy felices de haber tenido esa pelea el otro día.

Oneshots tsukikageDonde viven las historias. Descúbrelo ahora