ballet academy {Pedro Pascal}

242 30 3
                                    

Cuando Isabelle llegó a nuestra vidas debo admitir que mis miedos fueron más grandes que la alegría que cualquier padre primerizo debería sentir ante su próxima paternidad. Tuve dudas, miedos y conflictos internos por meses hasta que ver su pequeño rostro y escuchar aquel grito enfadado que indicaba su llegaba a este mundo fue suficiente para cambiar mi perspectiva y saber que mis decisiones y acciones siempre fueron las correctas.

Es la niña más hermosa que puede existir en este planeta, es una copia exacta de la mujer que ha traído luz a mi vida. Me derrite con esos grandes ojos claros, sus mejillas regordetas y sus rizos siempre bien peinados y no puedo estar más satisfecho por el rumbo al que me han llevado mis decisiones los últimos años.

Sé que su infancia no ha sido simple por crecer con un padre que se ausenta por periodos variables de tiempo y aunque su madre hace de todo para tratar de distraerle no es suficiente. Últimamente tratamos de mantenerle ocupada con diversas actividades pero sé que la mayor parte del tiempo nota mis ausencias y sufre por ello... Pero con cinco años recién cumplidos parece empezar a manejar la situación como toda una experta.

—Pero ese día es mi recital de baile, ¿No estarás ahí?.—Cuando hace pequeños pucheros con sus labios me dobla por completo y hace que me cuestione toda mi vida actoral.

—Estaré aquí a tiempo, solo me iré cinco días para terminar un par de grabaciones de la nueva película de papá.

—Si, pero no vayas a faltar a mi recital, ¿Me lo prometes?.—Como amo esos preciosos ojitos. ¿Cómo podría atreverme a fallarle?

—Te lo prometo, pastelito. Ahí estaré en primera fila a un lado de mamá y te llevaré flores como toda bailarina debe recibir después de un recital.

—¿Con el meñique?.—Su pequeño dedo aparece en mi campo de visión mientras me dirige una mirada sería llena de ilusión.

—Con el meñique. Dale un beso a papá que te extrañaré mucho.

—Vuelve pronto, te quiero mucho.—Sus abrazos me dan vida. La quiero más que a mi mismo.

—¿Si llegarás a tiempo, cierto?.

—Si, cariño. Solo tengo que grabar un par de escenas, llegaré a tiempo. Cuida bien de mi pequeñas, las extrañaré mucho.—Me sonríe dándome calma, siempre es así cuando debemos separarnos. Es mi ancla en vida. Beso sus labios con discreción ante la mirada intrigada de mi nena quien no tarda mucho en volver a correr hacia mi y darme un fuerte abrazo antes de verme partir.

.

—¿Está todo bien, Pedro?.—Mi mirada no miente y mi agente puede notarlo. Realmente me partiría el corazón no ver el esfuerzo de mi hija en ese recital.

—¿Estaré de regreso para el día viernes, cierto?

—Si todo sale bien con las grabaciones así debe de ser, ¿Porque?

—Ese día tengo algo muy importante que hacer en casa. No puedo faltar.—Ya estaba anotado en mi calendario y cuando algo se encuentra ahí, debe de cumplirse al pie de la letra.

.

Corro como loco por todo el aeropuerto sin importar las miles de miradas consternadas a mi alrededor, supongo que el permanecer despierto más de un día y medio y ni siquiera haberme cambiado el vestuario del set me da un aspecto rarisimo pero no importa, tengo que llegar a como de lugar.

Una florería me ha quedado de paso durante mi extraño viaje por la ciudad así que consigo el ramo más grande y bonito que encuentro para montarlo en el auto sin importar que tal vez Izzi ni pueda sostenerlo por si misma. Ella lo merece todo.

Respiro con alivio al notar que el gran evento aún no ha iniciado, tomo un minuto en el sanitario para lavar mi rostro y llamar a mi amada mujer quien guardó con cariño un asiento para mí.

Sé que muy en el fondo, el deseo de verme en ese recital no era solo de Izzie.

Su sonrisa se ensancha tanto que puedo ver a la distancia los pequeños huequitos que delata sus dientes faltantes. Me saluda con discreción, seca sus manos en el bonito y esponjado tutú rosado para esperar paciente por el inicio de la melodia que bailará. Luce tan bonita.

La energía que emana es pegajosa, sonríe con muchas ganas y da todo de si en el escenario, es asombrosa y no lo dijo solo por ser su progenitor. Esa pequeña pulguita qué brinca con emoción tiene todo para ser una gran bailarina profesional, y si ese es su sueño haré todo lo que este a mi alcance para ser su soporte.

—¡Si llegaste!, ¿Viste mi baile, papi?

—Te dije que estaría aquí, pastelito. Estoy muy orgulloso de ti. Mira, te he traído flores.

—Me importa más que hayas llegado. ¡Ven, te presentaré a mis amigas! Ellas no creen que el Mandalorian es mi papá.—Ay Izzie, no te cambiaría por nada.

𝔻𝕀𝕃𝔽 𝕀𝕀 {Pedro Pascal One Shots} Where stories live. Discover now