come back home {Francisco "Catfish" Morales}

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El silencio no es de mi agrado. Debe ser dificil de creer para una madre que se dedica exclusivamente a su hogar pero es la verdad. Es extraño no escuchar el televisor reproducir un documental de National Geographic sobre el océano o el pequeño altavoz en la cocina reproduciendo el audio de algún video sobre aviación.

El olor a café recién molido no se ha sentido en días al igual que el olor del pasto recién podado o de los famosos panqueques al estilo Catfish. Nada es igual cuando Frankie no está.

Solo serían cuatro días de ausencia... solo se ocuparían de una misión con viejos colegas y volvería con nosotras pero ya ha pasado una semana y no ha regresado.

El primer día fue difícil. Se marchó por la mañana, antes de que pudiese despertar y despedirme quedándome solo con el recuerdo de la noche que pasamos juntos. Nuestra pequeña bebé solo tiene dos meses en este mundo, per ha notado la falta de calor paterno y extraña su forma de arrullarla por las noches. Sé que volverá a casa porque siempre lo hace pero la sensación de desasosiego en mi pecho no me ha abandonado. Tal vez sea el tipo de misión o la falta de información acerca de la misma, algo me dice que no será igual que las misiones anteriores.

—Ven aquí, bebita.—Sus bonitos ojos marrones son idénticos a los de su padre y eso slo me hace extrañarlo de sobremanera.—¿También extrañas a papá? Tranquila, sé que volverá pronto con nosotras.—Como deseo tenerlo en casa pronto.

Estas últimas noches he decidido dormir con mi pequeña hija dejando que éste ocupe el puesto vacío a mi lado solo para sentirme más segura con su presencia cerca. Mi reloj en la pared marca las tres con cuarenta de la madrugada cuando ruidos extraños comienzan a escucharse en la entrada principal. Mi corazón se paraliza y rezo en silencio porque no se trate de un ladrón o peor aún... un fantasma.

Mi estómago se revuelve y mi cabeza da mil vueltas al pensar en las miles de situaciones que podrían salir mal pero mi corazón comienza a calmarse al escuchar el sonido de la televisión encenderse.

—Tranquila, pequeña. Creo que papá está en casa.

Frankie ha dejado su mochila en el suelo y ha vaciado sus bolsillos en el bowl a un lado de la puerta. Sus botas se encuentra dentro del armario y se encuentra sentado en el sofá con una botella de cerveza en su mano izquierda. No parece muy atento a su alrededor porque me he podido acercar a él sin que me note.

—Oh mierda, me sacaste un susto de muerte.—Ríe con nerviosismo y se pone de pie gustoso por abrazarnos. Se ha afeitado y la camisa que trae puesta nunca la había visto, su rostro luce cansado y su mirada refleja algo de tristeza. Algo ha pasado.

—¿Está todo bien, Frankie?.—Muerde sus labios hasta formar con estos una sola línea, toma a mi pequeña en brazos y abraza su pequeño cuerpo en busca de obtener algo de calma.

Tom ha muerto. Ha sido muy difícil nuestro regreso desde entonces.

—Lo siento mucho, cariño.—Le abrazo tanto como el cuerpo de aquella bebé me lo permite y buscamos algo de confort en nuestros brazos. Puedo sentirle sollozar cuando su mentón descansa sobre mi coronilla y con ello no puedo imaginar lo duro que ha sido vivir aquella situación.—Sé lo mucho que apreciaban a Tom.

—Aún no entiendo como pasó. Sentí tanto miedo de tan solo pensar que no volvería a verlas. Pensé en cuanto dolor te causaría y como Anna crecería sin un padre, no fue agradable.

—Lo importante es que estas en casa, como lo has prometido.

—Cuando terminó la misión y repartimos los bienes tomamos la decisión de dejarle nuestras ganancias a su familia, lamento no haber traído dinero a casa esta vez.

—No importa, cariño. Solo no vuelvas a irte, por favor. No tienes idea de la angustia que sentía al ver los días pasar y no saber sobre ti. Buscaremos la manera de salir adelante, te lo prometo.

Hazme prometer... que nunca volveré a dejarles solas. Por más grande que sea la recompensa, no lo valdría si eso significa perderles.

Asiento y dejo que sus labios se unan a los míos en un beso que llevo anhelando días enteros. Acordamos tener un desayuno nocturno y escucho con atención todas sus anécdotas en aquella peligrosa travesía.

𝔻𝕀𝕃𝔽 𝕀𝕀 {Pedro Pascal One Shots} Where stories live. Discover now