flu {Marcus Moreno}

240 19 1
                                    


¿Que puede derrotar a un gran superhéroe que se ha mantenido invicto por años y ha sido el líder discutible del grupo de Héroes más importante del país? Una gripe.

Una. Simple. Gripe.

Un resfriado estacionario muy común por la temporada ha llegado a casa de los Moreno y nos ha hecho pasar una semana algo caótica. Missy ha sido la primera en comenzar a presentar aquellos irritantes síntomas tan característicos de un resfriado común pero no fue nada que no pudiese vencer con descanso y un par de tabletas de Acetaminofén.

Marcus es un excelente padre tratándose de los asuntos referentes a su única hija. En cuanto su hija le ha llamado para avisarle sobre sus dolencias no duda en ir a buscarle, conseguir medicamentos por montones y hacer un largo viaje al supermercado para conseguir los suficientes ingredientes para preparar sopa de vegetales que su madre le ha enseñado a preparar hace años como para servir a una familia de doce a pesar de ser una bonita familia de tres en expansión. También ha sido un excelente doctor que procura a su pequeña, le mima y revisa que se sienta mejor cada hora por día... hasta que me despierta por la madrigada con un fuerte quejido.

Cielo.—Grita como si estuviese a océanos de distancia cuando solo me he levantado a baño el cual se encuentra a cuatro metros de distancia.—Me duele.

Escucho como aclara un poco su garganta y suelta un pequeño gimoteo al intentar moverse. No se escucha muy bien.

—Estás ardiendo, cariño.—Murmuro al sentir su piel caliente bajo el dorso de mi mano.

—No es momento para tratar de seducirme. Me siento terrible, ¿Qué hora es?

—No seas tonto.—Dejo dos pequeños besos en su frente antes de separarme de él para tomar un termómetro.— Casi son las seis, será mejor que llames a tu trabajo y te reportes enfermo.

38.5 grados.

—¿Es grave? Dime algo.

—Tienes fiebre. Ve a darte una ducha. Te traeré un par de analgésicos y dormirás un poco más. Yo me encargo de llevar a Missy a clases.

Solo me toma dos minutos caminar hacia el botiquín de medicamentos que almaceno en la cocina y tomar de él un par de píldoras aprovechando el viaje para tomar una de las bebidas con electrolitos que he comprado hace poco y volver a su lado. Sigue en la misma posición y parece no querer siquiera dar un paso fuera de las sáabanas.

—Vamos, Marcus. Tenemos que bajarte la fiebre o solo se pondrá peor.

—¿Me acompañas?.—Es como un niño pequeño. Debí ser advertida antes de dar el sí, acepto frente al juez.

Sus ojos están algo enrojecidos por el constante escurrimiento nasal y lucen algo tristes. Sus mejillas se han tornado algo rosadas y sus labios están algo pálidos. Le ha pegado duro el virus.

Ven, grandulón. Nos daremos un baño.

El color rojizo ha disminuido un poco y su semblante está un poco mejor después de pasar unos minutos en la ducha pero sigue sintiendo dolor en todo su cuerpo. No para de quejarse con cada paso dado para llegar a nuestra cama y me ha pedido un par de mantas extras por los repentinos escalofríos.

Una vez que me he asegurado de verle tomar aquellas píldoras comienzo la misma rutina de todas mis mañanas agregando a la misma llevar a mi hija a sus clases. Honestamente no puedo hacer mucho más porque mi moribundo esposo pide atención cada diez minutos sin falta.

—Cielo.

—¿Qué sucede, cariño?. ¿Ya has terminado tu almuerzo?.—Acaricio un poco su cabello algo esponjado antes de comenzar a ordenar su mesita de noche, justo donde ha dejado su plato vacío y un par de pañuelos.

—¿Puedes llamar a mi abogado? Tengo que arreglar mi testamento.—No ha salido de la cama en todo el día, su estómago ha logrado retener algo de alimento pero la fiebre no ha podido ceder del todo. Es un avance pero aún queda camino.

—¿Porqué eres tan dramático?.—Me mira ofendido ante la sonrisa divertida qu se ha colado en mis labios.—Por la noche te sentirás mejor, ya lo verás. Es solo un resfriado.

—¡Estoy muriendo! Estoy perdiendo mi fuerza. Voy a morir.—Hombre tenía que ser.

—Dame dos minutos, te traeré algo que hará que te sientas mejor.

Realmente no tengo nada que lo pudiese hacer sentir mejor así que solo he recurrido urgentemente a una videollamada con mi suegra en busca de algún dato que pudiese ayudarme a sobrevivir esta extraña etapa virulenta.

—Te he traído un té de miel, bébelo mientras está caliente.—Su mirada brilla con algo de alivio y alegría, recibe gustoso la humeante taza de mis manos y se toma su tiempo para degustar aquel líquido endulzado.

—Siempre que bebo este té recuerdo mucho cuando era un niño. Mamá es na genio. Gracias por cuidarme, cielo.

—En la salud y enfermedad, súper hombre.—Me sonríe con cierta vergüenza haciendo que no resista el deseo de dejar un beso en sus labios.

—Voy a enfermarte y no quiero.

—Después de dos enfermos en casa parece que soy inmune.

Claro que no lo fui y solo fue cuestión de dos días para apartar un resfriado nivel diablo.

—Tedie que no era buena idea que me besaras.

¿Puede un superhéroe salvarme de un cuadro gripal? Lo averiguaremos.

𝔻𝕀𝕃𝔽 𝕀𝕀 {Pedro Pascal One Shots} Where stories live. Discover now