'tis the damn season {Javier Peña}

479 20 2
                                    

"Podríamos decir que estamos de acuerdo, puedes llamarme amor por el fin de semana."

Nunca esperé volver a verlo después de aquella última charla hace cinco años. Luce más imponente y serio, su cabello no es igual de negro que antes y sus facciones parecen ser más duras que antes. El paso de los años le ha sentado bien físicamente pero no tengo idea de si ese corazón tan grande que conocí se ha encogido hasta la nada.

Puede observarle como procura a su padre durante toda la reunión vecinal y evade con sonrisas forzadas los comentarios de nuestros vecinos quienes le recuerdan el gran sujeto que es por dedicar su vida a atrapar delincuentes por su patria. Algo no anda bien, puedo verlo en su rostro pero no sé si algún día lo descubriré. ¿Cómo recuperar una amistad ya perdida por el tiempo?

—Hijo, ¿Porque no la saludas? Ustedes eran muy buenos amigos, debe estar muy contenta por ti.—Sin tan solo lo supiera, señor Peña. Le escucho casparrear levemente y como sus pesados pasos se dirigen hacia mi. Y mi primer instinto es quedarme estática frente a la cerca tomando con nervios un cigarrillo de mi bolsillo.

—¿Quieres uno?.—Tonta, tienes un lustro sin saber de él... ¿Y esto es lo mejor que puedes hacer?

—No, gracias. He intentado darle un respiro a mis pulmones usando chicles con nicotina.—Dice con cierta ironía.—Luces muy bien.

—¿Qué hace un ocupado agente de la DEA en un pueblito como este? Pensé que no querías volver a esta ciudad, siempre fue tu sueño dejarla atrás.—Aún no me atrevo a mirarle a los ojos, no quiero ver como sus ojos de cachorro triste me miran como si fuese su única esperanza.

—Solo estaré por aquí durante las fiestas. No quería que papá estuviera solo, además...—Solo suspira y no sigue hablando obligándome a mirarle de frente. Ese rostro cansado aún conserva algo de dulzura. ¿Aún hay una pizca de sentimiento mutuo?.—¿Estás saliendo con alguien? Escuché a papá hablar con tu madre sobre un compromiso...

—No.—Interrumpo su palabra.—Terminé mi compromiso hace dos años. Solo duró un año, no funcionó.

—Una lástima escuchar eso.—Murmura pero sé perfectamente que está sonriendo.—Es difícil tener una relación cuando estás en un país completamente diferente, no puedes confiar en muchas personas.—Si quisiera saberlo lo hubiese preguntado, Javier.

—Puedo imaginarlo.

—¿Te gustaría salir a tomar algo? Por los viejos tiempos.

—Por los viejos tiempos.—Asiento. Su mano golpea mi hombro con cariño y se aleja sin más. No hace falta nada, él sabe donde encontrarme. Siempre lo sabe.

Una vieja camioneta ya se encuentra frente al mismo parque en el que solíamos jugar hasta el cansancio cuando éramos solamente unos niños que compartían miles de juegos y sueños. Puedo verle esperarme con paciencia recargado en la caja de carga jugueteando con una cajetilla de cigarrillos en sus manos, río en bajito al saber que no duraría mucho tiempo en abstinencia.

—Sabía que no durarías tato tiempo sin veneno.

—No tienes idea de cuanto me ha costado. ¿Estás lista?.—Permito que me guíe hacia aquella vieja troca y nos lleve hasta el único bar abierto en este viejo lugar.

Las risas no faltan, siempre ha tenido un gran sentido del humor a pesar de sus vivencias. Me escucha con atención cuando me pide algo de contexto sobre mi triste vida pueblerina y omite de manera inteligente las malas experiencias vividas en su tiempo en Colombia. No puedo culparlo por ello, su mirada refleja dolor y eso hace que también lo sienta. Sigue siendo el mismo niño que me robó el corazón y la bicicleta cuando éramos unos niños de once años y el mismo hombre que rompió mi corazón hace cinco años cuando se marchó dejándome aquí a la deriva sin darme un final.

𝔻𝕀𝕃𝔽 𝕀𝕀 {Pedro Pascal One Shots} Where stories live. Discover now