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—Te ves bien —Elogió el señor Park apoyándose en el marco de la puerta al ver a su hijo frente al espejo de su habitación, acomodándose una antigua chaqueta de jeans que tenía guardada en el armario.

—¿No es extraño? —Preguntó apenado dándose la media vuelta y mirándose a sí mismo, hace tiempo su padre se la había obsequiado pero jamás la utilizó.

—No —El hombre entró al cuarto y sonrió disimuladamente al ver el dinero que estaba en la cama que pertenecía a los ahorros del adolescente —¿Irás a una cita?

—No es una cita —Sus largas pestañas se agitaron con rapidez —Con Sunoo solo iremos a la feria.

—Un viernes en la noche —Levantó las cejas y apretó sus labios para no sonreír ampliamente. Era una cita y le causaba ternura que su hijo lo negase.

—Sí —Dijo Jongseong con nerviosismo —Ya me voy —Tomó sus pertenencias y salió de la habitación con las mejillas sonrojadas.

Estuvo cerca de quince minutos esperando ya que había llegado antes de la hora acordada, de pronto levantó la cabeza y vio a Sunoo cruzando la calle acelerando a su corazón, el pequeño llevaba una sudadera gris de Mickey Mouse, un pantalón deportivo color negro que se ajustaba a sus piernas y cómodas vans.

—¿Llevas mucho esperando? —Preguntó el menor y Jongseong negó con la cabeza.

Los ojos de Sunoo se iluminaron con las hileras de las redondas luces que adornaban la feria, los juegos, las casetas y la enorme rueda de la fortuna lo emocionaron tanto al girar el rostro hacia Jongseong el mayor no pudo evitar sonreír.

Pero su sonrisa desapareció apenas Sunoo ganó pescando en una piscina inflable y pidió su primer premio; las orejitas de Minnie que estaban en las repisas de atrás.

—Estás loco si piensas que me pondré eso —Dijo el mayor dando un paso hacia atrás.

—Son lindas.

—Olvídalo.

—Jongseong —Lo regañó haciendo un puchero.

—Se verán más lindas en ti —Tomó las orejas y las colocó sobre la cabeza del pequeño —¿Lo ves? Combinan con tu ropa.

Sin embargo, no sirvió de nada, Sunoo no tardó en volver a jugar en otra caseta, luego de subirse al carrusel y arrastrar a Jongseong a subirse con él, en esta oportunidad canjeó su premio por las orejas de Mickey, el mayor rodó los ojos dándose por vencido y se agachó a la altura del pequeño permitiéndole que las colocara en su cabeza.

Comieron algodones de azúcar que terminaron compartiendo y continuaron divirtiéndose en las casetas de juegos sin importar lo malos que eran, con globos, dardos, bolos y argollas, también se subieron a la rueda de la fortuna pero Jongseong se negó rotundamente a entrar a la casa del terror.

Al ver una cabina de fotografías entraron a ella, Jongseong detrás del pequeño colocó las manos sobre sus hombros y sonrieron destacando la diferencia de estaturas, luego se agachó para estar a la misma altura en la segunda captura donde los dos miraban hacia adelante, en la tercera Sunoo rodeó el cuello de Jongseong con sus brazos acercándolo más a él, colocando su mejilla junto a la del mayor, al alejarse se miraron a los ojos y Jongseong apretó su mejilla en modo de regaño haciéndolo sonreír, esa fueron las últimas capturas antes de que saliera la tira de fotografías.

—Oh —Los labios de Sunoo se separaron ligeramente y sus ojos se abrieron más de lo normal.

—¿Qué ocurre? —Preguntó Jongseong sin entender su reacción.

—¡Qué lindo!

—¿Q-Qué? —Tartamudeó sonrojándose.

Sunoo tomó su mano y caminó hacia la caseta que estaba detrás de Jongseong, encantado con el peluche de oso panda en la repisa, era de tamaño mediano, tenía un lindo corbatín celeste y las mejillas sonrojadas, preguntó cómo podía conseguirlo y la chica le explicó que debía derribar al patito de hule que estaba al final de la caseta, tenía cinco intentos con pelotas de colores, confiado Sunoo las lanzó hasta que sus manos quedaron vacías.

—¿Pero qué es esto? —Exclamó frunciendo el ceño al ver como Jongseong reía —Bien, te declaro la guerra —Le habló al patito.

Pidió cinco pelotas más pagando por ellas.

—¡No puedo hacerlo! —Exclamó frustrado al no conseguir derribarlo, buscó dinero en sus bolsillos y recibió cinco pelotas más —Sí, sí puedo hacerlo, te derribaré y me llevaré mi premio.

Pero falló cada uno de los tiros.

—¿De qué se trata esto, señor patito? ¿De humillarme? Cinco más por favor —Lanzó cuidadosa y estratégicamente las pelotas, no lo consiguió, el pato seguía intacto en su lugar —¡Es imposible! —Chilló Sunoo.

—¿Lo volverás a intentar? —Preguntó la chica de la caseta.

—No, no puedo —Respondió Sunoo desanimado al no encontrar nada más que su móvil en sus bolsillos —Ya me quedé sin dinero.

—¿Sabes? Me agradaste —Le dijo ella —Así que te daré una oportunidad más.

Sunoo recibió a pelota en sus manos y como si fuese un sagrado tesoro se acercó a Jongseong, el mayor ocultó la sonrisa en sus labios bajando la cabeza porque sabía lo que le preguntaría.

—Jongseong —Habló con voz suave —¿Lo haces por mí, por favor?

El pelinegro recibió la pelota azul, giró su cuerpo hacia atrás y la lanzó tirando al patito de hule al suelo. La chica de la caseta aplaudió y le entregó el peluche de oso panda, sin que él se lo pidiera pues suponía que era para su novio.

—Ahora buscaré a alguien que quiera adoptarlo —Dijo Jongseong mirando por encima de Sunoo.

—Yo —El menor tímidamente levantó su dedo índice —Yo quiero.

Jongseong se lo entregó y Sunoo lo abrazó con fuerza —Creo que nos quedan algunas casetas más para ir... —Un beso en su mejilla lo interrumpió, Sunoo bajó sus talones y le sonrió.

—Gracias.

PINK BOY - (SUNJAY) (ADAPTACIÓN)Kde žijí příběhy. Začni objevovat