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—¿Te duele? —Preguntó moviendo cuidadosamente la mano de su hijo, Sunoo levantó la mirada y negó con la cabeza, el dolor y la inflamación habían disminuido pero la zona seguía un poco delicada —Estarás bien pero por favor ten más cuidado, no me gusta que te lastimes.

Sunoo le sonrió a su mamá y agradeció su preocupación, le había mentido diciéndole que se había caído de la cama en la mañana al escuchar el despertador, no se sentía orgulloso de aquello pero no había tenido otra alternativa, al subir a su habitación y cerrar la puerta tomó entre sus manos el oso de felpa que tenía desde los tres años, era tamaño mediano y en ese entonces de su tamaño, blanco con detalles color rosa como su corbatín y el sonrojo de sus mejillas en forma de corazón.

—Perdón —Dijo mirando el osito —No quería golpearte.

Se sentó al borde de la cama y soltó un profundo suspiro, no había querido hacerlo, no justificaba la violencia y por más que Sunghoon lo molestase nunca pensaría en golpearlo.

Pero lo había considerado cuando le dijeron que no sabía pelear, provocándolo e intentando que lo hiciera creando la duda en su cabeza.

Al llegar a casa estuvo más de media hora mirando el osito de felpa en la pared afirmado con cinta adhesiva, levantó su mano, la empuñó y cerró los ojos al estirar su brazo.

Para su mala suerte golpeó la pared.

El día lunes por la mañana regresó la pesadilla de Sunoo cuando el profesor de matemáticas lo felicitó por no haber fallado en ninguna pregunta del examen obteniendo una calificación perfecta, el menor estaba feliz pero al receso algunos chicos le quitaron el examen rompiéndolo frente a él.

Y Sunoo salió corriendo con lágrimas en sus ojos.

—He estado comiendo bien —Le respondió a su abuelita sosteniendo el móvil en su oreja, caminando de un lado hacia otro en su lugar secreto sin imaginar que lo estaba escuchando la misma persona que vio el primer día sentado en una banca en la parte de abajo, porque Jongseong también tenía un lugar secreto donde podía estar tranquilo aunque por supuesto, el mayor lo había encontrado primero y ahora debía compartirlo con sus sollozos y balbuceos cada vez que lloraba —Sí, es un buen instituto, me ha gustado mucho, mis compañeros... —Hizo una pausa y se limpió las lágrimas que rodaron por sus mejillas —Ellos me tratan bien, no te preocupes.

Sunoo no tardó en darse cuenta que ofrecerse para borrar la pizarra en la clase de geografía había sido probablemente la peor idea que pudo tener al no considerar que su profesor era lo suficientemente alto como para no tener ningún tipo de dificultad a la hora de escribir desde la parte superior.

Todo lo contrario a él.

Los graciosos y a la vez tiernos saltitos no pasaron desapercibido para sus compañeros, riéndose, murmurando y burlándose de su corta estatura.

—Silencio por favor —Pidió el profesor sentado en el escritorio, revisando los informes entregados —Y mejor pongan atención a la tarea ya que lamentablemente estos informes bajarán su calificación.

—Es como un duende —Murmuró uno de sus compañeros.

En ese momento alguien le arrebató bruscamente el borrador de las manos haciéndolo girar el rostro hacia un lado.

Sunoo levantó la mirada y alzó sus cejas mirando al pelinegro frente a él, Jongseong observó su rostro de cerca, su flequillo y la boina sobre su cabeza dándole un aspecto insoportablemente adorable.

Pero lo que robó su atención fue ese lunar bajo uno de sus ojos que lo hizo fruncir el ceño.

—Gracias —Musitó Sunoo elevando tímidamente las comisuras de sus labios.

Jongseong no contestó, lo ignoró y se giró borrando la pizarra.

PINK BOY - (SUNJAY) (ADAPTACIÓN)Where stories live. Discover now