Carta 180

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Ayer en la noche le conté a Hooder sobre lo que había pasado, él me dijo que me estaba volviendo loco. Después me dijo que lo volviera a intentar, que tal vez podría estar conectado con ella. Cuando la trate de imaginar, ella no apareció, ya no estaba. Se había ido. Hooder estaba conmigo-en la vida real-el solo me miraba, esperando una respuesta.

-¿Y?-me preguntó.

-Ya no está.

-Deberías de dejar de pensar en ella. Hera te lo dijo. Solo te estás dañando.

Miré mis pies.

-¿Crees que tenga que dejar de pensarla?

-Pensar es destrucción.

Respire hondo y golpee la pared. El no me detuvo. Hooder solo me observaba.

-No puedo. No puedo dejar de pensar en ella. Hera está tatuada en mi mente.

Hooder se fue y a los pocos minutos regresó con alcohol. Tomo mi playera y me jaló. Tomo mis puños y me dio una bofetada. Se quitó su playera, abrió el alcohol y lo vació en su playera. Miré mis nudillos. Estos estaban rojos, llenos de sangre.

Hooder puso su playera llena de alcohol en ellos. Grité como una niña por el ardor. Después volvió a irse y trajo vendas y pomadas. Me puso pomada y luego los vendo.

-El amor te está matando Luke. Me preocupa.

-Necesito verla, o mínimo escuchar su voz.

Se paró y me tomó de nuevo de la playera, me jalo y salimos de la casa. Caminamos hasta el lugar en donde estaba mi roca. Sacó mi teléfono y buscó el número del bibliotecario. Marcó y esperó a que alguien contestara.

-...Podrías comunicarme con Hera, habla su hermano Emiliano.

Puso el altavoz.

-Claro-dijo Eithan.- permíteme un segundo.

-Que educado hombre-dijo riendo Hooder.

-¿Emiliano?-se escucho su voz.

-¿Tu eres Hera?-le preguntó Hooder.

-¿Quién eres tú?

-Soy un amigo de Luke, tu novio.

-El no es mi...-se quedó callada.-novio.

-El quiere hablar contigo.

Me acerco el teléfono.

-Hera-sonreí.

-¿Qué pasa?

-Siento mucho lo de tu mamá, en serio.

-No debí enviarte ese mensaje.

-¿Estás bien?

-¿Cómo te sentirías después de que te enteras que tu madre murió?

-Lo siento, no soy muy bueno dando ánimos.

-No eres bueno casi en nada.-admitió.

-No es como para que me insultes.

-Lo siento-se disculpó.

-Te extraño Riley.

-Yo no Hemmings.

Hooder hizo una expresión de dolor.

-¿Cómo te va con la familia Wilde?-cambié de tema.

- Ellos son buenas personas. Son muy amables conmigo.

-...¿Y Eithan?

-¿Qué tiene él?

-¿Cómo te trata?

-Me trata como una reina. Tú nunca podrías tratarme así.

Hooder volvió a hacer la misma expresión de dolor. Tome una roca y se la lancé.

-Debo irme-me dijo.

-¡No!-grité aterrado.

-¿Qué quieres?

-¿Crees que tu yo...

-¿Qué tu y yo qué?

-¿Qué tu y yo pudiéramos ser amigos?

-No.

Hooder iba a hacer la expresión, lo miré y se detuvo.

-¿Puedo hablar contigo mañana?

-Estoy tratando de olvidarte ¿de acuerdo? Déjame en paz.

-No quiero que me olvides.-le dije con la voz rota.

-Así deben ser las cosas.

-No, así no deben de ser las cosas. Tú quieres que sean así.

-Eithan me invitó a salir, debo irme.

-No, espérate, estoy hablando contigo.

Hera suspiró enfadada.

-¿Puedo hablar contigo mañana?-volví a preguntarle.

-No-dijo seca.

-Riley, eres la única persona que me hace sentir vivo. Déjame por lo menos escuchar tu voz. No me hagas aborrecer la vida. Terminarás matándome.

-Hoy trató de hacerlo-habló Hooder.

-¿¡Qué?!-preguntó Hera alterada.

-Mira cariño, desde el día que conocí a Luke, no ha parado de hablar de ti. Sinceramente me tiene harto, está dolido. Parece adolescente con menstruación. Hazme un favor y habla con él mañana. No te va a costar nada.

-Tú no entiendes.

-Sí, si lo hago.-él mintió.-No te servirá de nada olvidarlo, en sí, nunca terminaras de olvidar a alguien, siempre habrá algo que te recuerde a esa persona. Luke y tú nacieron para estar juntos, acéptalo.

-Mañana a las siete en punto.-dijo sin mostrar ninguna emoción en su voz.

Hooder y yo sonreímos.

Hera colgó el teléfono y volvimos a la casa.

-Espero que ya dejes de sufrir Luke.-me dijo Hooder-no me gusta verte así.

-Gracias-lo abracé.-gracias por ayudarme.

-No es nada-me devolvió el abrazo-para eso son los amigos.

Me acosté en la cama. Estaba muy emocionado. Ya quería que fuera mañana. Ya quería hablar con ella.

"Estoy tratando de olvidarte", recordé lo que dijo Hera. Era triste escuchar eso de ella. Hera me destruía con sus palabras, pero el amor que yo siento por ella, es tan fuerte que, automáticamente me reconstruye.

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