61. Tom... Ayúdame

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Me despierto en la habitación de Mattheo pero como ya es costumbre él no está a mí lado.
No me la pienso mucho más cuando me levanto aún medio dormida de la cama y me dirijo al baño. Me lavo la cara, me cepillo los dientes y me cepillo el cabello, utilizo el maquillaje necesario que tengo en la habitación de Matt y salgo de allí con el uniforme ya puesto.

Camino por los pasillos aún solitarios por lo temprano que es, noto una mirada fija en mí acompañada de alguien corriendo hacia mi. Me giro en alerta pero solo es Daphne, que se apresura para llegar a mí lado cuanto antes.

—¡Por fin! —suspira al llegar a mí lado agotada

—Que ganas de correr a las 8 de la mañana —bufo irónicamente y ambas caminamos hacia el comedor

No responde y solo intenta calmar su respiración. Al llegar al gran comedor me paralizo al ver a la tipa esa a un lado de Mattheo, en MI sitio. Daphne también lo nota, rueda los ojos y tira de mi muñeca hacia la mesa.
Yo me siento frente a Mattheo, al lado de Tom y Daphne se sienta a mí otro lado.

No como a penas, mantengo mi mirada fija en las personas frente a mí y en cada movimiento que hacen. Tengo ganas de clavarle el tenedor en la mano a Mattheo? Si. Pero no lo voy a hacer, no de momento.
El desayuno termina rápido y el idiota de Riddle ni siquiera me espera para ir a la próxima clase juntos, se va con ella entre risas y comentarios que no logro escuchar.

—Me cae mal, pero hay que admitir que es linda —el comentario de Pansy a mí lado hace que ruede los ojos con fastidio

—Gran apoyo amiga —agradezco irónicamente caminando hacia la clase dejándola atrás

—¿Qué? Es la verdad...

·♪☆|☆♪·

Subo a la torre de astronomía en silencio dándole vueltas en la cabeza a la charla que tuve con Tom. No me dejó tranquila, para nada. Me dejó mil dudas que no resolvió y me causó otra más.

Casi caigo de boca al tropezarme con el último escalón de las escaleras, consigo mantener el equilibrio y con las mejillas sonrojadas levanto la mirada con vergüenza.
Mierda, Tom me mira con burla y los brazos cruzados.
No lleva el uniforme debido a la hora, solo lleva los pantalones anchos que utiliza para dormir y una camisa abierta que deja sus marcados abdominales a mí vista. Sin pasar por alto el cigarrillo entre la sonrisa ladina de sus labios.

Qué calor hace de repente, ¿No?

Disimulo como puedo y camino hacia la baranda, el viento acariciando mi cuerpo y mi cabello hace que sienta el alivio después de un día de mierda. Me ofrece en silencio uno de sus cigarrillos y sin decir una palabra lo agarro y lo llevo a mi boca. Noto el humo llenar mi sistema y como poco a poco me siento más relajada.

—¿Un mal día?

Su pregunta es como la tormenta en medio de la calma, descontrola mis pensamientos y sensaciones y ahora vuelvo a estar de mal humor.

—Si, como cualquier otro. Estar aquí es una mierda, mi vida es una mierda, mi futuro es una mierda, tú hermano es una mierda y esa puta niña Anaís o como se llame es la mierda mayor —me sincero demasiado y ambos nos quedamos en silencio después de mis palabras

—Amanda —habla con timidez después de unos minutos rompiendo el silencio, corrigiendo el nombre de la chica

—¡Pues Amanda, como se llame, no me importa! ¡¿Qué mierda le pasa a los hombres cuando se trata de una mujer?! —grito con una mezcla de frustración, molestia y reproche

Él parece sorprendido por mi temperamento en este momento y decide no hablar, vuelve su mirada al horizonte observando la luna y las estrellas en un sepultral silencio.

Yo hago lo mismo y vuelvo a llevar el cigarrillo a mis labios pero está vez pasa algo distinto. Noto un pinchazo en mi abdomen bajo que me paraliza, un dolor que nunca antes había tenido. Siento que me desgarro por dentro e instintivamente contraigo mi cuerpo agachandome mientras presionó mi barriga. Tom me mira un poco preocupado y tira su cigarrillo al suelo para acercarse a mí.

Si antes me dolía ahora me están matando, siento como si alguien me abriese la barriga con un cuchillo, me retuerzo aún en cuclillas y las lágrimas caen por mis mejillas.

—¡Agghhh! ¡Ayayayay..!

Mis sollozos se hacen presentes cuando me mareo y caigo al suelo de rodillas.
Tom se arrodilla a mí lado y pone una de sus manos en mis hombros con preocupación.

—Mierda...

Escucho su susurro y miro en la dirección en la que él lo hace. Un charco de sangre se desliza por mis piernas haciendo que el pánico se apodere de mi. El bebé, mierda. Joder es verdad que estoy embarazada...

—Tom... Ayúdame, ¡Haz algo! —pido nerviosa y puedo ver como en su rostro se refleja la confusión, no sabe que hacer

La sangre sale sin parar y voy mareandome cada vez más, cuando mi vista se nubla y dejó mi cuerpo flojo por unos segundos Tom no espera más para cargarme y llevarme hacia no se dónde.
Porque solo cuando estoy en los brazos de Tom, cuando me siento segura me desmayo con las manos presionadas en mi vientre...

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MI PERDICIÓN || MATTHEO RIDDLE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora