20. El chico Gryffindor

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Estaba en la habitación de Mattheo, no compartía habitación con nadie así que teníamos privacidad.
Mientras él se daba una ducha yo inspeccionaba cada rincón de su habitación, estaba bastante ordenada, tenía libros y una gran cantidad de banderines, bufandas y posters de Slytherin y de Quidditch.

Llegué a su escritorio haciendo que una foto llamara mi atención.
En un marco negro que tenía forma de serpiente deslizándose estaba una foto de Mattheo y Tom de pequeños, le daban un beso en la mejilla a una mujer de pelo negro, bastante linda, asi que asumí sería su madre. Porque Tom me la había descrito bastante parecida. Un sentimiento de ternura inundó mi corazón y una tonta sonrisa inconsciente apareció en mi rostro.

Me tumbé en la cama y miré al techo, sin saber que mas hacer.
Como siempre, llevaba mi libro conmigo, así que me decidí a leerlo mientras lo esperaba.

Después de un rato y varios capítulos del libro, Mattheo salió del baño con una toalla al rededor de su cintura, tenia el cabello mojado y varias gotas caian por sus abdominales y brazos.
No fui consciente de que me quedé embobada mirándolo, como secaba su cabello, su rostro perfectamente armónico, su cuerpo musculado y la perfecta vista que tenía de todo eso desde aquí.

-Preferiría que en vez de mirarme me tocaras- dijo con una sonrisa burlona sacandome de mi trance.

-¡Baboso!- le tiré una almohada riendo y el la esquivo con diversión.

Siguio arreglando su pelo frente al espejo y volvió al baño.

-¿Podrías escoger mi ropa mientras termino de prepararme linda?- pregunto asomándose por la puerta del baño con una sonrisa inocente.

-Si, claro- dije levantandome de la cama, directa a su clóset para mirar las opciones que tenía.

Tenía bastante ropa, me costó pero me decidí por un suéter verde oscuro, unos pantalones negros y unos zapatos negros también.
Algo básico porque solo íbamos a dar una vuelta por los jardines y ya estaba oscureciendo.

Puse el conjunto sobre los pies de la cama y volví a tumbarme.
Comencé a ojear las páginas del libro mientras Mattheo seguía dentro del baño.

-¡Comadreja pásame unos boxers!- grito desde dentro del baño.

Mis mejillas se tornaron del color de mi pelo y me levanté de la cama acercándome a la puerta del baño.

-Se que lo has hecho intencional, ¿Donde están?- dije al estar pegada a la puerta, casi que pude ver su sonrisa de burla.

-Solo se me olvidaron, están en el segundo cajón- respondió del otro lado de la puerta y yo rodé los ojos.

Me acerqué al dichoso cajón y con un rubor insoportable en mis mejillas agarre uno negro, el primero que encontré. Volví a la puerta del baño y toque tres veces, al segundo toque la puerta se abrió levemente y extendí mi mano dentro sin mirar.

-Muchas gracias...- dijo con un tono de voz divertido agarrando los boxers.

Cerré la puerta y volví a la cama.
A los minutos Mattheo salió solo con un bóxer y yo escondí mi cara entre las almohadas haciendo que él riera.
Se vistió frente a mí pero yo no fui capaz de levantar la mirada aunque tenía la tentación.

-Ya está- dijo y yo por fin levanté la mirada de las almohadas.

Mi pelo estaba levemente revuelto y mis mejillas seguían con un rubor bastante notorio.
Se acercó lentamente y se tumbo sobre mí, ambos tumbados en la cama.

-¿Te he dicho ya lo linda que te ves ruborizada?- dijo con diversión y yo desvíe la mirada.

Posicionó una de sus rodillas entre mis piernas abriéndolas y metiéndose entre ellas. Yo seguía en uniforme a si que la falda no hacia mucho en esa posición, él tenía su peso sobre sus brazos para no lastimarme y acariciaba mi cabello con una de sus manos.

-Eres muy lindo- dije después de un silencio mutuo y él dejó un corto beso en mis labios.

-Si esto es una competencia sobre quién es más lindo, yo salgo
perdiendo- dijo ingeniosamente y yo solté una risita.

-Eres tonto- dije riendo y el comenzó a hacerme cosquillas, haciendo que me revolviera bajo su cuerpo entre carcajadas.

-Un imbécil bastante lindo, ¿No creés?- dijo divertido después de un rato haciéndome cosquillas.

Yo todavía me estaba recuperando cuando le dediqué una mirada burlona.

-Si tú lo dices- con todas mis fuerzas logré girar y quedar ahora yo sobre él.

Se sorprendió bastante y puso sus manos en mis muslos comenzando a acariciarlos de arriba a abajo, mirando detenidamente mi cuerpo.
Sus manos subían cada vez más y pronto comenzó a levantar mi falda con sus caricias.

De repente un fuerte golpe en la puerta lo hizo sentarse rápidamente sobre la cama aún conmigo en su regazo -¡Joder!- susurró con molestia rodeando mi cintura con sus brazos y miro la puerta esperando si se volvía a escuchar el ruido.

-¡Mattheo abre de una vez!- grito Theodore al otro lado de la puerta golpeándola de nuevo.

Me baje de su regazo y Mattheo me indico que me metiera al baño, así que lo hice. Vi como acomodaba sus pantalones en la zona de su entrepierna y se acercaba a la puerta con una clara expresión de molestia.
Cerré la puerta en cuanto Mattheo puso su mano en el pomo de la puerta abriéndola.

-¿Qué mierda quieres? ¿Tenía que ser ahora?- la voz molesta de Mattheo se escuchó mientras Theo soltaba un suspiro.

-Ni siquiera estabas haciendo nada- dijo mi amigo y se escuchó como se sentaba en la cama.

-¿Qué quieres?- dijo secamente Mattheo.

Pensé en dejar de escuchar y alejarme un poco de la puerta pero lo que escuché me hizo más bien pegarme a la puerta para escuchar mejor.

-Veo que no estás de humor así que seré breve. He escuchado que Lexi está saliendo con alguien- dijo y escuché un suspiro de Mattheo.

-¿Y eso a mí que?- dijo Mattheo riendo levemente.

-Vamos, se sabe que te gusta- dije Theo y le siguió un silencio.

-No digas tonterías, es imposible que ella me guste- dijo y mi corazón se estrujó un poco la escucharlo aún sabiendo que solo estaba fingiendo.

-Si tu lo dices, solo te aviso que Draco me ha dicho que seguramente sea un Gryffindor- dijo mi amigo y se escuchó como se levantaba de la cama.

-¿Un Gryffindor?- la voz de Mattheo cambio a una de leve molestia y confusión.

-Si, Draco dice que la ha visto varias veces con un chico Gryffindor- dijo y salió por la puerta escuchándose como la cerraba al salir.

¿Un Gryffindor? Solo hablé con un chico que se llama Mason porque estaba interesado en Daphne y le estaba dando algúnos consejos.

Salí del baño, en mi cabeza seguían las palabras de Mattheo. Aunque sabía que era una tontería ya no me sentía de tan buen humor.

-Me tengo que ir- dije dirigiéndome hacia la puerta rápidamente.

Pero su mano agarró bruscamente mi muñeca haciendo girar para mirarlo.
Una expresión de molestia descansaba en su rostro y tensaba su mandíbula.

-¿Qué chico Gryffindor? Quiero nombres- dijo seriamente y yo me intenté soltar de su agarre pero me fue imposible, solo conseguí que hiciera más fuerza.

-No es nadie, solo lo ayudaba a conquistar a Daphne- dije mientras un quejido de dolor salía de mi boca.

-Si claro, ¿Y te habla a ti, no?- dijo acercándose.

-Me haces daño Mattheo, te juro que no es nadie- dije y por fin me soltó.

-¿Como se llama?- dijo seriamente.

-Mason Anderson- dije con la cabeza agachada y el dejó un beso en mi frente.

-Bien... ¿Vamos a ir a los jardines?- dijo como si nada hubiera pasado colocándome un mechón de cabello tras la oreja.

-no me encuentro muy bien, te veo mañana- dije dándole un beso en la mejilla y salí casi corriendo de su habitación.

Pase sin que me vieran hacia la mis y no salí de ahí en toda la noche, ni siquiera fui a la cena, solo quería estar sola...

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MI PERDICIÓN || MATTHEO RIDDLE Where stories live. Discover now