12. Tu Bipolaridad

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Las vacaciones habían pasado volando, el comienzo de las clases ya estaba aquí de nuevo.
Mis navidades se resumían en gritos, peleas y soledad, y a diferencia de mis hermanos yo estaba deseando entrar de nuevo a Hogwarts.

Me subí al expreso y comencé a buscar a mis amigos.

-¡Lexi!- saludó Astoria en mitad del pasillo.

-¡Tori!- dije dándole un cálido abrazo.

-Ven, están aqui- dijo y me llevo de la mano a los sillones donde mis amigos se encontraban discutiendo de Quidditch.

-¡Mi amor!- grito Daphne al verme haciendo que todos se asustarán y mirarán en mi dirección.

No me dio tiempo a reaccionar cuando Daphne se tiro sobre mi y ambas caímos al suelo, Daphne cayó sobre mi y yo me di un golpe en la mejilla con una esquina.

-¡Perdón!- dijo inmediatamente quitándose de encima mía.

Se escuchaban las sonoras carcajadas de mis amigos de fondo mientras yo sostenía mi mano derecha sobre mi mejilla.

-¡¿Por qué siempre tienes que ser tan bruta?!- dijo Astoria indignada mientras se agachaba a revisar mi rostro.

-Ya he pedido disculpas- dijo Daphne sentandose a mí lado en el suelo.

Me levanté del suelo con las hermanas detrás de mi y me senté junto a Tom.

-Joder, vaya golpe- dijo pasando uno de sus fríos dedos por mi mejilla.

-Te has dado bien, pensé que no había sido tanto- dijo Draco dejando de reír.

-¿Qué tengo?- dije tocándome la zona.

-Tienes un morado y una pequeña herida, linda- comentó Enzo con tranquilidad y yo solo bufé, no había llegado ni a Hogwarts y ya estaba herida.

-Toma- dijo Theo lanzándome un paquete de cigarrillos, tomé uno lo puse en mi boca y le pedí un encendedor pero él se acerco con su cigarrillo en la boca y encendió el mío con el fuego que salía del suyo.

-¿Sabeis de que me he enterado?- dijo Blaise y todos lo miramos atentos.

Estuvimos todo el camino escuchando el chisme que Blaise nos contaba y poniéndonos al día.

Llegamos al castillo y cenamos, después fuimos a la sala común y todos se fueron a sus cuartos, pero yo fui a la torre de astronomía, se había convertido en mi sitio favorito

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Llegamos al castillo y cenamos, después fuimos a la sala común y todos se fueron a sus cuartos, pero yo fui a la torre de astronomía, se había convertido en mi sitio favorito.

Llegué y ví a Mattheo fumando mientras se apoyaba en la baranda.
Me acerqué sigilosamente, me puse a su lado y le quite el cigarrillo de la boca, dio un salto al notar mi presencia y miro como le daba una calada al cigarro.

-Derias avisar comadreja, casi me da algo- dijo quitándome el cigarrillo.

-¿Por qué? ¿Casi te pillo acostándote con alguna aquí? Creo que el primer día ya es bastante pronto- dije de forma sarcástica y el tenso su mandíbula.

Soltó una risa irónica y se puso frente a mí, acorralando contra la baranda.

-Aparta- dije nerviosa intentando inútilmente separlo de mi.

-¿Qué pasa pelirroja, te pongo nerviosa?- susurró, bajó su boca hacia mi cuello y podía sentir su respiración acariciar mi piel.

De repente dejo un humedo beso en mi cuello haciendo que un escalofrío recorriera mi cuerpo, se separó de mi y llevó de nuevo su cigarrillo a su boca mientras mantenía una sonrisa triunfante.

Me quedé callada mirándolo, estaba más lindo que la última vez que le vi.
El me miró cruzando su mirada con la mía y le dio una calada a su cigarro.

-Has cambiado- dijo rompiendo el silencio y yo fruncí el ceño.

-¿A que te refieres?- pregunté curiosa.

Saco el cigarrillo de su boca y señaló mi cuerpo de arriba a abajo con el, haciendo que mis mejillas se sonrojaran levemente.

-Ya no puedo meterme con tu físico comadreja- dijo con fingido pesar y yo le di un golpe el el brazo, tirando sin querer su cigarrillo al suelo.

Su mirada se dirigió a la mía y parecía bastante molesto. -¿No puedes dejar de ser una maldita torpe en algún momento?- espetó sacando otro cigarro.

-Deberias mirar tu bipolaridad Riddle- dije levantando ambas cejas y el rodó los ojos.

-Tu deberías ir a dormir, es tarde para que las niñas pequeñas estén despiertas- dijo tirando su cigarrillo en mi dirección, haciendo que me lograra hacer una quemadura en el antebrazo.

-¡Ash!- sacudí mi brazo al notar la quemadura -¡¿que se supone que haces, imbécil?!- grité mirando mi brazo.

-¡Largo, no quiero verte la cara esta noche pelirroja!- grito malhumorado empujandome hacia las escaleras.

Baje con molestia aún mirando mi antebrazo, llegué a mi habitación y busqué en el botiquín, me lo desinfecte y lo vende levemente, al menos para dormir.

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MI PERDICIÓN || MATTHEO RIDDLE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora