14. El beso

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Pasaron los días, y con ellos llegaron los exámenes.
Estaba junto a Blaise y Pansy en la sala común estudiando, ellos estaban preguntandose en el sillón mientras yo repasaba mentalmente sentada en el suelo, apoyando mis libros sobre la mesa.

-¡Joder, no me sale!- grito frustrada Pansy cubriendo su rostro con sus manos.

-Si eres boba no es nuestra culpa- respondió Blaise encogiéndose de hombros, solté una sonora carcajada y Pansy nos miraba mal a ambos.

-¿Y a esto se les llama amigos?- dijo fingiendo estar ofendida.

-Si querida, estos son amigos de verdad- respondío Blaise ganandose un cojinazo por parte de mi amiga.

Pronto comenzaron una guerra de almohadas de la que yo me desentendí mientras seguía estudiando con sus gritos de fondo.
Escuché la puerta de la sala común abrirse y levanté la mirada de mis pergaminos viendo cómo entraban Draco, Mattheo y Enzo.
Justo cuando Mattheo dirigió su mirada a mí una almohada chocó con bastante fuerza en mi cabeza, haciendo que mi cara estuviera a punto de ser estrujada contra el suelo, pero no pasó gracias a que Draco paró el golpe con su pie, colocándolo de forma que mi cabeza descansó sobre este.

-¿Por qué acabo llevándome yo los golpes siempre?- dije mientras Draco examinaba mi rostro en busca de algún golpe, pasando por alto el ya casi nulo morete que me causó Daphne.

-Tu torpeza te sigue a todos lados- dijo con simpleza Enzo sentándose en el sillón frente a mi.

Estaba sentanda en el suelo a si que tenía un sillón grande frente a mí y otro a mis espaldas, a los lados unos sillones más pequeños y justo en medio una mesa baja donde yo tenía apoyados mis libros.

Draco se sentó en uno de los sillones individuales, Blaise y Pansy en el de Enzo y los tres comenzaton a estudiar mientras Draco leía un libro.
Volví a estudiar yo también cuando Mattheo se acercó y se sentó en el sillón que había a mis espaldas.

Abrió las piernas haciendo que yo quedara entre ellas, estaba bastante cerca haciendo que sus rodillas rozaran mis hombros, no dije nada pero noté como mis mejillas se tornaban rojas, senti como agarraba un mechón de mi pelo y comenzo a peinarlo.

Pasaron las horas y Draco se había quedado dormido al igual que Mattheo, Blaise se encargó de despertar a Draco y llevarlo a la habitación mientras los otros 2 fueron a dormir debido a lo tarde que era.
Yo me quedé un rato más, cuando me di cuenta de la hora ya era de madrugada, me levanté agarrando mis cosas pero vi como Mattheo dormía incómodamente en el sillón.

Vacilé un poco pero decidí dejar mis cosas en la mesa y despertarle, me acerqué a él y lo mivo lentamente ganandome un gruñido de su parte.

-Riddle...- llamé y al escuchar mi voz sus ojos se abrieron lentamente.

-¿Qué se supone que quieres comadreja?- dijo de malhumor con voz cansada.

-Vete a tu habitación, es tarde- respondí cruzandome de brazos mirandolo.

-Que forma más extraña de pedirme que te lleve a mí habitación- dijo frotando sus ojos con sus puños, rodé los ojos y lo miré con desagrado.

-En tus sueños Riddle- afirme con firmeza.

Agarre mis cosas y subí las escaleras camino a mí habitación, dejando a Mattheo solo en la sala común.

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Habían pasado los exámenes y sorprendentemente mis notas habían sido de las mejores junto a las de Tom y Draco.
Caminaba hacia la torre de astronomía, era de noche así que no había nadie por los pasillos.
Cuando iba subiendo las escaleras escuchaba una ruidos raros.

Eran como quejidos pero parecían más gemidos, al llegar arriba el sonido se hizo más claro, por un momento pensé que era Mattheo pero una mano tiro de mi cintura poniéndome contra la pared.
Mattheo puso su mano sobre mi boca para que no hiciera ruido y aprovecho para pegar su cuerpo al mío.

-Shh- Me mandó a callar con su boca demasiado cerca de la mía.

-¿Quienes son?- pregunté en un susurro y el se encogió de hombros.

Estábamos parados en las escaleras, el me acorralaba con su cuerpo y mi espalda tocaba la fría pared, llevaba solo la camisa y la falda del uniforme, al igual que el solo llevaba su camisa y sus pantalones del uniforme.
Si pelo desordenado y sus ojos con un brillo que me hacía saber que algo no era como cualquier otro día.

Cuando dejamos de escuchar los sonidos Mattheo agarró mi muñeca y tiro de ella entrando corriendo en la torre de astronomía, nos escondimos tras una pared y los chicos que estaban salieron por las escaleras alegremente.

-Eres más hábil de lo que creí Riddle- admití con burla.

-Soy muy hábil en varias cosas- dijo con una sonrisa coqueta y yo chasquee la lengua rodando los ojos.

-Eres imbécil- dije mientras mis mejillas se tornaban de color carmesí.

-Este imbécil te está haciendo sonrojar- dijo al parecer divertido con la situación.

-Eso es mentira- afirme girando la cara a otra dirección.

-¿Segura?- pregunto acercándose a mí, sentía nuestros cuerpo rozar por la gran cercanía y su respiración chocar con la mía.

-No te soporto- dije girando mi rostro hacia otro lado nerviosa.

-Callate, sabes que es mentira- dijo confiado haciendo que mi mirada viajara a él de nuevo.

Nuestras miradas conectaron y algo en mi estómago se movió, pero lo ignoré y puse mi mejor cara de reto.

-Callame- dije simplemente.

Pensé que me golpearía, pero no, sin pensarlo dos veces puso una de sus manos en mi nuca y acortó la distancia que había entre nuestros labios, uniéndolos en un beso que transmitia necesidad y deseo.
Por un momento me quedé estática pero por alguna extraña razón mi cuerpo en vez de apartarlo le siguió el beso profundizandolo más, dejando paso para que su lengua explorara mi cavidad bucal, enredando mis manos en su pelo.

Cuando nos separamos por falta de aire caí en cuenta de la situación, me separé de él y comencé a bajar las escaleras corriendo, sin siquiera despedirme...

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MI PERDICIÓN || MATTHEO RIDDLE Where stories live. Discover now