23. Estoy harta

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-Lexi tenemos que hablar- dijo Draco sentándose a mi lado en el gran comedor.

Era la hora de desayunar y solo estábamos Tom y yo por lo temprano que era pero pronto comenzó a llegar la gente.
El rubio me quitó los cubiertos de las manos y giró con sus manos mi rostro para que lo mirase.

-Dime- dije poniendo toda mi atención en mi mejor amigo.

-Necesito tu ayuda- dijo con nerviosismo y yo fruncí el ceño.

-Lo que me pidas- dije acercándome a él para que me contase el plan.

-Me gusta alguien, y necesito una opinión femenina para hacerle una sorpresa- dijo y yo lo mire sorprendída.

Por como iban las cosas y su actitud pensé que nunca escucharía algo así del rubio.

-¿Quién es?- pregunté sonriendo y el agachó la cabeza con un sonrojo.

-Astoria- dijo y yo creí haber escuchado mal.

-¿Perdón?- dije con incredulidad.

-Que me gusta Astoria- susurro con fastidio.

-¿Astoria, mi Astoria?- pregunté aún sin creerlo.

-Si Alexa, si- dijo mirándome serio.

Rodee su cuello con mis brazos y lo abracé con emoción. Dejé un beso en su mejilla y ambos comenzamos a desayunar.
Pronto llegaron los demás y me fijé en como mi querido amigo miraba a Tori, preguntándome si yo también seria tan descarada al mirar a Mattheo.
Al que por cierto no he visto bajar al desayuno.

Con energía salí de nuestra última clase del día y corrí hacia la sala común, varias chicas estaban hablando con alguien en uno de los sillones pero no le presté atención y subí rápidamente a la habitación de Draco

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Con energía salí de nuestra última clase del día y corrí hacia la sala común, varias chicas estaban hablando con alguien en uno de los sillones pero no le presté atención y subí rápidamente a la habitación de Draco.

-Malfoy tienes que apresúrarte- dije cerrando la puerta al entrar, la habitación estaba vacía y se escuchaba la ducha encendida por lo que se estaba dando un baño.

Abrí su armario y comencé a buscar una ropa adecuada para la ocasión.
Un conjunto de pantalón y camisa negro, no demasiado elegante pero tampoco informal, coloque en orden los anillos que debería ponerse sobre el escritorio y me senté en su cama.

Salió con la toalla en la cintura y comenzó a vestirse, obviamente llevaba los boxers abajo de la toalla.
Estuvimos un rato hablando de lo que podían hacer hasta que le di la idea de llevarla a la sala de menesteres, Tom me la enseño hace un año y a Draco le encanto la idea.

Le ayude con todo lo que tenía que llevar y nos dio la hora de la cena, Draco había quedado con Tori después de la cena así que ahora estaba más nervioso que nunca.

-Buenas...- saludé al llegar de la mano de Draco a la mesa de Slytherin.

-Hola- dijeron todos a la vez y nos sentamos junto a ellos.

Estuvimos toda la cena hablando y riendo pero veía como Draco y Tori se miraban y ambos se mantenían en silencio y con nerviosismo.
Mattheo llegó a los minutos y lo vi por primera vez en el día, se sentó a mi lado y se unió a la conversación.
Colocó una de sus manos en mi muslo acariciando la zona interior y mis mejillas se tornaron rojas ante su contacto.

Al terminar la cena nos levantamos y Theodore tuvo la intención de seguir a Draco pero le agarre de la mano impidiéndole seguir.

-El va a estar ocupado esta noche- dije y todos me miraron con confusión.

-Si... Deberíamos ir a la sala común- dijo Daphne riéndose y todos comenzamos a caminar hacia la sala común.

Mattheo y yo íbamos los últimos, no hablábamos, solo mirábamos los pasillos y las luces de la luna y las estrellas traspasar las ventanas de estos.

-¿Qué va ha hacer Draco?- pregunto cortando el silencio y yo lo miré atentamente.

-No es de tu incumbencia- dije seria y el río secamente.

-¿Ahora que te pasa?- dijo parando en seco cuando nuestros amigos entraron a la sala común.

-Tu sabrás- dije en un intento de evadir la discusión y el me miró con molestia.

-No he hecho absolutamente nada- dijo alzando sus brazos mientras fruncía el ceño.

-El problema es que no te he visto en todo el día, estoy harta Mattheo- dije con frustración y él se cruzó de brazos.

-¿Ahora soy Mattheo? ¿Ya no soy Matt? No entiendo de qué estás harta- dijo acercándose a mí con ironía aunque en su cara se notaba la molestia.

-Harta de esconder lo que somos, ni siquiera sé que somos joder- dije frustrada y él pasó una de sus manos por su pelo despeinadolo.

-No tenemos opción Alexandra, esto no es lo que tú quieras o lo que yo quiera. Piensa tan solo en lo que tus padres pensarían de que estés con un Riddle, no quiero que mi padre sepa de ti porque te utilizaría para dañarme. Entiende que esto no es cuestión de nosotros- dijo con frustración y mis ojos se cristalizaron al saber que era verdad lo que decía.

-Pues lo siento Riddle, pero yo no quiero seguir con esto, no así- dije y me adentre a la sala común.

Escuché como insultaba y le daba golpes a la pared pero simplemente lo ignoré. No paré con mis amigos, subí directamente a mí habitación y me metí en la cama. Me dió pereza cambiarme así que simplemente me quede en ropa interior bajo las sábanas.

A los pocos minutos llego Daph y se quedó hablando conmigo y preguntándome que me pasaba, pero yo no le decía nada, porque no podía.

Me sentía sola, no podía desahogarme con nadie porque Tom últimamente estaba muy desaparecido y tenía el peso de un gran secreto sobre mis hombros. Mattheo seguía siendo coqueto con cualquier chica y después me metía a su cama, me dedicaba palabras bonitas y no era capaz de decirle que teníamos algo siquiera a nuestros amigos.
Y eso me mataba, me mataba no poder reclamarle nada porque era él el que acababa reclamandome cosas a mi, en tres meses que llevábamos viéndonos seriamente discutíamos por tonterías a menudo y muchas veces lo había encontrado drogado y borracho cuando no era momento.

Estaba harta de él, harta de lo que éramos y del maldito secreto que teníamos.

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MI PERDICIÓN || MATTHEO RIDDLE Where stories live. Discover now