Visita

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El anhelado día de regreso a clases había llegado, y con él, la bulliciosa reunión de estudiantes impacientes por contar sus vivencias en las pasantías. Los chicos, guiados por la emoción del reencuentro de un nuevo comienzo, se reunieron en grupos, compartiendo sus anécdotas y burlas mientras esperaban el inicio oficial de las clases.

El ajetreo y el ruido del salón fueron bruscamente interrumpidos por la voz calmada pero firme del profesor, quién, con su característica mirada penetrante logró imponer silencio y orden en el lugar.

Tras unas horas de clases, un anormal sensación recorrió las vertebras de los estudiantes. Una presencia familiar que no les resultaba del todo placentera, sin embargo, desconcian el origen de ella. Con espectante intriga, las distintas miradas se enfocaran a las enormes ventanas que fueron cubiertas por una sombra colosal proyectada que oscureció gran parte del salón.

Los alumnos y docente, fueron testigos de como en un instante, la tranquila atmósfera de la sala se transformó en una confusa escena, cuando una figura alada se estrelló contra el cristal, haciendo temblar el marco y las paredes con la resonancia del impacto.

El estruendo sumió a todos en un estado de estupefacción mientras la criatura, que después de chocar y dejar unas cuantas plumas impresas en el cristal, se desplomaba cinco pisos hasta el suelo, aterrizando con un golpe que resonó por todo el edificio.

—¿Que fue eso?! —Hagakure que estaba más cerca a la ventana la abrió para asomarse curiosamente, pero pronto una silueta más esvelta y delicada se interpuso haciendola caer hacia atrás, reclamando el área como suya.

Una mano negra y aterciopelada se extendió desde el borde de la ventana abierta, mientras la otra se aferraba al marco para mantener el equilibrio, dejando al extraño ser en una postura encorvada provocando que escondiera su rostro; Lo que alertó al grupo que no dudó a abandonar sus asientos y prepararse en caso de ataque.

Bakugo fue el primero en levantarse para encararlo. Sin embargo, al hacerlo, la gabardina beige del ser que cubría su identidad debido a quedar desacomodado por el salto de 15 metros que realizó, logró ajustarla tras pelearse con la tela, rebelando así su rostro a los presentes, quienes dieron un paso hacia atrás por la indeseada sorpresa, como se pudo deducir por su lenguaje corporal que los mostraba retroceder avergonzados, dejando escapar gotas de sudor que marcaban su desasosiego.

—¡¿EEEEEEEEEEEH?! ¡¿Qué haces aquí?! —Llamaron tan alterados, que su grito resonó en otros salones, logrando aturdir a la pantera de grandes ojos verdes, a quien solo le temblaron las orejas.

—Vaya... Que recibimiento. —Reclamó aturdido y ofendido el Dr. Terkchak limpiando su saco, para despues saltar de butaca a butaca para frotar mejillas.

—¡¡GARCHUUUUUU!!

—¡NADA DE GARCHÚ, MALDITO GATO LOCO! —Gritó Bakugo tomandolo por el saco y lanzandolo al piso, del cual se levantó de un salto, parpadeó un par de veces y admiró sus alrededores, como si eso nunca hubiera pasado.

—¿Este es su salón de clases? He visto calabozos más alegres que esto. —Quejó disgustado con las garras tras su espalda, mostrando como estaba acostumbrado al maltrato por su excentrico comportamiento.

—¡¿Por qué deberías conocer calabozos?! —Reclamaron Denki, Mineta y Sero con sus dientes afilados.

—No los conocería si dejara de hacer sus berrinches. —Se escuchó una voz femenina desde la ventana.

La atención de los presentes se dirigió al lugar del golpe, donde vieron a la joven morena con su cabellera compuesta por serpientes, descansar de pie en el filo de la ventana sosteniendose con una mano mientras agitaba la opuesta en dirección de los jardines, intentando captar la atención de alguien más.

Milenio Vacío II: Viejo MundoWhere stories live. Discover now