Antalogía

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Esa mañana de diciembre se caracterizaba por su gélido clima. Una ligera nevada había caído durante la noche, cubriendo los alrededores de un delicado manto blanco. Los estudiantes se habían abrigado con bufandas, abrigos y gorros, mientras se dirigían hacia el edificio principal de la escuela. Cuando llegaron a la entrada, sus miradas se posaron en la asistente, quien permanecía en una extraña posición, como si sostuviera algo en una de sus manos, mientras que, en la otra, portaba una caja de madera.

—¿Creen que este bien? —Curioseo Mina, acercándose con las manos tras su espalda, indagando entre la nieve, algún rastro de vida.

—Parece que pasó aquí la noche, Kero.

—Creo que se congeló... Literalmente. —Señaló Iida, tratando de mover uno de sus brazos, sin obtener respuesta, soltándolo inmediatamente. —Mejor no... La podría romper.

Todoroki, cuidadosamente usó su habilidad ígnea, descongelando la nieve que la cubría, y brindándole el calor que su cuerpo necesitaba.

Jiro usó uno de sus lóbulos, posándolo sobre el brazo de la mujer, para escuchar el fluir de su sangre.

—Su corazón sigue latiendo... Lento, pero no se detiene. —Pronuncio aliviada.

La caja se rompió en el puño de la mujer con un crujido, convirtiéndose en decenas de astillas que se hincaron en su mano, de donde salieron varias gotas de sangre.

—Bueno... la sangre fluye con normalidad. —Pronunció Mineta, siendo perforado en el oido por Jiro.

—A la mierda la escuela, continuaré por mi cuenta. —Pensó molesta la peliblanca apenas salió de su shock.

—Oye Bakanee, ¿Estas bien? —Preguntó consternada Toru.

La mujer se giró bruscamente hacia aquellos que la llamaron, exhibiendo uno de sus ojos con la esclerótica completamente roja, contrastando con el turquesa de su cornea. Parecía que una de las venas en su globo ocular había estallado debido a la represión de su coraje, creando una imagen desagradable, siendo que la mujer físicamente no portaba ninguna tonalidad contrastante, haciendole destacar el rojo sobre su ser.

—¡¿Hm?! —Generó un ruido para replicar una pregunta... Más no fue su usual tranquila manera de reaccionar, más bien un gruñido reclamante, manteniendo sus ojos completamente abiertos que la hacían más intimidante que su actitud.

—Nee, Neee...san... ¿Que tal estaba el regalo de Sanji-san? Le puso especial esmero para que todo saliera perfecto. —Dijo Mina tratando de apaciguarla con un recuerdo positivo.

Tras escuchar las inocentes palabras de la chica rosa, las venas del otro ojo estallaron, tiñendo su blanco globo de un intenso carmesí

—Está molesta... —Dijeron en voz baja los presentes al mismo tiempo, deseando no ser escuchados por la asistente.

—¿Molesta? Está furiosa... —Susurró intimidado Tokoyami, que no sabía si retroceder.

—Mejor déjenla irse. —Pronunció Sato

—Talvez si no nos movemos, no nos vea.

—No es un maldito T-Rex, Sero

—En realidad esa teoria fue descartada...

—¡Callate Nerd!

—Tal vez si nos despedimos se vaya... —Sugirió Denki, a lo que todos se mostraron de acuerdo.

—Adios... hehehe~ —Agitaron sus manos nerviosamente en despedida, como indicación que debía retirarse, luciendo todos sonrisas fingidas.

La mujer desapareció caminando furiosa entre la nieve, camuflajeada por el blanco de su cabello y prendas, destacando solo su falda y medias negras, que parecían flotar.

Milenio Vacío II: Viejo MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora