Hoguera

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La noche era aun mas oscura apreciada desde esa altitud, viéndose la luna en cuarto creciente mas grande que nunca, logrando iluminar las copas de los pinos del bosque; siendo una gigantesca hoguera la que terminaba por alumbrar la vivida área de las festividades.

La celebración de los cielos era completamente opuesta a la de las profundidades que se regía por tradiciones, bailes, canciones, vestimentas, accesorios y ceremonias coreografiadas. En cambio, los habitantes del cielo actuaban con total libertad, sus cuerpos se expresaban por ellos, dejando salir gritos empoderados que expresaban su sentir, canticos improvisados al son de los tambores, y danzas libres alrededor de una fogata donde los no participativos compartían licor, bebidas suaves y comida.

La libertad de hacer y actuar como se les diera en gana, hacía el ambiente aún más animado que Lemuria, debido a que los gigantes podrían ser ellos mismos sin el temor de dañar su entorno por sus graves voces o pesados pasos, gracias al suelo que absorbía los impactos y la ausencia de eco al habitar en un espacio abierto.

Los enormes seres se notaban mas alegres sin la necesidad de agacharse al convivir con ángeles que fácilmente podían acercarse a su altura, volviendo ambas razas una sociedad agradable, armoniosa y extrovertida.

Las heroínas fueron las primeras en integrarse, tomando de las manos a sus compañeros para danzar alrededor de la hoguera, siendo vistos divertidamente por el capitán que se unió apenas se acercaron al fuego, tomándolos de las manos y cerrando el circulo, comenzando a girar con mayor velocidad rodeando la llama, pero provocando que se hiciera difícil librarse de los pisotones de los ebrios gigantes.

—¡Hey Capitán!¡Ten cuidado con los muchachos! —Regañó Aizawa viendo como por sus imprudencias casi los vuelven papilla.

Nami tomó uno de los tarros y se unió a la festividad, comenzando por un golpe a su capitán que se encontraba tan emocionado que no midió las consecuencias de llevar a los jóvenes héroes a la zona peligrosa.

—Parece que Nami se encargará de que no les pase nada... —Dijo Jinbei

—¿Estarán seguros? —Preguntó preocupado el azabache

—Nami-swan tiene una debilidad por proteger a los jóvenes y niños pequeños.

—Y ella es quién mejor sabe controlar a Luffy. —Aclaró Franky

—A punta de golpes, como a Katsuki. —Bromeó Usopp, —¡Vamos Chopper! El ambiente se está animando.

—¡Estoy en eso! —Respondió uniendose con palillos atorados en su nariz hasta su boca, provocando que los maestros vieran perturbados la extraña manera de celebar del reno.

Los gigantescos seres tardaron en percatarse de tener mas cuidado de no dañar a sus invitados, debido a que los ángeles celebraban y danzaban en las alturas, siendo la primera vez en años que tenían de ubicarse de un solo lado de la hoguera para evitar accidentes, mientras los Birkas aprovechaban eso para descender al suelo y convivir con los humanos, siendo Sanji el más agradecido, siendo apapachado por un grupo de angeles.

Los maestros prefirieron sentarse a beber mientras sus algunos de sus alumnos danzaban tomados de manos girando al igual que los ángeles y otros imitaban a los piratas saltando sobre una pierna, mientras con la otra ayudaban su voz a llegar a la luna en aullidos y gritos.

Koda se detuvo al notar de nuevo a la tímida joven de apariencia humana, sentada entre dos alcoholizados seres que por mas que trataban de unirla a la conversación, su debil voz era capaz de alcanzarlos.

—Es ella... —Apuntó hacia la chica cubierta con un abrigo de piel, solo dejándole ver medio rostro con sus tristes y grandes ojos negros.

—¿Quién? —Preguntó Shoji percatándose que la joven notaba su atención, cubriendo su mirada y volteando a otro lado intimidada.

Milenio Vacío II: Viejo Mundoحيث تعيش القصص. اكتشف الآن