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Capitulo cuarenta

                      𝓣𝓸𝓶 𝓜𝓪𝓻𝓿𝓸𝓵𝓸 𝓡𝓲𝓯𝓵𝓮

Cuando la hora de la cena llego, Harry había estado reacio a probar bocado alguno, se sentía mal, le dolía la cicatriz, al igual que Ron, pero este tenía un agudo dolor de cabeza, se fue al dormitorio acompañado con Neville, Ron no sabía si el dolor era por la pequeña discusión que hania tenido con Draco o por su estado de salud últimamente deplorable, no lo sabía y no quería descubirlo, estaba echado en su cama casi cubierto de pies a cabeza con las sabanas, mientras Neville se despedía de él diciéndole que buscaría alguna planta medicinal para él, que leería al respecto y en cuanto la encontrará se la traería, Ron le dijo que no se metiera en problemas, y en el momento que se fue, su dolor se agudizo aún más, se cubrió la cabeza con la almohada, la habitacion estaba a oscuras, la luz le molestaba, había apagado todas las velas, quien entrará, entraría en penumbras. Unos toques y leves pasos se dejaron escuchar en la habitacion, susurros, leves toqueteos, sonidos que le molestaban, algo que Ron no podía saber lo que era o no.

Solo habian pasado segundos desde que Neville había salido de la habitación, muy posiblemente habia vuelto por algo.

—¿Neville?—llamó al niño con esperanza de que fuera él, pero no hubo respuesta.

Apretó los ojos con fuerza, se sentía muy mal como para hacer un esfuerzo de levantar la cabeza y ver lo que pasaba en la oscuridad, no sabía si era alucinación por la fiebre que tenía o era algo real que estaba escuchando y no prestaba la suficiente atención.

Pero no, no era Neville.

Sintió como era tomado y jalado del cabello, abrió los ojos asustado, el sonido de unas tijeras de metal lo hizo desesperarse,  intento forcejear pero lo tomaron de las manos y con la poca fuerza que tenía no podía hacer mucho por él, no podía ver quien era él que estaba cortando su cabello en trozos, ni quien le sostenía las manos y cubría la boca para que evitará gritar, estaba llorando del miedo y la impotencia, una vez que terminaron de trozar algunos mechones de su cabellera lo soltaron con brusquedad y salieron corriendo hacia la puerta, Ron intento levantarse de la cama dando una vuelta, lo único que consiguió fue caerse de la cama y golpearse la cabeza, dejándolo inconsciente por los próximos momentos.

No sabía si eran cinco segundos, cinco minutos o cinco horas, no supo más de él.







Cuando Neville llegó a la habitación estaba un poco desanimado, también llego con una infusión de hierbas en la mano, su estado de ánimo se debía a que solo había hablado con Hermione, no era que la niña le cayera mal o desagradara, en lo absoluto, ni que no hubiera algo de que hablar, ya habían trabajado juntos haciendo la poción multijugos y algunas otras veces en un trabajo en equipo pequeño, solo que extrañaba a Ron y a Harry, pero los dos estaban indispuestos, Harry había dicho que no cenaria y se iria a la enfermeria para pedir algo, pues le dolía la cicatriz, y de lleno, Ron sentía un dolor muy agudo en su cabeza, tal vez una migraña, que hasta la luz le molestaba. Lo había dejado a oscuras, cuando abrió la puerta de la habitación encendió las velas y quedo completamente horrorizado, soltó la bebida volviendo la taza añicos. El cuerpo de Ron estaba en el suelo, el parecia dormido o desmayado, desde esa distancia no podía darse cuenta, había mucho cabello cortado por todo el suelo, rápidamente se acerco a él tirándose al frío piso de piedra para tomar a Ron entre sus manos sacando fuerzas de dónde nunca había imaginado y correr con él escalera abajo.

Lo llevaría a la enfermería, ala médica o donde Merlín sabe, pero necesitaba ayuda y si se la intentaban negar los obligaria.


Por otro lado, en la biblioteca estaba un niño de cabello oscuro de mal humor. Los susurros hacía el habían incrementado, se sentía culpable de todo lo que sucedia entorno a lo malo que le estaba sucediendo a Hogwarts, así como muchos decían que él era el salvador del mundo mágico había otros que le recordaban que era una amenaza, y tenían razón, era una amenaza estar allí, ya que atraía la maldad.

Se sentó en una de las bancas al fondo, cerró sus ojos por lo que él sintió como un largo segundo y luego vio a su alrededor, libros y libros, por su mente paso la idea de tomar algunos y anotar las respuestas de una tarea que el unico profesor fantasma del castillo impartia. El profesor Binns. Tomo el libro del estante y colocó una vela a su lado, pronto cerro los ojos con fuerza por su estupidez, había llevado tinta y pluma pero nada en donde escribir.

Sobo su entrecejo tratando de recomponerse,  hasta que recordo que aún llevaba bolas de papel que había tomado del baño cuando visitaron a Myrtle, si había espacio suficiente entre las letras y espacio luego podría pasarlo a limpió.
Sacó dos bolitas de papel, una del libro de Astronomía, otra completamente en blanco para su suerte, anotó la primera respuesta.

"La huelga de las gárgolas tuvo lugar en 1911"

Escribió con rapidez y volvió su vista al libro, cuando encontró otra de sus respuestas tomó nuevamente su pluma pero al ver la hoja quedó confundido, sobre la hoja solo había escrito un "¿Qué?" que se fue desvaneciendo poco a poco.

Esto dejo a Harry con los ojos bien abiertos, incluso el dolor de su cicatriz se le había ido en ese momento.

"¿Qué?"

Volvió a escribir Harry en respuesta y vio como la tinta era tragada.

"¿Por qué hablas de las gárgolas?"

Aquello dejo más impresionado al niño, no sabía si estaba delirando del dolor o solo loco, como dijo la Madame Pomfrey. Se talló los ojos y escribió con rapidez.

"¿Qué eres?"

La tinta nuevamente fue tragada en aquella hoja.

"Es descortés asumir que soy algo y no alguien, además de no presentarse primero"

"Lo siento, mi nombre es Harry Potter ¿quién eres tú?"

"Hola Harry Potter, mi nombre es Tom Riddle"












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Serpiente de antaño.Where stories live. Discover now