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—𝐶𝑎𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 𝑛𝑢𝑒𝑣𝑒.

                           Ayuda.

                  

Ron salio de la oficina hecho un nervio, respiraba agitadamente y sudaba como si hubiera corrido un maratón, sus manos temblaban y sus pies igual, caminaba tropezando con su propia túnica, estaba erguido, mal parado. Sus mejillas rojas como su cabello, su nariz moqueante y humeda, no podía dejar de llorar, se cubrió el rostro y empezó a correr por los pasillos evitando que alguien lo viera en aquél estado, para no recibir otra mirada.

Corrió en dirección a su habitación donde estaría solo, no pensaba ir a clases en ese momento, cuando llego a su cama se tiro encima de ella y empezó a llorar casi a gritos, se envolvió entre sus sabanas quemadas y siguió llorando, sentía que el mundo se le había venido encima, sentía que su saliva lo hacía atragantarse, pudo seguir así hasta que la noche llegará y sus compañeros de cuarto llegarán, pero eso seria peor, insultos de Seamus y Dean. Preguntas de Harry y Neville.

Limpió sus mocos con su túnica embarrandolos en las telas, no le importaba, era su túnica y él la estaba usando.

Su Baúl empezo a moverse dando un tambaleo suave, controló su llanto y su respiración y como pudo gateo, el diario era quien se movia dentro del cajonsillo. Lo tomó con una expresión enojada y al abrirlo una página de este se escribió solo.

Hola.

Ron tomó una pluma y la lleno de tinta incluso derramando el botecillo en toda la hoja.

—¿¡Hola!? ¡No sabes lo que hiciste, Tom! ¡Arruinaste mi vida! ¡Te odio! ¡Te odio!

Primero, calmate y cállate.
Yo no arruine nada. Y no me hagas tragar tanta tinta.
¿Qué te paso?

¡Hice ese hechizo que tanto repetias! ¡Un imperio! ¡Es todo tu culpa! ¡Tu culpa Tom!

No Ronald. No es mi culpa. Deja de decir eso.

—¡Lo es! ¡Si no me hubieras hecho robar esta varita nada de esto hubiera pasado!

No fui yo.

—¡No soy estúpido, tu me llevaste hasta ella!

Lo hice para ayudarte.

—¡Pues no lo hiciste! ¡Arruinaste mi vida!

Ronald..

—¡Ahora me llevaran a Askaban, seguro el ministerio lo sabe todo ahora, me matarán, moriré y todo por hacerte caso y ser un idiota!

Ron calmate. No te llevarán a Askaban.

No... No me llevarán.

Exacto, no lo permiti-Antes de que terminará de escribir Ron ya escribía.

Si me suicido no me llevarán. No llevarían a un muerto a Askaban ¿Verdad? ¡Es lo que debo hacer! Escribiré una carta a mis padr-

BASTA, RON, NO HARÁS ESO.

ES MI ÚNICA SALIDA.

NO SEAS RIDÍCULO, WEASLEY.

Ron dejó el diario a un lado y saco todos los libros de su baúl importándole poco también tirar su ropa al suelo. Papeles y ropa en el suelo volando por donde quiera, su plan desesperado era lanzarse un hechizo algo brusco, cual fuera. Pero que algo lo ayudará a cumplir su propósito de ese momento. Traspulcando en sus cosas, al borde de su baúl, estaba su varita rota. La sacó y tomó entre sus manos con rapidez, sintió un cosquilleo en la palma de su mano, esta ardio con suavidad y la varita empezó a emitir un brillo blancuzco, se destransfiguro, no era su varita rota, era la varita de Scamander.

Ron soltó un chillido y la soltó. No entendía nada, no podía creer nada de lo que estaba pasando.

Volteó al diario y este volvió a escribir por si solo.

La cambié.

— ¿¡Qué!? ¿¡Cómo es posible!?—habló.

Te ayudé Ron. De nada.

—¡Me meteré en más problemas!¿Como explicaré que tengo otra varita?—Ron se tiro a la cama para volver a escribir, no se había dado cuenta que Tom escucho lo que él había dicho y no escrito.

Por favor, niño. Piensa un poco. La varita de Scamander lejos de ti podría matarte por traición. Si la rechazas te matara, estas ligado a ella y a su magia. Por favor deja de ser tan patético y no trates de suicidarte.

Bloqueé tu mente cuando el jodido Dumbledore quería leerte. Fuiste demasiado soplón, automáticamente mi nombre vino a tu cabeza. Pudo irte peor.

¿Qué tiene que sepan de ti?

Tom tardo unos segundos en escribir de vuelta.

Nada. Pero es mejor que no lo digas. No hagas preguntas sobre mi, enfocate en ti y lo que esta pasando ahora.

La varita que tiene tu director. Es la rota y transfigurada. Los mismos pocos hechizos son falsos y puestos por mi. El jodido Ministerio no te llevará.

—¿En serio?—dijo Ron. Y la voz joven de antes le respondió dentro de su cabeza.

"Más que en serio, Ronald"

Ron suspiro y empezó a llorar nuevamente pero no tanto como antes. Ahora solo estaba nervioso pero mucho mejor emocionalmente que hace unos momentos.

—Somos amigos ¿Cierto? Tom. Por eso me ayudas, por eso eres un fantasma que se apiadó de mi y me ayudarás ¿Cierto?

"¿Alguien que no es tu amigo haría algo así por ti?"

—Yo... No creó...

"El ministerio no te llevará. Me asegurare de eso. Ni Dumbledore ni nadie tendra motivos para arremeter en contra de ti. Ahora esconde tu varita y llevala en secreto a donde vayas"

—Es muy grande... Será imposible que pase desapercibida.

"Solo di "reducto" ella entendera"

Ron mira sin creer en si y dice—¡Reducto!.

La varita con aquel hechizo hablado se redujo hasta al menos llegar a los siete o nueve centímetros. Algo así era fácil de esconder en la mano.

Ron miró impresionado.

—Tom...

— ¿Sí?

—Gracias...

Ron escuchó la varonil risa del otro en su cabeza y esta resonó bastante.

"No es nada, solo deja de llorar"—Tom quien veía a Ron, no podia dejar de ver esos ojos azules, humedos, hinchados y rojizos de tanto llorar. No era algo que lo hiciera ver bien.

Gracias por escucharme y ayudarme. Perdón por decir que te odio, no te odio en realidad... Tú, eres el único que me escuchas, creó que también me escuchas anque no te escriba. Eres un fantasma muy amable... Y, no entiendo como lo hicuste, pero cambiaste las varitas y... Eres un buen amigo, Tom—Ron de nuevo, empezó a sollozar ligeramente por cada palabra que decia. Gracias—sorbio su nariz.

"Tienes razón, soy buen amigo"—sonrió desde su lugar.



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N/A
No hay peor ciego que él que no quiere ver, Ron. Tanto despreció de los demás lo ha hecho "encariñarse" con tremendo menso.

Gracias por leer!!

Serpiente de antaño.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora