𝐜𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐯𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐝𝐨𝐬

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ELARA ASTRA COLAPSÓ, PRIMERO EL ROSTRO, EN LA CAMA DOBLE DE LA HABITACIÓN EN LA que se había estado quedando. Su cuerpo le dolía en lugares en los que nunca le habían dolido antes. Para alguien que pensaba que era tan fisicamente apta como era posible para alguien de su edad, necesitaba más tiempo para acostumbrarse con las horas de entrenamiento arduas y austeras. Las buenas noticias eran que otra semana con los Profesionales de Quidditch había sido completada. Muchos con los que entrenaba la chica estaban sorprendidos con lo muy talentosa y ágil que Elara era para su edad. Creyeron que su aprendiz tenía más de catorce años. Claramente Elara tenía un puñado de sorpresas bajo su manga, aunque odiaba a la mayoría de ellos.

Unas pocas semanas más y regresaría a la Mansión Ambrose, solo para dirigirse a Dartmoor para el Mundial de Quidditch. Que gran comienzo para unas vacaciones de verano casi perfectas.

La Mansión en la que se estaba quedando no era una de las siete que le pertenecían a la familia Ambrose. Sino de los que estaban a cargo de las sesiones de entrenamiento con los Profesionales de Quidditch. Lilith y Elara originalmente habían planeado quedarse en un hotel mágico cercano. Esos planes fueron dejados de lado una vez que supieron que los Profesionales de Quidditch le dejaran a la familia una Mansión para el mes de julio. Solamente por el propósito de estar cerca al Campo de Quidditch en el que practicaban; solo estaba a unos minutos.

Las cortinas transparentes que cubrían las grandes ventanas dejaban pasar una brisa   de la tarde, no muy húmeda pero tampoco muy fría. El suave viento pasaba junto a varios pétalos de flores color champán y rojo. Pelo sintético blanco, ensamblando una alfombra larga, cubría el suelo junto a la cama. A unos metros había un escritorio; madera negra llena de pergaminos de color crema que a Leia le gustaba picotear.

Unos pocos eran de Blaise Zabini y Millicent Blustrode, quienes habían viajado a Italia por el verano. Otros eran cartas de Theo Nott y Draco Malfoy, a quienes les dieron el privilegio de viajar a Irlanda. Chelsea Chang y Cedric Diggory también le habían enviado cartas a la chica, haciéndole saber sobre su nueva relación o simplemente preguntándole cómo estaba.

Ninguna de las tres torres de cartas eran los que Leia picoteaba. La lechuza, que había desarrollado un gran gusto por Harry Potter y su lechuza Hedwig, picoteaba las cartas de dicho chico.

Este verano era definitivamente un cambio para Elara. Un año antes comenzó a hablar con el Chico Dorado de Gryffindor, y ahora estaban intercambiando cartas. Aunque parecía que Potter no estaba tan sorprendido por el inesperado giro de acontecimientos. Estaba tomando el cambio como ventaja, poniendo toda su confianza en escribir palabras mejor que nadie más.

Habían veces en las que añadía algunas flores, recolectadas en la casa de campo, a sus cartas. Sirius tuvo que detener a su ahijado después de unos días; ya que había una gran porción del terreno que se había quedado sin nada. Potter había escogido las mejores rosas para mandárselas a Elara, solo para dejar que el resto se pudrieran en lugar de cuidarlas. El chico había olvidado por completo regar las que quedaban.

𝐧𝐨𝐯𝐚𝐭𝐮𝐫𝐢𝐞𝐧𝐭, harry potterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora