𝐩𝐫𝐨𝐥𝐨𝐠𝐨

230 13 0
                                    

────── 〔❦〕──────
𝐚𝐝𝐯𝐞𝐫𝐭𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚 ¡ 𝐦𝐞𝐧𝐜𝐢ó𝐧 𝐝𝐞 𝐚𝐛𝐮𝐬𝐨 !

────── 〔❦〕──────𝐚𝐝𝐯𝐞𝐫𝐭𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚 ¡ 𝐦𝐞𝐧𝐜𝐢ó𝐧 𝐝𝐞 𝐚𝐛𝐮𝐬𝐨 !

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

────── 〔❦〕──────

EN LAS PALABRAS del único hombre del 'hogar', su hija no era nada más que ( y uno podría citar ) "una excusa patética de una niña."

La misma terrible oración se encontraría con los oídos de la niña de once años, la mayoría de las veces sin tener que ver el rostro de la persona. Axel, el nombre que decía las palabras con burla, más tarde escupiría palabras a su esposa. Unas sobre cómo su hija "no podía ni soportar la Maldición Cruciatus."

Cada una de las veces que eran pronunciadas, la niña se encontraría volviendo a sus sentidos, mirando a través de la ventana con la visión borrosa, con ojos siendo abiertos lentamente. La silueta de un pequeño cuerpo temblando descansaba sobre el frío suelo de un calabozo. Un esparcido cabello de profundas ondas negras, mechones pegados a sus cachetes y frente llenas de sudor.

Fatigada y sin hacer el mínimo esfuerzo para pelear contra los músculos de sus ojos, iris azules, con destellos de gris, se cerrarían. Su cuerpo se sentía como si hubiera estado en llamas, golpeado y pareado por horas. ( Conociendo a Axel, no era descabellado asumir que no estaba lejos de ser la realidad ).

Habían momentos en el tiempo en el que nada de eso se sentía real; era más como una pesadilla. Su peor pesadilla era su realidad; algo de lo que ella deseaba despertar. Pero cuando sus ojos se abrían, no se encontraba con algo placentero. Con cada uno de los guiños, la expectativa de esperar algo mejor nunca se mostraba. El retrato de la oscuridad, y todo el dolor que traía consigo, fallaban en desaparecer.

Otros desearían tener su vida, una en donde eres una Princesa. Desde afuera sonaba genial — pero sólo porque nadie nunca vio la verdad escondida. La parte buena es que nunca experimentó el miedo de saber cuándo sería su última comida. Ni siquiera después de las numerosas dietas que su padre le obligaría a hacer, ¡a una niña de once años!

La otra parte semi buena era ser la heredera de las fortunas de los Ambrose y los de Fitzroy. Era incierto decir si algo de ello se le sería entregado. Al ser odiada por su propio padre, quien decía amarla, era difícil hacerse la idea.

Para ese entonces, la Princesa no había experimentado las palabras de felicitaciones y adoración. No de parte de Axel Ambrose. Pero de alguna forma, en la forma menos merecida, había sido convencida de que ese era el amor de un padre. Fue enseñada que los castigos ( sin importar lo mucho que la lastimaban ) eran para 'hacerla más fuerte.'

Por años, Elara lo conocería como el comportamiento que todos los 'mejores' niños sangre pura debían aguantar. Ella disfrutaba estar en la cima, sobrepasando a todos. Axel sabía eso muy bien y lo usaba para su propio beneficio. La humillación del Rey fue al extremo, la siguiente oración dicha, "es asqueroso decir que ella es nuestra hija" no estaba ni cerca.

Años más adelante, Elara entendería sus acciones. Las razones por todo lo que tuvo que aguantar desde su infancia, el por qué era tratada como basura no deseada.

La más joven de la pareja de casados, la madre Lilith, estaría junto a su hija mientras ella atravesaba todo ello. Era quien defendía a su sangre del hombre con el que se casó. La morena con ojos avellana razonaría con su esposo, diciendo que "solo tiene once años."

Como si fuera la excusa correcta por usar una maldición de tortura contra una niña.

La un poco mejor madre, Lilith, hacía lo mejor que podía, le podrían dar un punto por ello. Pero, si la vida fuera diferente, habría una posibilidad de que la ayuda sea entregada libremente. Si fuera diferente, los castigos de su hija no serían peores, más constantes. ( Eso siempre ocurría cuando Lilith se forzaba a detener el abuso ).

En el futuro, Elara entendería el por qué su madre se había quedado todos esos años. Casada con un hombre que solo trajo lucha y miseria a sus vidas.

Llegaría el momento en que toda la verdad se divulgaría. Un momento en el que Nicky ( el elfo doméstico persona ) no tendría que limpiar las heridas de la piel de la pequeña Princesa. Con sus ojos de tamaño de pelotas de tenis y con heterocromía escanearía la sangre y subir, el elfo doméstico asistiría a Lilith en cuidar a la niña.

Cubierta bajo sábanas gruesas para evitar temblar de frío, Elara descansaba de costado, con su mano izquierda sobre la de su mamá. Los ojos del color del océano escanearían las expresiones faciales de Lilith; la parte final de los labios que se inclinarían hacia abajo para mostrar tristeza. Movimientos muy rápidos para que la mayoría se diera cuenta, pero su hija era observadora, aveces demasiado.

Años serían pasados analizando las expresiones de su madre, creciendo y entendiendo lo que cada uno significaba. Algunos eran solo adivinaciones al azar porque eran emociones que Elara nunca había sentido. Algunas mentiras eran más difíciles para Lilith, especialmente cuando debía decírselas a su hija.

Las declaraciones de "todo va a estar bien" emparejadas con mentiras estaban creciendo para ser un patrón de odio. Con una pequeña sacudida de cabeza, Elara mencionaba sin palabras que no quería escucharlo. En su lugar, un dulce beso era puesto sobre su frente.

No compensó la falta de no poder ver el cielo de la noche desde su cama. Tampoco compensaba por la inesperada pausa de la narración de los cuentos antes de ir a la cama sobre Reggie y Canuto.

Pero era mejor que ya no tener que aguantar la experiencia de recibir la Maldición Cruciatus.

Unos años más adelante, cuando la chica ya fuera una adolescente, su novaturient y su futuro destinado se haría realidad. El que dibujaba en su mente todos los días. El que estaba escrito junto a sus estrellas favoritas; la más brillante de todas, Regulus.

El tiempo era su amigo por ahora, pero llegaría el momento en el que se convertiría en su más grande enemigo.

𝐧𝐨𝐯𝐚𝐭𝐮𝐫𝐢𝐞𝐧𝐭, harry potterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora