𝐜𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐯𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐮𝐧𝐨

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𝐀𝐝𝐯𝐞𝐫𝐭𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚: mención 𝐝𝐞 𝐭𝐞𝐦𝐚𝐬 𝐝𝐞 𝐦𝐮𝐞𝐫𝐭𝐞 𝐲 𝐝𝐮𝐞𝐥𝐨

────── 〔❦〕──────𝐀𝐝𝐯𝐞𝐫𝐭𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚: mención 𝐝𝐞 𝐭𝐞𝐦𝐚𝐬 𝐝𝐞 𝐦𝐮𝐞𝐫𝐭𝐞 𝐲 𝐝𝐮𝐞𝐥𝐨

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HABÍA UNA FRASE QUE DECÍA QUE TODOS LOS HOGARES ALGUNA VEZ INVENTADAS MÁS TARDE EN el tiempo se convertirían en un hogar para la desesperación. Lilith de Fitzroy creía que ese dicho era real. La cabaña en Francia, donde pasó los primeros cinco años de su vida, ahora era un hogar para los muertos. Décadas atrás, era la hermosa morada de sus padres, Antionette y Sebastian de Fitzroy. La pareja francesa había fallecido hace muchos años, habiendo sido asesinados antes de tener la oportunidad de presenciar a su pequeña niña crecer por completo o casarse con el hombre que quería. Una de las Mansiones Ambrose, la anterior residencia de Fiorella y Atticus Ambrose, ahora era la morada de los fallecidos.

Durante el tiempo, todos los edificios alguna vez diseñados serían conocidos como el hogar para los muertos. Algunos le pertenecerían a alguien que alguna vez conociste, posiblemente la residencia de seres queridos o parejas del pasado. A nadie le importaba terminar esa frase mencionando las olas colosales de dolor fresco arrastrarían a uno. Después de años de tratar de empujar algo o mejor dicho a alguien tan al fondo, esas olas podían destruir Coliseos si uno no era cuidadoso.

Todo sobre el Numero Doce de Grimmauld Place entraba en esa descripción meticulosa. Era el hogar de Walburga Black, una mujer vil que ahora solo era un retrato envuelto y encantado fijo sobre la pared. Era el hogar de Regulus Black, el hijo menor de los Black y el Heredero que nunca recibió un funeral completo. ¿Cómo uno podía tener un funeral verdadero cuando siquiera había un cuerpo para enterrar?

En cada esquina del edificio oscuro, en cada grieta de las paredes de la misteriosa Noble Casa de los Black estaba el fantasma de Regulus.

Para la mayoría aquello podía ser considerado desconcertante. Para alguien como Lilith, era consuelo resonante. Mientras caminaba por los corredores en los que alguna vez jugó a las escondidas, vagas imágenes de su yo mas joven junto a Sirius y Regulus corriendo pasaron por su mente. Mientras paseaba por los corredores, ( paseando por la exhibición de los anteriores elfos domésticos ) comenzó a revisitar su pasado. Recuerdos de ella y Regulus eran los más fuertes; había esperado que no lo fueran. El par solía bailar en estos pasillos por diversión, evitando cualquier locura de las manos y boca de Walburga.

La bruja de ojos avellana aun podía discernir la debilidad de su voz y risa. Aunque se esforzara mucho en olvidarlo, era meramente imposible. Estaba lejos de ser fácil olvidar a alguien que alguna vez significó mucho para ti. Nunca quiso que su risa se convirtiera en algo que podía reconocer en cualquier lugar.

𝐧𝐨𝐯𝐚𝐭𝐮𝐫𝐢𝐞𝐧𝐭, harry potterWhere stories live. Discover now