FRANK

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Enseguida me sentí totalmente perdido. La escalera se bifurcaba en tres direcciones distintas. En cuanto Hazel eligió un camino, la escalera volvió a bifurcarse. Serpenteamos por túneles interconectados y criptas toscamente labradas que parecían todas iguales; las paredes estaban llenas de nichos polvorientos que en el pasado podían haber albergado cadáveres. En los arcos de encima de las puertas había pintadas vacas negras, álamos blancos y lechuzas.

—Creía que la lechuza era el símbolo de Minerva —murmuró Jason.

—La lechuza es uno de los animales sagrados de Hades —dijo Nico—. Su grito es un mal augurio.

—En realidad, el animal que representa a mi madre es el mochuelo. —comentó Olivia. —Pero constantemente es confundido con la lechuza. Cosa curiosa, ya que no se parecen tanto.

Como alguien que podía transformarme en animales, confirmaba eso mismo. Era completamente distinto un animal a otro, aunque sus características físicas fuesen casi las mismas.

—Por aquí —Hazel señaló una puerta que parecía igual que las demás—. Es la única que no se hundirá encima de nosotros.

—Buena elección, entonces —dijo Leo.

Con cada paso que dábamos me sentía como si estuviera abandonando el mundo de los vivos. Notaba un hormigueo en la piel, y me pregunté si sería un efecto secundario del veneno. El saquito con el palo parecía pesar más en mi cinturón, por lo menos ahora, gracias a Leo, me sentía más seguro sabiendo que mi vida no corría tanto peligro, ya que la tela cubría mi palo era ignífuga.
Finalmente llegamos a un arco con calaveras humanas grabadas... o tal vez eran calaveras humanas incrustadas en la roca. A la luz morada del cetro de Diocleciano, las huecas cuencas oculares parecían parpadear.

—Esta es la entrada al segundo nivel. Voy a echar un vistazo. —Hazel recorrió las calaveras labradas con los dedos. —No hay trampas en la puerta, pero... aquí pasa algo raro. Mi sentido subterráneo es... poco claro, como si alguien estuviera oponiéndose a mí, ocultando lo que hay delante de nosotros.

—¿La hechicera sobre la que Hécate te advirtió? —aventuró Jason—. ¿La que Leo vio en su sueño? ¿Cómo se llamaba?

Hazel se mordió el labio.
—Puede que sea mejor no decir su nombre. Pero permaneced atentos. De una cosa estoy segura: de ahora en adelante, los muertos son más fuertes que los vivos.

No estaba seguro de cómo sabía ella eso, pero la creí. Las voces de la oscuridad parecían susurrar más alto. Vi movimientos fugaces entre las sombras. Por la forma en que todos miraban a su alrededor, supuse que ellos también estaban viendo visiones.

—¿Dónde están los monstruos? —pregunté en voz alta—. Creía que Gaia tenía un ejército vigilando las puertas.

—No lo sé —dijo Jason. Su piel pálida estaba verde como el veneno del cáliz —. Casi preferiría un combate cara a cara.

—Ten cuidado con lo que deseas, tío —Leo invocó una bola de fuego con la mano, y por una vez me alegré de ver las llamas—. Personalmente, espero que no haya nadie en casa. Entramos, buscando a Percy y a Annabeth, destruimos las Puertas de la Muerte y salimos.

El túnel se sacudió y cayeron escombros del techo.

—Nos ha ido por poco —murmuró Hazel, volviendo—. Estos corredores no aguantarán mucho más.

—Las Puertas de la Muerte acaban de abrirse otra vez —dijo Nico.

—Ocurre cada quince minutos —observó Piper.

—Cada doce —la corrigió Olivia, aunque no explicó cómo lo sabía. Pero con sus habilidades analíticas, no me sorprendería mucho que lo adivinase a la perfección. Me fiaba de sus deducciones.

χαρμολύπη [Charmolipi]Where stories live. Discover now