LEO

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Después de la excursión en el Campamento ___________. (No hablaba pez, era imposible que pudiera decir el nombre de ese campamento de héroes marinos) , no me esperaba nada más sorprendente. Me había despertado en una cueva submarina, capaz de respirar bajo el agua, con Frank y sin rastro de Hazel. Estábamos vivos.
En un inicio todo fue incómodo, Frank, yo, los dos solos, yo habiendo hecho "manitas" con su novia antes. Y después por mi culpa terminó noqueado por la barba tentáculo de Gambazzila. Estaba enfadado, conmigo, claramente. Le expliqué lo que ocurrió realmente, lo que vimos en la recesión. Decirlo en voz alta fue aún más loco. Quiero decir, Hazel habría sido mi bisabuela. Y tras asegurarle a Frank que no me gustaba Hazel, y que ella estaba coladita por él y no por mi o por mi bisabuelo que ya había estirado la apta cuando yo era un bebé, pareció más calmado.

A partir de allí fue cuando nuestra relación empezó a mejorar un poco. Yo le conté mi pasado en el incendio de mi madre, y él me contó lo de la casa de su abuela y su debilidad. A partir de allí, comprendí todo rechazo que hubiera habido de su parte hacia mi persona. Frank había confiado su vida entera, su existencia en si, a Hazel, eso designaba una gran confianza. Y que alguien capaz de invocar fuego "coquetease" con ella, supongo que hubiera puesto de los nervios a cualquiera. No le culpaba, si yo hubiera estado en esa situación, también habría actuado así.

Fue entonces cuando conocimos a los hombres-caballo-pez: ictiocentauros. Primero fue Bitos, y después Afros. Conversamos un poco sobre esto y aquello, cosas que después debíamos comunicar al resto del grupo (si es que llegábamos con ellos) y les relatamos nuestra historia:desde el inicio hasta Gambazzila. Por su parte, Afros nos dijo que la escalopedra (me gusta más Gambazzila) había sido una criatura mandada por Keto, había dañado el barco pero que no se iba a hundir ya que una chica estaba mandando instrucciones de como arreglar el barco a todos, seguramente era Olivia. También nos buscaban, pero no nos encontraban por culpa de la Niebla.

Tras reunirnos con Hazel, y terminar de relatar nuestra historia, los ictiocentauros nos dejaron marchar de nuevo.

—Decidle a Percy Jackson que no se preocupe —dijo Afros, justo antes de dejarnos marchar—. Hemos captado el mensaje sobre las criaturas marinas encerradas en Atlanta. Hay que detener a Keto y a Forcis. Enviaremos una misión de héroes marinos para que los venzan y liberen a sus cautivos.

—Deberíais hablar con él en persona —propuse—. Aunque sea el hijo de Poseidón y todo eso.

Los dos centauros pez sacudieron las cabezas solemnemente.
—A veces es preferible no interactuar con los hijos de Poseidón —dijo Afros —. Por supuesto, somos amigos del dios del mar, pero la política de las deidades submarinas es... complicada. Y valoramos nuestra independencia. De todas formas, dadle las gracias a Percy. Haremos lo que podamos para que crucéis el Atlántico sin ningún percance ni más intromisiones de los monstruos de Keto, pero quedáis avisados: en el mar antiguo, el Mare Nostrum, aguardan más peligros.

Frank suspiró.
—Naturalmente.

—¡No temáis! Debéis llegar a Roma pasado mañana. Mucha suerte en vuestro viaje. —aventuró Afros. —¡Y antes de que se me olvide, tengo unos regalos para ti, valiente oficial del Argo II! ¡Brownies!

En mis brazos puso una anticuada cesta de picnic. Estaba rodeada de una burbuja de aire para evitar que los brownies se convirtieran en natillas de agua salada.

—En la cesta también encontrarás la receta. ¡No te pases con la mantequilla! Ahí está el truco. Y te he dado una carta de presentación para Tiberino, el dios del río Tíber. Cuando lleguéis a Roma, vuestra amiga, la hija de Atenea, la rubia, no la morena, la necesitará. Un aviso, no te separes de la morena en ningún momento de su viaje.

χαρμολύπη [Charmolipi]Where stories live. Discover now