Un accidente animal

El camino

Intentar encestarle un golpe a Vegetta era casi igual que cazar un mosquito en verano, esquivaba todos sus intentos hasta que de un descuido suyo Vegetta lo desarmo pateando su muñeca logrando que soltara su espada y esta volara lejos. Fue muy pequeño el fragmento en el que se distrajo, uno tan pequeño que estaría seguro de que ningún otro de los héroes sería capaz de aprovechar esa brecha y aun así Vegetta la vio. Ya desarmado el líder de los héroes se acercó y lo golpeo en la mandíbula desorientándolo para después dejarlo tumbado en el suelo y escapar.

—Malditos héroes —se quejaba después de haberse reagrupado de nuevo. Gracias al inesperado encuentro tuvieron bajas. Aún por lo mucho que quisiera cazarlos ese ahora no era un problema y tampoco su objetivo.

Perdieron a la mitad de los jinetes y caballos que cargaban con las armas pesadas, sin mencionar a la gente que iba protegiendo los costados y la parte trasera del ejército. Willy había atacado con la cabeza y su viaje probablemente se habría retrasado tres horas quizás cuatro si seguía contando la hora de descanso y comida, además Rubius no se fue sin dejar un par de minas en los carruajes de pirotecnia y perdieron más de un tercio de dinamita y armas de fuego.

"Malditos, malditos, malditos" estaba furioso, todo su plan se había torcido por completo y debía planear otro.

Estaba deseando de que Willy muriera, lo deseaba tanto "Ojalá no sobreviva" pensaba, la herida que había en su pecho era lo suficientemente profunda como para que una persona normal muriera en seguida, incluso para los héroes esa herida dejaría una enorme cicatriz no solo en su cuerpo si no también en su orgullo. Su ira se acumulaba y la magia y fuerza que los dioses le habían otorgado fue disparada en un puño que atravesó un par de árboles provocando que se partieran a la mitad y cayeran en seco.

Tenía que hacerles daño, mucho daño para que pagaran al menos la mitad de lo que le debían y si Willy llegase a sobrevivir por obra de los dioses lo perseguiría y torturaría hasta que se aburriera. Miro de nuevo su mano, gracias al golpe sus nudillos sangraban provocándole un dolor inmenso que competía con su furia y entonces ...

—Tú —señalo a uno de sus hombres que ayudaba con la recolecta de materiales —¿Cuál es la diferencia entre los héroes y yo? —el chico dudo.

—Eh... que... ¿Ellos tienen... mucho viviendo? —vacilo.

—¡Exacto! Los héroes cuando son elegidos se vuelven inmortales. Claro que mueren, pero resucitan en un nuevo cuerpo lo que les permite vivir por siglos y acumular experiencia. Actualmente existen cientos que se reparten por el mundo. Han visto el mundo evolucionar y cambiar. Estoy seguro de que Vegetta ha de tener más de quinientos años en esta tierra —farfulló molesto — y ninguno de sus movimientos son innecesarios, cada musculo, cada hueso tiene una función que ha ido perfeccionando a través de los años. Da igual cuanta fuerza o cuantos de nosotros seamos mientras tenga esa experiencia vamos a estar siempre por debajo. Que les hayamos quitado esa inmortalidad fue un gran paso, pero aún estamos lejos de alcanzar nuestro cometido.

—¿Entonces jamás tuvimos oportunidad de ganar? —pregunto otro secuaz.

—En cierto modo, cuando uno de los nuestros muere la magia vital que había en él desaparece, se esfuma. La magia se desperdicia.

—Pero si canalizamos todo en ciertos guerreros, en los más fuertes, nuestras posibilidades de enfrentarnos a esa experiencia aumentan, podemos ganar sin haber necesitado de ese tiempo que ellos llevan viviendo y la magia en los soldados que se encuentran en la retaguardia se movería y no estaría sin utilizar —uno de sus comandantes se acercó deduciendo por donde iba la idea de su jefe.

—La desventaja es que, aquellos que se queden sin esa protección son blanco fácil. Karmaland tenía un nivel de magia limitado y la mayoría de ese poder ya había sido utilizada por los héroes en su afán de proteger su amado pueblito.