Flores blancas

858 145 6
                                    

Willy se armó de valor y bajo al cuarto donde Vegetta estaba encerrado, durante toda la tarde este no había dado señal de movimiento agresivo o brusco cosa que relajo y preocupo de igual manera al grupo de héroes; la puerta del cuarto parecía más vieja que cuando la había visto por primera vez, el felino tomo la manija y la giro abriendo el cuarto, asomo la cabeza de manera cuidadosa, tensando sus orejas para poder percibir cualquier sonido de amenaza lo cual, no sucedió; Vegetta estaba dormido totalmente acurrucado, sus orejas estaban bajas y su cola rodeaba sus piernas, se acerco lentamente y vio como el pecho contrario subía y bajaba con un ritmo débil y tranquilo, se hinco a su lado y con su mano acaricio ligeramente la cabeza creando un espasmo en sus orejas, el lobo se removió y giro hasta quedar frente a él, sus ojos cerrados y su boca ligeramente abierta le causaron ternura.

-te extraño... -Willy olvido por completo que el lobo bajo de él trato de matarlo dejándose llevar por los recuerdos de cuando no sufrían ninguna pena y todo estaba bien- los extraño -Willy se acurruco junto a azabache abrazándolo- los extraño demasiado

_..._

Vegetta se encontraba en un prado lleno de flores blancas que daba la sensación de que el cielo se mezclara con la tierra en un mundo infinito, se sentía muy cansado pero aún así decidió caminar para tratar de encontrar el final. 

Cuando el sol comenzaba su descenso pudo ver algo a lo lejos; una cabellera blanca siendo adornada con flores moradas y rosas rojas y un par de orejas cafés, el primero estaba tranquilo, dejándose peinar por el más alto que acariciaba su cabello y lo trenzaba, incrustando flores pequeñas.

-¿Willy? -su voz sonaba débil- ¿Rub? -ambos mencionados voltearon a verlo sonriendo cuando esos ojos verdes y castaños chocaron con el amatista.

-Hombre Vegettita mi amol -la manera juguetona en la que Rubius le hablo provoco que su pecho se apretara.

-¿vege estas bien? ¿Dónde estabas? -en cambio, la voz de Willy denotaba preocupación- fuiste a la nieve sin nosotros ¿o porque estas así? -Vegetta no podía verse así mismo, pero supuso que por el frío que tenía y por el comentario del contrario, estaba cubierto de nieve.

-yo... yo no... ustedes -sus frases no podía completarse atropellando sus ideas en su mente.

-nosotros ¿que? Vegettitaaa ya estas alucinando, la edad ya no te da -bromeo el oso- , vente vamos a ver la lluvia de meteoros juntos -con su mano palmeo el suelo, justo en medio de ellos dos.

-si no te apuras me llevo yo al oso -Willy gritó ganándose una risa del oso, los pies del pelinegro se movieron solos tomando un paso apresurado casi corriendo, abalanzándose sobre ambos para rodearlos en un abrazo tomando por sorpresa a sus parejas- quita Vegetta que me llenas de nieve -reprocho el albino

-creí que os había perdido -mascullo Vegetta haciendo caso omiso a lo que Willy dijo, apretó más el abrazo siendo correspondido por el castaño para luego rendirse ante la muestra de afecto de parte de Willy.

Mientras que Willy y Rubius jugaban a lanzarse alguno que otro pétalo y pasto, Vegetta se limitaba a verlos jugar disfrutando la paz. En eso, Willy logro golpear al oso con unas cuantas margaritas blancas para después reír y en venganza, Rubius comenzó a perseguir al gato el cual huía dando vueltas y brincos hasta que fue alcanzado por el contrario dejando caer todo su peso sobre él, acorralándolo, Willy se quejaba y aunque tratara de levantarse del suelo y luchar contra un abrazo de oso, al final se rindió. El castaño al sentir que Willy dejaba de forcejear y resistirse alzo su mano hasta llegar a su cabellera donde un par de orejas quietas tentaban el ser acariciadas, tomo una de ellas entre sus dedos acariciando suavemente para después escuchar el ronroneo del felino, estuvieron así un momento, hasta que Willy se quejo por la falta de oxigeno, el oso se levanto, liberando al ojiverde que respiro una bocanada de aire; Rubius no quería dejar de provocar el ronroneo del contrario así que lo tomo entre sus brazos alzándolo del suelo y caminando a donde Vegetta los miraba.

Ver a Rubius cargar a Willy era como ver a un niño pequeño que encontraba a un gato que fácilmente podría cubrir todo el cuerpo del niño y aun así cargarlo, excusándose de que el gato esta perdido y solo, prometiendo darle amor y cariño "yo si lo voy a cuidar mamá ¿lo podemos llevar a casa?¿sii?" una fantasía tan absurda que se ajustaba al tipo de relación que tenían. Rubius se sentó a su lado dejando a Willy recargado sobre él, bien sujeto para que no pudiera irse.

-Rub, deja al gato en paz -dijo Vegetta suavemente y con una risilla de fondo

-nooo que se va Vege, que yo quiero al gato -lo apretó más haciendo un puchero

-Rub, oso idiota déjame -gruñía y aún así no hizo nada para que el oso lo soltara.

Llego la noche que los rodeaba como un manto, Rubius estaba acostado siendo almohada de Willy quien era acompañado por Vegetta, respiraban tranquilos y relajados, viendo el cielo oscuro ser pintado por estrellas fugaces y auroras boreales dando un espectáculo digno de dioses, sus corazones danzaban un baile modesto lleno de elegancia y perfección, solo ellos tres y no más, sin villanos o héroes, sin dioses y mortales, sin ninguna preocupación más que la de vivir ese dulce momento.

-Vege -la voz de Rubius interrumpió el silencio en el que estaban hundidos 

-mhum... -respondió y Rubius se recargo en sus manos sentándose, dejando la cabeza del albino en su vientre.

-tío que estaba cómodo -reprocho el felino- estaba durmiéndome

-¿me dejarías de amar alguna vez? -los ojos cafés manchados con verde lo miraron en busca de respuestas, aún acostado en el suelo Vegetta alzó su mano tocando su mejilla, acariciándola y sonriendo.

-no podría -su ojos cafés brillaron chocando con esa amatista

-ew, que empalagosos sois  

-anda Willy que a ti te de envidia nuestra relación no es mi problema -alego el oso.

-¿¡eh?! que también soy su pareja, ratas -reprocho indignado, cruzando sus brazos sobre su pecho y haciendo un pequeño puchero bajando sus orejas y frunciendo su rostro.

-Willy no te enojes -el pelinegro se acerco a abrazar al albino- que también te queremos -tomo su rostro y se acerco a el besando su frente. Rubius tomó a los dos, encerrándolos en un abrazo cálido y protector.

-te amamos como nadie más, ni siquiera los dioses podrán quitarnos el amor que te tenemos, eres nuestro todo Willy -Rubius beso sus labios con un beso corto que prometía más que la esperanza de ver al día siguiente el sol iluminar esas tierras blancas, prometía el amor de una pareja, de un amor.


























ay que dulce -llora-, se que es relleno y que no digo nada interesante pero me dije a mi misma  "¿porque no poner algo soft después de tanto dolor?" y pues salió esto y ya

:D

Un accidente animalWhere stories live. Discover now