Reencuentro

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La casa de Mangel no estaba en las mejores condiciones, destruida de pies a cabeza, dejando solo su cuarto y parte de la sala intactas mientras que el resto del lugar comenzaba a ser invadida por el bosque y el lago.

No era el mejor lugar para vivir pero bastaba con que los ocultara. Mangel no pensaba mucho cuando todo pasó, estaba sucediendo demasiado rápido que, cuando tomó a Rubius y lo ayudó a levantarse después de acabar con el intruso, sólo recuerda llevarlo al único lugar que reconocía y que sabía que estaría vacío.

Mangel lo curó, tenía vendas por sí ocurría algo durante su cuidado de Vegetta, le quito la armadura y lo recostó en su cama, las heridas que el extraño le había causado no eran profundas pero si eran varias, si no lo hubieran detenido, lo habría matado.

Ahora ambos estaban sentados en la orilla de la cama, escuchando con atención todo lo que el pelinegro decía. Rubius trataba de ver a su amigo y el otro solo lo evadía.

- ¿lo conocíamos? -preguntó Rubius después de que Mangel terminará. Sentía la culpa que el otro cargaba. No debió dejar que su bestia llamara así a los dos para atacar a alguien al que probablemente conocía.

-... -Mangel se quedó callado mirando fijamente la sangre seca en sus manos. Suspiro cansado -si, es... era -se corrigió rápidamente -amigo de Vegetta, un héroe de Wakanda Oasis, el pueblo al que quieren ir los rapiitori.

Rubius tapó su cara con sus manos, dioses, Vegetta ¿Cómo lo tomará? mató a su amigo por culpa de él. Imbécil, idiota y estúpido oso, como se le ocurre, sabia que algo estaba mal con la forma de atacar de ese niño, debió haberse retirado cuando pudo, peleaba casi igual que Vegetta, los movimientos eran los mismos, la ecogenicidad que lo rodeaba y su fuerza, además de que había teletransportado a sus amigos a... donde sea que los haya teletransportado y estaba decidido a matarlo. Solo Vegetta tenía esa confianza para decidir acabar con la vida de alguien; Lolito se tomaba su tiempo jugando con su presa como si fuera el juego del "gato y el ratón" y Willy se lo piensa dos veces antes de matar a alguien, pero Vegetta no, si es una amenaza, no importa que tan fuerte sea, la elimina.

Rubius estaba a punto de gritar un insulto hacia el y hacia la vida cuando el vago olor de Vegetta llegó a su nariz. No solo él lo captó sino que también Mangel, salieron de la casa y entraron en el bosque, evitando a toda costa llegar al pueblo o que los rapiitori los vieran y ahí estaba, entre los árboles, encorvado, con la mirada caída y las orejas hacia atrás, sus mejillas estaban rojas y su olor, aunque seguía siendo el mismo de siempre, también estaba impregnado de tristeza y dolor además del hedor de la sangre.

Vegetta alzó la cara viendo como el oso se abalanzó contra el y lo rodeaba en, lo que adoraba, un abrazo de oso. Al principio lo tomó por sorpresa pues la sangre seca de Arsilex y el olor del bosque impidieron que pudiera detectar su aroma pero ahí estaban; Rubius le brindaba todo el calor posible, todo el cariño que le faltaba y que no había podido dar durante días, oh como lo había extrañado.

Rubius sintió como el abrazo de Vegetta buscaba la seguridad y el confort en su cuerpo, no oía que lloraba pero sus lágrimas recorrían de nuevo sus mejillas. Mangel se limitaba a ver cuando el brazo de Rubius lo atrajo hacia él, lo perdió todo en una noche, a sus amigos, a sus parejas y a su libertad, lo había perdido todo y creía que ya no lo volvería a recuperar y sin embargo, los dioses le habían dado ese regalo, esa oportunidad e volver, puede que aún no estuviera completo pero le bastaba saber que al menos Vegetta y Mangel estaban vivos y si ellos estaban bien, también lo estaría el resto, solo faltaba Willy.

Querían recuperar los días perdidos pero hacerlo significaba tardar más en recuperar Karmaland así que Vegetta se conformó con dejar que Rubius acariciarla su cabeza mientras se refugiaban en casa de Mangel, tocando ocasionalmente sus orejas, relajándolo.

Durante el resto del día Rubius trató de disculparse lo más que pudo con Mangel y Vegetta, sentía mucho haberlos puesto en esa situación que era todo menos agradable y, aunque el ojimorado y el de lentes le decían una y otra vez que no se preocupara, que estaban bien, el oso insistía.

-Vege...

-shh calla -Vegetta no quería oír más las disculpas de Rubius, además, el silencio estaba cómodo, ellos dos, acostados en la cama semi rota de Mangel, mientras que Rubius lo abrazaba, estaba bien, al menos por unas horas.

-Arsilex, él... -en todo el rato que llevaban, Rubius jamás había mencionado ese nombre -Mangel me contó, yo... Lo lamento mucho, no sabia y es que... agh fui un idiota ¡sabia que no estaba bien, se movía igual que tú, hasta me dio miedo! -cayeron de nuevo en un silencio, esperando algo más.

¿La había vuelto a cagar? Vegetta estaba frente a él, pensando en sus palabras o en cómo vengarse, no sabe, pero de igual manera, eso le daba miedo.

-¡pues claro chaval! ¿Como no te va a dar miedo? -Vegetta se levantó de la cama con una sonrisa en la cara y las orejas levantadas -¿quien crees que los entrenó? ¡Yo! -Dioses, Rubius había peleado con Arsilex sin limitar su parte animal y aun así le tuvo miedo. Estaba feliz -chaval, si hubiera sabido que Arsilex era tan bueno como para enfrentarse a ti, tu siendo un híbrido de oso, uno de los mamíferos más grandes que existen, créeme que... ¡Dioses! -rio feliz.

-¿no estas triste de que este muerto? -Vegetta guardo silencio un momento y me le devolvió una cálida sonrisa, era claro que mentía.

-no... no hay que lamentarnos por algo que ya pasó -tal vez y... -necesitamos recuperar nuestras tierras para, al menos... hacerle algo decente ¿no crees?

Vegetta sabía que Arsilex era un semidiós desde que lo conoció, los dioses se lo dijeron, claro, tiempo después los demás se enteraron pero nunca vio realmente sus poderes activados, de hecho, lo había olvidado por completo y no fue hasta que Elyas mandó una carta cuando apenas iniciaba Karmaland diciendo que: el niño había aprendido a volar, ser inmortal y usar materiales infinitos, que le faltaba mucho por aprender según un dios que había llegado a Wakanda y que le informaría cuando terminará de aprender y a usar sus poderes en beneficio de Wakanda Oasis. Tiempo después, Elyas no volvió a mandar una carta con el mismo tema por lo que Vegetta dio por hecho de que estaba siendo muy complicado puesto que a Rubius le tomó casi ciento cincuenta años en poder hablar con los dioses cuando quisiera.

Ay Arsilex, que disculpara al despistado de su mentor, estaba tan metido en Karmaland que había olvidado por completo ese hecho, puede que ellos no regresarán a la vida si morían pero él, él era especial, debía serlo.

-Vegetta...

-¡Chavales! -Mangel llegó corriendo -la hermandad oscura esta en el pueblo.























Ola 🌊
Gente... les iba a decir algo pero no tengo nada que decirles así que pues na'a ¿Como andan? ¿Que tal?

Un accidente animalTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon