Ayuda o problema

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-¡Chavales! -Mangel llegó corriendo -la hermandad oscura esta en el pueblo.

-¿Que? -gritaron al unísono.

-no puede ser -Rubius junto con Vegetta siguieron al peli negro hasta el pueblo, con la noche casi encima y la mitad del pueblo destruida vieron como una sombra se adentraba entre las casas.

-¡¿pero que le pasó al pueblo?! -susurro Vegetta entre los árboles.

-hubo un par de... problemas que tuve que arreglar -dijo nervioso.

-¡se supone que debías cuidar el pueblo! no destruirlo

-ya perdón, Vegetta

-Rubén Doblas -su tono era bastante bajo para la poca paciencia que estaba teniendo.

-¿debemos hacer algo? -preguntó Mangel.

Mierda, Willy o Fargan estaban ahí y si ellos estaban en el pueblo significa que el resto de héroes también estaban ahí, los Rapiitori no debían verlos o estarían alerta, si querían atacar debían hacerlo cuando el enemigo estuviera desprevenido, no antes.

-Mierda -dijo Rubius -Mangel, Vegetta vayan a casa a buscar su armadura...

-pero, Rubi...

-Vegetta, si la hermandad oscura empieza una batalla contra los rapiitori será más difícil que podamos hacer algo después, yo... -Mangel estaba ahí, no podía decir mucho -trataré de atraparlo o al menos alejarlo del pueblo, confía ¿vale?

Rubius se alejo, no importa que el ojimorado quisiera seguirlo, su lobo tenía que obedecer. Vegetta bajo las orejas inconforme y solo pudo mirar a su compañero, odiaba que le dieran órdenes y oída a más no poder negarse. Mangel y él corrieron a la isla flotante, ocultándose entre los árboles evitando hasta la luna. Cuando llegaron a las faldas de la casa, vieron como un montón de dinamita era colocada entre las escaleras y la puerta, querían tirar la casa abajo.

Su casa estaba en peligro, con lo que le había costado hacerla ¡Dioses protejan la casa! Vegetta era el líder por algo y en silencio, junto con Mangel golpearon a los rapiitori uno por uno hasta que eliminaron a todos, no eran muchos y realmente eran muy débiles así que realmente no fue mucho trabajo; al quitar la dinamita y guardarla, subieron hasta la parte más alta de la casa, donde la muralla se alzaba imponente e intacta, entraron lo más rápido y, aunque Vegetta se alivio de que su casa estuviera entera, el aire que la rodeaba estaba contaminado con el olor de los rapiitori además de la vaga presencia de sus compañeros.

Esa casa había sido el inicio de que todo se viniera a bajo más no había sido el porqué, no sabía con claridad exactamente qué pretendía la hermandad o los rapiitori, si, sabía que deseaban destruir a los dioses volviéndose ellos héroes, también sabía que necesitaban de Wakanda para eso pero no sabía porque Rubius tuvo que quedarse.

_..._

El oso llegó al pueblo y uso su olfato para detectar los trajes de la hermandad ¡Que horror!, el lugar solo apestaba a rapiitori. Vio a su hermano dirigirse a la casa de Alexby, donde todos los aldeanos estaban resguardados y Rubius trató de seguirlo, su aroma no estaba claro, olía a Alexby y otras a Fargan.

El bosque y la montaña parecían cerrarse evitando que pudiera seguirle los pasos al otro, así que, se desvío y tomó un atajo que Alex le había enseñado siendo el primero en llegar, lo espero sobre la casa, el lugar estaba en silencio y no llegaba, trataba de estar atento a cualquier movimiento o ruido que hiciera pero todo estaba igual, tan tranquilo y quieto como cuando llego.

Estaba a punto de volver al bosque a buscarlo cuando su hermano lo asalto, cayendo a los cultivos de Alexby y aplastando las hortalizas. Rubius sentía a esa persona mucho más pequeña y escurridiza de lo recordaba y Fargan, era todo menos eso, "demasiado torpe y bobo para espiar", las palabras de Willy hablaron sin preguntar y todo quedó claro, más o menos.

No podían pelear frente a los aldeanos o estos se alterarían. El oso tomó a la otra persona entre sus garras, lo alzó y lo llevó al otro lado de la montaña, donde no los vieran.

-Joder, deja de moverte

-¡Déjame, Rubius! -esa voz, no importa cuanto la distorsionara, era la misma.

-¡Willy, calmate! -el albino no dejaba de moverse, seguramente estaba erizado. Rubius, cansado de que Willy no parara de moverse lo tiro al suelo y se acostó sobre él, dejando que su peso lo atrapara contra el suelo.

-Demonios Rubius quítate que me aplastas -dijo tratando de levantarse sabiendo que no importa cuanto lo intentará, no se movería.

-Noo hasta que te calmes y me digas ¡porque putas estas aquí! -Rubius miro esos ojos rojos, decidido a no moverse. Willy dejó caer su cabeza y se rindió.

-Rub -dijo después de retirarse la máscara.

-mhum.

-¿puedes quitarte?

-Ño -su colita se comenzó a mover alegre mientras esos ojitos cafés lo miraban feliz.

-Demonios, Rubius, muévete -Willy con sus manos volvió a empujar los hombros del otro para moverlo. El oso sólo se apego más a él y comenzó a dar pequeños besos en sus mejillas y en su cuello, rozando con sus labios -oso tonto ¡deja de hacer eso! -decía furioso.

-No -siguió insistiendo mientras Willy trataba de alejarse siendo en vano -te extrañe mucho -murmuró en su pecho cuando se detuvo. Willy dejó de forcejear, sintiendo como el castaño lo abrazaba más fuerte.

-Apestas a Vegetta -dijo.

-Y tu, a la rata de Fargan.

-Tuve que ponerme su traje, es el único que pude ocultar la parte animal además del tuyo.

-oh -estuvieron unos segundos en silencio y al fin Rubius se digno a pararse y ayudar a su pareja a hacerlo -se va a enterar que eres parte de la hermandad oscura si te ve -dijo en voz baja.

-¿Vegetta? -lo miro -que va, no lo hará, Fargan se encargo de que creyeran que tu lo estabas suplantando así que no sospechan de ti ni de mi.

-bueno... -desvío la mirada, nervioso.




















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Un accidente animalWhere stories live. Discover now