Capítulo 32

476 81 24
                                    

•🧿•

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

•🧿•

Tal vez no pude torturarlo como hubiera querido pero por lo menos no permití que alguien más me arrebatara el poder de acabar con él.

Un charco de sangre se acumula bajo el cuerpo de Diablo y desde mi posición puedo ver los dos agujeros de bala que ocasioné. Después de dispararle en el ojo, le di un disparo en la frente solo par asegurarme de que no hubiera forma de que quedara vivo.

—Esto es por ti, madre. —susurro.

Tal y como si ella me hubiera escuchado, unas cuantas gotas de lluvia caen del cielo y se estrellan en mi mejilla.

Una repentina tormenta empieza a caer en todo el lugar, el cielo se ha vuelto gris en cuestión de minutos y yo solo sonrío a medida que camino lejos del cadáver de Diablo. De reojo, veo como Stan lo observa con una pizca de dolor surcando sus ojos, pero cualquier emoción es eliminada para dar paso a la seriedad habitual que lo rodea.

Ambos nos movemos hasta donde están los demás. Todos parecen estar alrededor del helicóptero, que pese a la lluvia, no ha dejado de arder y expulsar humo.

Veo como König está ayudando a levantar un gran trozo de hierro que se despegó. Cerca de él se encuentran Vargas y Rudy, también veo a Gaz junto con otros pocos soldados mexicanos. Supongo que algunos de los nuestros se quedaron en el otro lado para seguir buscando civiles. Todos están empapados por la lluvia pero ninguno se ve realmente afectado.

El primero en vernos es el Capitán, quien no tarda en acercarse a mi para brindarme un cálido abrazo. Correspondo su gesto y me permito aceptar el consuelo que está intentando brindarme.

—Acabé con él. —le digo y él asiente.

—Todos lo vimos. —habla mientras se aparta de mi para observar a Stan—. También ví como ayudaste a mi soldado y de verdad te lo agradezco.

—Price. —el llamado de Ghost interrumpe la conversación y nos hace caminar hasta donde se encuentra, justo al lado del inmenso agujero que tiene el helicóptero—. Solo encontramos el cadáver del piloto, no parece haber rastro de Marco.

—Mierda, ¿Cómo es posible que haya sobrevivido?

Como respuesta a sus palabras, el sonido de algo seco cayendo al suelo nos pone en alerta. No nos da tiempo de observar que tipo de granada es pues está detona y la explosión nos manda lejos.

Mi cuerpo rueda un par de veces mientras siento el calor de la granada. Gruño de dolor cuando la herida de mi brazo se raspa más contra el suelo y debo darme unos segundos para recomponerme. Un horrible pitido en mis oídos me impide escuchar que está pasando alrededor y es ahí cuando siento un fuerte tirón en mi cabello.

Gruño de dolor cuando levantan mi cabeza, y cuando por fin logro enfocar a mi agresor, me doy cuenta de que es Marco González. Su arma se presiona en mi cráneo y desde mi incómoda posición puedo ver que la mayoría de mis compañeros ya lograron recomponerse de la explosión.

Este cabrón me está usando para chantajearlos.

—Que nadie se mueva o lo mato.

Todos nos mantenemos en silencio y estáticos cuando escuchamos que le quita el seguro al arma.

—Quiero que bajen sus armas y las lancen hasta aquí. —ordena y juraría que lo siento temblar—. ¡Ya!

El Capitán Price les hace una seña a los demás para que obedezcan. Poco a poco, todos dejan las armas en el suelo y las empujan hasta donde se encuentra este imbécil. González parece anticipar que voy a intentar tomar una de esas armas por lo que me toma del cuello, hace que me levante y me obliga a retroceder unos pasos con él pegado a mi espalda.

—Ahora, vamos a irnos hasta la otra zona de este maldito lugar o te disparo. —intento forcejear pero él lanza un tiro al aire, lo que me hace quedar estático—. Quieto o la próxima vez esa bala terminará en tu cerebro.

Siento una fuerte impotencia porque este imbécil me dejo inmóvil con demasiada facilidad. No entiendo como no lo vimos venir pero tengo que admitir que este tipo es bastante astuto.

De repente, como un sonido totalmente fuera de lugar, la sirena de una ambulancia hace que Marco observe sobre su hombro. Intento hacer lo mismo y para mí horror, puedo ver como el maldito auto médico se dirige directamente hacia nosostros.

Aprovecho la distracción para forcejear con Marco y lo empujo lejos de mi. Él cae con brusquedad al suelo y yo también pero hacia el lado contrario. Desde mi posición y casi como una película, veo como el enemigo intenta levantarse pero es demasiado tarde. La ambulancia viene a toda velocidad cuando embiste contra él y el cuerpo de González prácticamente se levanta por los aires hasta caer con un horrible sonido de algo quebrándose.

Al principio pienso que eso será todo pero sea quien sea que esté conduciendo no parece tener suficiente. El motor del auto ruge cuando acelera y ahora debo apartara vista cuando escucho como Marco González es atropellado. El crujido de sus huesos es suficiente para saber que ese pobre diablo acaba de morir.

—Ups, creo que pise un poco de mierda.

Me giro de golpe cuando la voz de (T/n)_______ inunda mis oídos. Estoy en shock cuando la veo desde la ventana del piloto con su cinturón puesto y una mano en el volante. Alejandro y Rodolfo se acercan a su hija para ayudarla a bajar mientras la elogian y algo dentro de mi se remueve cuando veo como sus típicas ropas anchas empiezan a mojarse y como esos hermosos rulos se aplacan hasta casi rozar sus caderas.

Se ve malditamente radiante y ni siquiera parece que acaba de asesinar a un enemigo peligroso solo con una ambulancia. No entiendo como llegó aquí pero lo único que se es que quiero besarla por ser tan perfecta.

—¡Eso fue increíble! —grita el Capitán mientras la abraza y ella ríe.

Me acerco hasta su posición y sus lindos ojos me enfocan. Se aparta de nuestro líder para acortar la distancia conmigo y no me permite siquiera decir algo, solo toma mi rostro para besarme.

Escucho los abucheos de mis amigos y no puedo evitar recordar cuando Ghost y Alya también se besaron en plena misión.

—¿Cómo es que estás aquí y llegaste justo para salvarme el pellejo? —susurro cuando me aparto un poco y junto su frente con la mía.

—Siempre estuve en el helicóptero de mi padre, ¿Oh acaso pensabas que podía dirigir un dron desde otro estado?

—La verdad no había pensado en eso.

Ambos reímos y una tos nos obliga a apartarnos. Veo el rostro serio de Alejandro y no dudaría en que si no me asesinó González, entonces Vargas los hará.

Para mi sorpresa, su expresión se suaviza y le da una mirada de orgullo a su hija. (T/n)______ corre hasta él y ambos se abrazan, lo que me hace sonreír.

—Que irónico que nuestras chicas son siempre las que nos salvan el culo, ¿No? —me comenta Ghost en un tono suave cuando se coloca a mi lado.

Asiento, y agradezco eternamente que sea así.

.

En la mira [Soap x Tu] (#2) Where stories live. Discover now