En la mira [Soap x Tu] (#2)

Capítulo 22

•🧿•

—Habla.

Stan Heck se encuentra sentado en la sala de interrogatorios pero no parece para nada preocupado. Su cabello castaño se encuentra sucio al igual que las ropas que tiene pues han pasado dos días desde que escapamos del ataque de Diablo. Dos días en los cuales no habíamos tenido la oportunidad de interrogarlo ya que habíamos estado demasiado ocupados con la construcción de la base y los patrullajes.

Aunque no puedo evitar sospechar que Price atrasó el encuentro con su viejo amigo porque no estaba listo para darle cara.

—Si no hacen una pregunta directa no les puedo decir nada. —suelta Stan, irónico.

—¿Por qué secuestraste a mi hija? —pregunta primero Alejandro con notoria molestia.

Heck suspira, lo hace como si nosotros de verdad fuéramos lo más estresante que ha tenido que soportar.

—A ver, les voy a explicar todo para que no piensen que soy el malo aquí. —su ancho cuerpo se recuesta en la silla y se pone cómodo pese a que tiene las manos esposadas—. Mi objetivo era acabar con Diablo y Marco para así acabar con el grupo que dirigen. Keegan, quien es mi segundo al mando, desde el año pasado ha logrado trabajar para ellos y volverse más cercano a Diablo. Era gracias a eso que lograba obtener información que nos permitía anticipar sus movimientos.

«Hace unas semanas Diablo le dió el comunicado a Keegan que iría tras el niño Maikol. Obviamente no iba a permitir que eso pasara por lo que empecé a enviarle mensajes solo para confundirlo. En uno de esos mensajes le dije que lo mejor era atacar a la “hija” del Cápitan Price, ya que como deben de saber, él lo quiere muerto. Le dije a Keegan que mintiera y le dijera que la hija de Price es Alya, pero en vez de mostrarle una foto de la verdadera, le mostrara una foto de la pequeña Vargas.»

—Del montón de personas que hay en esta base, ¿Elegiste a mi hija para ser tu maldito señuelo?

—Debía hacerlo para que Diablo no atacara a Maikol y para que el infiltrado que hubiera en la base se dejara ver. —Rudy toma a Alejandro del brazo cuando este intenta lanzarse sobre el padre de Alya—. Y, obviamente, preferí que le dispararan a tu hija en vez de a la mía.

—Hijo de puta. —escupe Vargas de nuevo.

—Alejandro, cálmate. —el Cápitan se acerca al Coronel pero este se aparta.

—No me pidas que me calme cuando por culpa de este imbécil le dispararon a mi hija.

Price lo ignora y lo obliga a retroceder usando su cuerpo. Alejandro tiene los puños apretados y respira como una fiera enjaulada mientras cede al empuje.

Las palabras de Stan me hacen recordar el mensaje que mandaron al teléfono del infiltrado, y es aquí cuando caigo en cuenta que fue él quien lo envió para provocar a Diablo.