Disco Marrón

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12 meses antes del suicidio

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12 meses antes del suicidio.

—Esto no puede ser verdad, señor Woolworth, yo no puedo sufrir de eso... Es decir, es imposible porque nunca he escuchado de ello en mi familia.

—Lamentablemente, esto no lo determino yo, lo hacen los exámenes. Jimyn, sería mejor mencionarle esto a sus padres, el tratamiento que necesitas de forma urgente es algo costoso, y no creo que usted sea capaz de costearlo.

—No, en lo absoluto, mis padres no pueden enterarse de que vengo a verlo a escondidas, esto lo he de lidiar solo señor Woolworth.

—Joven, necesitamos un representante legal que pueda costear las medicinas y firmar todo lo necesario, además de que esto es delito porque yo no debería estar hablando con un menor de edad.

—Yo tengo esa persona, no se preocupe, y no se asuste con la ley señor, esta no le hará nada, solo debemos mantenernos en secreto como lo hemos estado haciendo.

—Está bien, con tal que recibamos nuestro dinero en los tiempos concordados, no tendremos ninguna necesidad de recurrir a informarle a sus padres.

—Sí, claro, ahora me retiro.

El chico se puso en pie y tras tomar el papel con la cuenta sale del rústico y aburrido consultorio del psicólogo más costoso de la ciudad; ingresa a la recepción para encontrarse con Sasha, una mujer de 60 años, viuda y sin hijos, puesto que el único que tuvo murió siendo un niño, a lo que esta prefirió fue hacer mucho dinero antes de volver amar y lastimar de nuevo su corazón. Esta mujer se conoció con Jimyn en circunstancias extrañas; ella quería cruzar la calle y un chico en bicicleta casi se la lleva estando el semáforo en rojo, este había caído y disculpado, sin saber que la mujer se volvería una madre para él.

Sasha, le ha ayudado a Jimyn de manera económica, sin pedir nada a cambio; muchos los veían y podían decir que eran madre e hijo, puesto que lo ayudaba en todo lo que necesitaba. Jimyn agradecía esa suerte, puesto que ella lo hace al parecerse a su difunto hijo, piensa que su pequeño Dylan, había reencarnado en este chico. 

La secretaría, le dio los papeles correspondientes a la mujer quien firmo como representante legal del menor. Al salir de recinto juntos fueron a comer, ya que el chico no había probado bocado alguno desde la cena de la noche anterior; este se veía pálido y estaba levemente mareado, por lo que esta le dio de comer con tal preocupación que no le pasara nada; lo que haría una verdadera madre. En las horas de la tarde de ese sábado, la mujer dejo a Jimyn a una cuadra de su casa, simplemente para evitar problemas, puesto que le decían a su padre que ahora su hijo solo buscaba mujeres mayores para ser un mantenido; puros chismosos los que viven en este barrio, además, que yo estaba saliendo con mi hermoso novio Tyler, no necesitaba de nadie en ese aspecto afectivo. 

Al este encontrarse en su habitación, decide realizar una investigación exhaustiva frente a sus familiares, tratando de entender si alguna vez sufrieron de problemas psiquiátricos; el estudio resulto negativo, ¿será Jimyn el primero en sufrir de esquizofrenia? Esa duda lo invadió, generándole un poco de pánico. Dentro de su familia habían llegado a sufrir locuras por celos o uno que otro cuadro depresivo, más no había ninguno con enfermedades más allá de lo tratable y que podían vivir tranquilos. Por el contrario, este joven debía acudir a sesiones y llevar a cabo exámenes costosos; en realidad, alguna vez pensó que todo era excesivo.

Falcón Woolworth era un hombre respetado en el ámbito psiquiátrico, se suponía que era aquel hombre que ha tratado a diversos personajes conocidos que han experimentado diversos problemas con su mente, como Demi Lovato, Mariah Carey, Leonardo DiCaprio, Justin Timberlake, Aarón Carter, entre otros, quienes han manifestado ante su público dichas situaciones de la mano de Falcón quien presuntamente ha luchado por ayudarles a vivir en la vida. Este hombre era alguien recomendado, pero aun así no se sabría qué decir, puesto que Sasha decía que podía ser un vil estafador. Pero confiaba en él, eso era lo importante para Jimyn, aunque dudara muchas veces de su trabajo.

La llamada de su madre adoptiva favorita, puesto que ha sido la única que en verdad le ha querido como hijo y se ha enorgullecido, le tomo por sorpresa. Sasha, le informa que tendría un viaje de negocios de urgencia por dos semanas, a lo que no lo podría acompañar a la próxima sesión. Siendo honestos, Jimyn en ese momento sintió un pánico tenaz, pero no tuvo más opción que aceptar. 

—¡Jimyn llego Cora, así que baja que nosotros ya nos iremos!

El grito de su madre biológica le saco de sus pensamientos, suspira y baja a la planta baja; de tanto pensar no recordaba que Coraline venía a estudiar, al verla solo puede abrazarla, aparentando una sonrisa, no quería que se preocupara por él.

—Espero se porten bien, juiciosos para estudiar, porque Cora no te puedes ir tarde a tu casa.

—No se preocupe, señora Turner, no demoraremos casi, estamos a poco de terminar nuestros trabajos, ¿no es así Jimyn?

—Si madre no te preocupes, andén con cuidado saben que últimamente los robos anda muy calientes.

—En eso, si tienes razón hijo, Cora llamas a tus padres que te vengan a buscar cuando te vayas, ¿ok? Mejor prevenir que lamentar.

—Si señora, no se preocupe, nos vemos.

La mujer terminó dándole un beso en la frente al joven antes de retirarse de la casa; ambos chicos se dirigieron a su cuarto de estudio para seguir con el trabajo de física que tenían pendiente. Sinceramente, Jimyn se veía más pensativo por Sasha que por el mismo trabajo, por suerte las respuestas mecánicas que tenía, impedían que Coraline notase su estado de ánimo.

—Bueno, esto sería todo, tenemos nuestro volcán Jimyn.

—Somos buenos trabajando juntos.

—De eso no tengo duda. Ahora bien, ¿quieres algo de comer? Traje galletas, las guardé en la alacena.

—Sí, en la nevera tenemos jugo para acompañar tus galletas.

—Bien, espérame aquí iré por ello.

Sonríe al ver que Cora se levantó saliendo del estudio. Admiraba la obra de arte que habían creado, la satisfacción era grande, pero en eso, suspiros se escucharon cerca de su nuca, acto que lo hizo erizar; estaba solo en ese espacio.

—¿Pero qué ha sido eso? Deben ser locuras mías.

Niega para sí mismo, empezando a acomodar la mesa de trabajo; la joven regresa con una bandeja en mano, allí había dos vasos con el jugo, además de un plato con suficientes galletas para ambos.

—Pongámonos cómodos, tenemos dos horas antes que llegue tu padre, ¿te parece si vemos una película?

—Oh, veamos la nueva que salió Jimyn, la de Zombieland 2, dicen que es buenísima, ¿venga sí?

—Como decirle no a esos ojos tiernos, está bien, veamos esa.

Ambos dejan escapar una pequeña risa mientras se acomodaban en aquel confortable sillón, encienden el TV y ponen la película, la cual disfrutarían con sus aperitivos. Quizás, podía este estar dañado y preocupado en su cabeza, pero distraerse con su mejor amiga era siempre la mejor cura ante cualquier tristeza. 

15 Razones para MorirWhere stories live. Discover now