Capitulo 26

136 14 31
                                    

||Cada vez más cerca||

Helena.

—Te acuestas.

—Ya no quiero estar en casa papá.— dije mientras frotaba mi nariz.

—Helena, estás hasta peor que ayer.

—Ay no exageres.—voltee mis ojos.

—Bueno, tampoco tanto así. Pero sigues enferma, no irás a estudiar así.

—Me voy a quedar atrás.

—Amber dijo que vendría después de la escuela a ayudarte a ponerte al día, y a verte claro.

—Pero ya me aburrí...

—No, Helena. No discutas, si mañana estás mejor, irás a la escuela, pero hoy no lo estás.

—Bueno, ¿me pides de desayunar entonces?

—¿Que quieres?

—Panqueques, con fruta.

—Ahora le digo a Mireya, y te lo traigo.

—Gracias.—dije lanzándome a la cama de nuevo, si me iba a quedar en casa lo haría bien.

Papá me llevo el desayuno después unos largos 20 minutos, el se fue luego a trabajar y me quede en mi casa nuevamente, mi resfriado había mejorado bastante, pero mi papá insistía en que me quedara en cama para recuperarme por completo.

Recibí una llamada, y tome mi celular para responder.

—¿Bueno?

—Helena.—Izana.

—Izana, hola.

—¿Como estas? ¿Mejor?

—Si, bastante. Aunque sigo en casa, mi papá piensa que debo mejorar por completo.

—Es lo mejor.

—Ya me aburrí de estar acá.

—¿Quieres que vaya y te lleve algo?—El pareció entenderme a la perfección.

—¿Por qué no?

—¿Quieres algo en especial?

—Me da lo mismo, trae lo que quieras.

—Vale, iré para allá, nos vemos.

Nuevamente el peliblanco llegó a mi casa como el día anterior, me gustaba esta nueva versión de el, la vez que nos conocimos no fue tan amable y me sorprendía como ahora lo era y mucho.

—Hola, ¿como te sientes ahora?

—Mejor.

—Me alegro.— se acercó hacia a mi en busca de mis labios y al ver sus intenciones desvié un poco mi rostro, acto que le hizo fruncir el ceño y verme desconcertado.

—Izana.—dije conteniendo mi risa al ves su rostro de confusión.—No puedes besarme todo el tiempo y cada que vez que quieras, no somos novios.—negué riendo, cosa que le hizo confundirse aun más.

Bajo la lluvia || Izana Kurokawa Où les histoires vivent. Découvrez maintenant