»UN TEJÓN VOLADOR«

249 27 67
                                    

Teníamos que beber con calma porque May y Pav estaban chiquitos y no los queríamos asustar...

Herby

Unas horas e incontables canciones de Vicente Fernández más tarde...

Margo vomitó, Gwen estaba flotando en la alberca, Pav estaba dormido en dos sillas juntas a un lado de la mesa, después B. Parker se lo llevó a él y a May a dormir a la habitación de la casa. Yo no sentía los dedos de los pies y por alguna razón la canción que estaba ahora me dolía en el alma aunque yo no tenía una decepción amorosa.

–Hablando de mujeres y traiciones... Se fueron consumiendo las botellas– Canté al borde de las lágrimas, tenía cargando mi caguama como un bebé... Miré a Miguel, sentado en sus sillita de Coca-Cola, cantando, ya andaba medio entonado, tomando como si cada botella fuera la última– ¡Pidieron que cantara mis canciones y yo canté unas dos en contra de ellas!
–¡De pronto que se acerca un caballero!– Gritó Noir tropezando a un lado, me sorprendió, la verdad– Su pelo ya pintaba algunas canas!
–¡Me dijo "le suplico compañero, que no hable en mi presencia de las damas"!– Grité y me senté en el pasto, por no decir que me dejé caer– ¡Le dije que nosotros simplemente... Hablamos de lo mal que nos pagaron!
–¡Que si alguien opinaba diferente... Que me dijera y nos partíamos la madre!– Gritó Kaine con otro de esos vasos radioactivos en la mano– Ah... No... ¿Como iba?

Me acosté un momento viendo el cielo. Escuchaba a Miguel cantar y era el sonido más bello que había oído... En el suelo me giré a un lado, con dificultad, algo mareada. Veía a Miles bailando torpemente abrazando a un globo, el chico no llevaba ni tres cervezas... Hobie no estaba por ningún lado... Jess se despidió hace una hora pidiendo que no hiciéramos nada malo. Parker había ido a dormir a May, Ben no estaba y Kaine tampoco... Noir fue, creo que a la tienda.

–¡Y siempre me dejaron las mujeres... Llorando y con el alma hecha pedazos!– Grité viendo el cielo, de pronto me dieron ganas de hacer pipí– ¡Mas nunca les reprocho mis heridas... Se tiene que sufrir cuando se ama!

Me puse de pié y antes de irme abracé a Miguel que cantaba triste.

–Las horas más hermosas de mi vida... Las he pasado al lado de una dama– Dijo y me miró adormilado, sonrió torpe y le dí un beso en la mejilla– Pudiéramos morir en las cantinas y nunca lograríamos olvidarlas...

Me fuí meciéndome de lado a lado, bebiendo lo último de mi cerveza y luego tirando la botella al suelo. Había luz en el baño, pero la puerta estaba entre abierta. La empujé, me metí y... El humo me golpeó la cara y la nariz.

Kaine, Ben, la mancha y Hobie estaban ahí, echándose un porro.

–Malditos mariguanos... No me invitaron– Me quejé y puse una mano en mi pecho, con la otra trataba de sostenerme de la pared– Creí que éramos amigos.
–Ven, te paso el humo– Dijo Hobie inhalando y luego acercándose con intenciones de besarme.
–No, no, no, mañoso, no hagas eso– Contesté viéndolos, Kaine sentado sobre el excusado, la mancha sobre el lavamanos que no parecía aguantar mucho.
–Sírvete Qveen– Contestó Hobie tendiéndome un porro.
–Esto si– Dije y él se puso el suyo en la boca.

Lo tomé de las mejillas, él hizo lo mismo conmigo, luego acercamos los porros para prender el mío. Inhalé, soplé, inhalé, prendió. Le dí una jalada y luego otra, sentía que me relajaba y luego... Me reí. Todavía me andaba pipí.

SILK HEART - MIGUEL O'HARA Where stories live. Discover now