»PARA TI, CORAZÓN«

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Herby

Teníamos un día y medio. Gwen dijo que Miles no estaba en su dimensión así que empezamos a pensar en todo lo que pudo haber pasado.

Pav y Noir salieron a buscar provisiones. Estábamos en un lugar secreto en el que solíamos juntarnos a jugar, hablar, entrenar, algunas veces hacíamos juegos con balas de pintura, por eso todo estaba manchado. Era un viejo bar deshabitado... Por no decir prostíbulo. En la dimensión de Hobie. Ahora mismo estábamos cansados, acostados en el escenario donde alguna vez hubo un tubo de baile.

–¿A dónde irías si fueras una anomalía?– Preguntó Kaine ya casi dormido.
–Miles jamás se iría sin avisar a sus papás– Habló Penny, era de las pocas veces en que nos dirigíamos la palabra.
–Pero no volvería por miedo a que lo atraparan– Contestó Margo y yo negué.
–Miles no es así, Miles puede tener miedo pero... Siempre hace lo correcto– Dijo Gwen con tristeza, se veía la culpa en sus ojos.
–Yyyyyy obvio volvería inmediatamente, quiere salvar a su papá– Dije rodando en el suelo, estaba muy aburrida.
–Exacto, entonces... Miles no regresó a casa aunque era el plan original– Decía Peter arrullando a May– ¿En donde puede estar?
–Es que todos lo vimos, Miles volió a su dimensión en la máquina vete a casa– Dijo Margo apretando los ojos y tratando de recordar.

Si, todos lo vimos, ese era el plan. La máquina detectó su ADN y lo regre... Maaaangos.

–¡Ya sé dónde está! ¡Chispas, chispas! Esto es malo– Dije levantando la cabeza con energía– ¡Miles es una anomalía! La araña que lo mordió no era de su dimensión y si... ¿Y si la máquina detectó el ADN de la araña y no el de Miles? Significa que no está en su dimensión, si no en la de la araña.
–Podría tener sentido, por eso no está en casa– Dijo Hobie señalándome.
–Si... El número que aparecía en pantalla era el cuarenta y dos, está en la tierra cuarenta y dos– Dijo Margo y la señalé.
–Esperemos a que vuelvan los demás y nos vamos, tenemos que llegar antes que noventa y nueve– Contesté, no quería mencionar su nombre, me dolía mucho más que solo decir su número– Además, Miles si un brazalete... Se va a glitchear, sus moléculas van a estallar y morirá.

Todos nos veíamos unos a otros, definitivamente era muy importante encontrarlo.

Narrador

Miguel estaba parado en una sala con iluminación directa en lugares específicos, sus ojos iban y venían con cada cuadro, cada pintura en la sala. El museo tenía muy poca gente, ya era tarde, estaban a punto de cerrar. Él había ido a buscar pistas, cualquier indicio que lo llevara al paradero de Herby.

Sus pinturas lo dejaban un buen rato confundido pero no podía apartar la mirada, había autorretratos combinados con plantas, animales, algo muy surrealista pero genial. No comprendía del todo. Luego le pareció ver algo que ya había visto antes. Si. Esa noche entró a la casa de ella y la encontró en el suelo, en ropa interior y pintando.

Sonrió sin darse cuenta.

Era una escena que conocía bien y sus mejillas se pusieron rosas.

El backroom de los hongos, la piscina en forma de río, las flores con ojos, el árbol. Pero el que más lo inquietaba era el de junto. Era inconfundible y nadie más podría entenderle. Sus dos trajes juntos, vistos desde un lado, haciendo la posición exacta en la que estaban apretados dentro del árbol del backroom. Tan real. Solo era una pintura de la nariz de ambos hacia las rodillas. Él detrás de ella, pegados, muuuuy pegados. Las manos de él a los costados de ella... En la inscripción debajo del cuadro colgado y enmarcado decía “Para ti” esto hizo que Miguel sonriera.

Le importó tres hectáreas de verga, él lo descolgó con calma, luego al de junto, se dió la vuelta y salió tranquilamente... Después de todo decía “Para ti, corazón” ¿No? O sea que se lo podía llevar si quería, le pertenecía.

SILK HEART - MIGUEL O'HARA Where stories live. Discover now