»JUNTOS«

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Herby

Pasaron los días, todos nos juntamos de vez en cuando para hablar y comer, incluso Jonathan (la mancha) que era buen tipo. Mi pierna sanó, regresamos al trabajo que en realidad... Era más sencillo con la mancha en el equipo y ahora no había tantas anomalías.

Una noche Miguel y yo estuvimos ayudando a la gente en la marcha por los derechos de los indígenas. Un grupo de jóvenes, encabezado por... Sorprendentemente Harry Osborn, se levantó y lograron entrar al palacio donde el presidente vivía. Hubo decenas de personas heridas pero logramos sacar a Norman de ahí y... Mientras la ciudad se quemaba, la gente destrozaba al estúpido dictador y se elegía a un nuevo presidente, yo veía desde lo alto del edificio que mi deber por ese día había concluído.

–Ellos son... La razón por la que todo esto de Spider-Man vale la pena– Fue lo único que dije en ese momento.

Miguel me miraba con media sonrisa. Me sentía feliz de que ellos mismos hubiera conseguido quemar la ciudad y sacar a Norman. Jamás fue mi tarea hacerlo, no soy la salvadora, solo buscaba despertarlos para que alcanzaran su propia libertad, y cuidarlos en el proceso.

Semanas después al fin tuvimos esa cita. LA cita. Era un restaurante fino, de verdad lindo, en la dimensión de él. Yo llevaba un vestido (la idea te la dejo a ti), tacones, un pequeño collar, el cabello suelto y esponjado... Él, un pantalón negro y la camisa blanca, se veía tan lindo.

Cuando llegué se puso de pié y jaló la silla para que me sentara, después volvió a recorrerla para acercarme a la mesa. Sonreí. Él se sentó y me miró con los ojos brillantes.

–Te ves preciosa– Dijo sonriendo torpemente.
–Tu también te ves preciosa– Suspiré ladeando la cabeza, luego hice una mueca– No, o sea te ves muy muy guapo, bueno, precioso, no preciosa.

Se rió y enseguida trajeron las cartas. Pedimos varias cosas y luego solo esperamos.

–Herby... Estaba pensando en que... Ya sabes, pasamos día y noche juntos, no hay quien nos separe, solo... No sé que pienses o si estés de acuerdo– Decía Miguel rápido y como algo nervioso– De que... Podríamos ya sabes, empezar a vivir juntos, no llevamos mucho, hoy es un mes de lo nuestro y... No sé si creas que es apresurado.
–Si, si, si, me encantaría, no tendría que volver a casa y tú no tendrías que irte, adoro tu departamento, se puede ver la ciudad entera– Empecé a decir y él sonrió, luego pensé... No había tanto espacio ahí y...– Aunque...
–Sé que vas a decir, por eso... ¿Qué te parece que vivamos en tu casa, solo hasta que encontremos una casa grande en donde podamos tener todo el espacio para tu estudio y tus pinturas y todo eso?– Preguntó y asentí rápido, eso sonaba muy muy bien.

Y trajeron la comida. Pasta, crema, lasagna, exactamente lo mismo que comimos en nuestra primera cita, pero coincidíamos en que era lo más delicioso de la vida... Claro después de los tacos.

–Herby, en dos semanas es tu cumpleaños y los exiliados dicen que quieren hacerte una fiesta, bueno, en palabras de Kaine... Una super peda bien pinche autodestructiva bastarda a la verga– Dijo él y me reí, casi se me sale la sopa por la nariz– ¿Estás de acuerdo?
–Si, claro, necesito algo así y... Cuando iba de fiesta con Kaine era una locura, una vez lo atrapé tratando de alterar el guacamole– Le contesté y nos reímos.

Seguimos comiendo, no había nada que me sacara la sonrisa de la cara hasta que... Levanté la vista y ví los ojos de Miguel fijos en algo. Bajé la mirada y... Me veía el escote, o más bien las bobies.

–¿Se te perdió algo?– Pregunté poniendo una mano en mi pecho.

Me miró algo avergonzado y negó. Me reí y negué, ni siquiera tenía taaaaanto ahí.

SILK HEART - MIGUEL O'HARA Where stories live. Discover now