»SPIDER WEB 99«

681 59 1
                                    

... Varias cosas empezaron a caerse, entre ellas un cuchillo que rebotó en las navajas giratorias y salió disparado a una pared, cortando la telaraña de la bola de demolición que se soltó y venía directo a nosotros por la espalda de Miguel.

–¿Qué?– Preguntó confundido, yo solo me dejé caer en el suelo para que la bola pasara sobre mi sin tocarme.

El frío acero se llevó consigo a Miguel que soltó un grito al tiempo que lanzaba una telaraña que se me pegó y me llevó con él. Grité en cuanto salimos volando por los aires, luego golpeamos una pared y rodamos por el suelo mientras las webs nos enredaban...

Narrador

Un Miguel sorprendido por el ataque inesperado abría los ojos solo para ver la mirada molesta de la chica frente a él. Sus narices se tocaban, sin máscaras, y los ojos verdes de ella reflejaban enojo... Y algo de nervios.

Ambos estaban completamente enredados en una telaraña naranja neón y pegajosa.

Miguel tenía una expresión neutra en el rostro, pero por dentro sus pensamientos iban tan rápido como los latidos de su corazón. No comprendía por qué.

¿Sería por la sorpresa del ataque?
¿Le apretaban tanto las cuerdas que se quedaba sin oxígeno?
¿Por qué era tan difícil respirar?
Y...
¿Esa chica tenía tantas pecas antes?

Ahora podía verlas bien, eran muchas y muy lindas... Y los ojos de ella, tan verdes y oscuros, pero tenían algunas manchas negras dentro.

–Te detesto– Dijo ella, su aliento tibio se revolvía con el de él.

Y ahí se dió cuenta de que estaban completamente pegados. Se movían tratando de aflojar el nudo, incluso intentaban cortarlo con las garras pero ninguno podía mover las manos.

–¿Por qué me odias tanto?– Preguntó Miguel frunciendo el ceño.
–No dije que te odio, dije que te detesto, es muy diferente– Contestó Herby parando de moverse, sabía que no podrían salir solos de eso y no quería seguir frotándose contra el cuerpo de él– Basta– Miguel seguía moviéndose– Que te detengas.
–¿Y qué quieres hacer?– Preguntó el otro con molestia.
–Esperemos a que alguien venga– Contestó la chica viéndolo fijamente.
–¿Por qué crees que te odio? Ayer lo dijiste– Habló Miguel, era algo que de verdad le intrigaba.
–¿De verdad quieres hacer esto? ¿Crees que es el mejor momento para hablar de nuestras diferencias?– Preguntó Herby entre cerrando los ojos– No puedes irte si una pregunta te incomoda.
–Tu deberías estar nerviosa con eso, si no te gusta algo, te vas– Contestó Miguel y Herby abrió los ojos con sorpresa– Vamos, no te para la boca nunca ¿Por qué ahora si?
–Ni ti piri li biqui ninqui– Lo arremedó la chica y Miguel frunció el ceño.
–Creí que habías olvidado todo hace años– Dijo Miguel y ella no sabía que cara poner, le parecía ridículo y algo triste– Lo hice por tu bien.
–No quiero hablar de eso, Miguel, a ti no te molesta el tema, pero a mí si, para ti todo es sencillo, algo que se tiene que hacer se hace, para mí no, si algo se tiene que hacer lo pienso mucho, hay tantas preguntas y... Con algo tan importante...– Ella miró a otro lado, le picaban los ojos al recordar ese día, tenía un nudo en la garganta– A Reilly no lo culpo tanto, después de todo solo es un imbecil sin cerebro ni criterio propio que solo sabe seguir órdenes... Pero a ti... Y no quiero seguir pensando tantas cosas malas de ti, por eso evito el tema.
–Yo... De verdad quería protegerte, Olivia, era mi única intención– Dijo Miguel, ella volteó a verlo, no había puesto tanta atención a sus ojos oscuros y rojos, de un precioso color cereza.
–No era tu decisión ni tú responsabilidad– Contestó Herby causando un poco de dolor dentro de Miguel– Pero, si prometes que en el futuro no intentarás salvarme, podremos ser... No amigos, pero si algo en lo que no nos llevemos mal.
–¿Vamos a poder hacer bromas o algo así?– Preguntó Miguel con curiosidad, aunque con la misma cara de... Nada.
–¿Sabes bromear?– Preguntó Herby viéndolo con seriedad.
–Eh... Si– Contestó dudoso y ella sonrió de lado– Y supongo que vas a dejar de grafittear las instalaciones ¿No? Porque encontré unos rayones en el callejón de atrás... Y están bien feos, no les entiendo.
–¡Qué no son rayones, maldito inculto!– Gritó Herby y empezó a moverse como gusano para soltarse– ¡Si pudiera te golpearía! ¡Solo deja que salga de...!

SILK HEART - MIGUEL O'HARA Where stories live. Discover now