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"El olvido es como una herida. La herida puede sanar, pero ya ha dejado una cicatriz."
➳ Grace Field House, un maravilloso orfanato, cálido y repleto de sonrisas bajo el control de una amable y querida cuidadora.
Sin embargo, secret...
Dos personas saltando de rama en rama a través de un bosque oscuro podían visualizarse claramente.
Sus figuras agitadas destacaban contra el trasfondo oscuro, una de ellas frenando su paso bruscamente mientras reposaba ligeramente sobre un árbol totalmente agotada.
Su cuerpo estaba cubierto de sudor, su respiración era profunda y agitada y los rasgos de su rostro denotando cierta fatiga.
Su pecho subía y bajaba ante cada respiración pausada, buscando recuperar la calma y la normalidad para proseguir el trayecto.
"Llevamos casi dos días sin parar... ¿Logramos despistarlos?" Murmuró con el ceño fruncido cierto pelinegro.
"Ponte atento, los cazadores furtivos no se dan por vencidos tan fácilmente." Habló la voz del adulto que lo acompañaba, quien se acercaba levemente hacia él.
"¡Estoy atento! ¡Debemos de llegar hacia Alyssa y Emma lo antes posible... Si no..." Ray apretó sus puños con fuerza debido a la rabia, siendo repentinamente interrumpido por el contrario, quien le entregaba una botella de agua.
Extrañado ante su acto, el chico lo aceptó mientras contemplaba su alrededor algo fastidiado, Emma se había llevado la pluma y el trayecto se les hacía complicado.
"Deberán haber pasado por una partida como máximo. Y al ser nuevas integrantes, no hay manera de que hayan sido cazadas por el momento." Aseguró el mayor apoyando su cuerpo sobre el tronco, descansando tras el largo y complicado camino que tuvieron.
"Aun así debemos darnos prisa... Hay que asegurarse que ellas están bien." Opinó el pelinegro manteniendo su cejo fruncido.
"Hey, relájate cíclope, llevamos un buen ritmo." Comentó el hombre cruzándose de brazos, su alrededor haciéndose algo familiar para él.
"Ellas dos son muy importantes para ti, ¿cierto?" Preguntó el adulto, causando cierta confusión en Ray ante sus repentinas palabras.
"¿Huh? ¿Por qué lo preguntas?" Respondió de manera seria el chico tomando un sorbo de la botella, extrañándose ante su inesperado comportamiento.
"También te gusta la mocosa de cabello de chicle, ¿me equivoco?" Continuó el hombre, causando ahora que el menor escupiera todo el agua en su boca, ganándose una mirada de disgusto del hombre.
