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"El olvido es como una herida. La herida puede sanar, pero ya ha dejado una cicatriz."
➳ Grace Field House, un maravilloso orfanato, cálido y repleto de sonrisas bajo el control de una amable y querida cuidadora.
Sin embargo, secret...
El mundo parecía sumergirse en un profundo silencio que solo se rompía con el suave susurro del viento entre los árboles.
El cielo se teñía de un oscuro manto estrellado, donde la luna y las estrellas brillaban con una intensidad inigualable.
La temperatura se tornaba fresca, envolviendo todo a su alrededor en una ligera brisa nocturna.
Eran las cuatro de la madrugada, todos se encontraban sumergidos en sus propios sueños.
Excepto Alyssa.
Contemplando el techo con los ojos ligeramente abiertos, la chica, tras un largo tiempo sumergida en sus pensamientos, se levantó con cuidado de la cama.
Paseando silenciosamente por los pasillos, la chica evitó realizar cualquier tipo de sonido, su andar era sigiloso y lento como el de una pluma.
Entró al servicio, con el único objetivo de lavar su rostro con agua fría.
Tras secarse con una toalla, la chica permaneció contemplando su rostro en el reflejo del espejo frente a ella.
Su melena rosada estaba despeinada, revuelta y con algunos mechones rebeldes cayendo sobre su rostro. Su rostro reflejaba una apariencia tranquila y serena, con una ligera expresión seria dibujada en sus labios.
Sus ojos azules cansados, brillantes y apagados a la vez, reflejaban el agotamiento acumulado a lo largo del día.
Su habitual tonalidad azulada en sus iris había desvanecido, se veían ligeramente enrojecidos, sin embargo, aún no perdían el brillo que contenían.
Fue entonces que, tras varios segundos frente a su reflejo, un suave susurro inundó sus oídos, ella volteando rápidamente en su dirección.
Estaba todo vacío.
Sin tener tiempo a relajar su mirada, una veloz sombra se desplazó, siendo visible por el rabillo de su ojo.
De nuevo vacío.
Soltando un suspiro cansada, la chica dirigió su mirada una última vez a su reflejo, sus cejas ligeramente fruncidas.
Fue entonces que dio la vuelta, en dirección a la salida del lavabo.
Hasta que...
"Freida..." Murmuró una voz, causando un pequeño estremecimiento por parte de la mencionada al reconocerla.
