❀⊱┄┄┄┄┄┄┄┄┄┄┄⊰❀
"El olvido es como una herida. La herida puede sanar, pero ya ha dejado una cicatriz."
➳ Grace Field House, un maravilloso orfanato, cálido y repleto de sonrisas bajo el control de una amable y querida cuidadora.
Sin embargo, secret...
Cierto grupo de fugitivos caminaba lentamente por el bosque, envueltos en bufandas para protegerse del gélido viento que atravesaba entre los árboles.
Sus respiraciones se condensaban en pequeñas nubes blancas, dibujando en el aire su presencia en ese entorno invernal.
A pesar de la ausencia de nieve, el suelo se encontraba cubierto por una gruesa alfombra de hojas secas y crujientes, que se rompían bajo sus pies a medida que avanzaban.
El sonido característico de las pisadas se mezclaban con los murmullos del bosque, creando una atmósfera serena y pacífica.
Hasta que, el rostro de Ray se alertó de pronto notó cierta ausencia.
"¿Huh? ¿Dónde está Alyssa?" Preguntó el chico contemplando como Rossi y Mark se acercaban hacia ellos, esta vez sin la chica acompañándolos.
"Dijo que se quedaría atrás un momento." Respondió el castaño señalando hacia sus espaldas, pero sin rastro de ella.
"Creo que quería comprobar algo." Dijo el albino a su lado posando su mano bajo su mentón.
"¡Lyss!" Exclamó Emma buscando a la mencionada, su expresión mostrando una clara nerviosidad.
"¡Hey! ¡¿Dónde te has metido?!" La siguió un Ray preocupado caminando hacia sus alrededores.
"¿Por qué no responde...?" Murmuró Gilda, sus labios temblando mientras juntaba sus manos aterrada ante un mal presentimiento.
"¡Lo sentimos!" Se disculpó un Mark entre lágrimas, culpable ante la perdida de la chica.
"¡Si no la hubiésemos dejado atrás...!" Lloriqueó a su lado Rossi, Anna inclinándose hacia él mientras trataba de calmarlo.
Por otra parte, Emma y Ray continuaban buscando, sus expresiones denotando cada vez un temor mayor ante los extraños ruidos provenientes de sus alrededores.
Fue entonces que, de pronto, Nat logró divisar un enorme movimiento brusco entre las rocas, su rostro se tornó pálido a medida que gotas de sudor descendían de su frente.
"No... ¡¿Otra vez?!" Exclamó él totalmente horrorizado, hasta que cierto grito llamó la atención de todos los presentes.
"¡¡No os acerquéis!! ¡¡Iros!!" Ordenó una familiar voz sin mostrar aún su apariencia.
