୧⋆。🕯. - 𝟏𝟖

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[ ❝ 𝐘𝐨𝐮 𝐝𝐨 𝐧𝐨𝐭 𝐟𝐢𝐧𝐝 𝐭𝐡𝐞 𝐡𝐚𝐩𝐩𝐲 𝐥𝐢𝐟𝐞, 𝐲𝐨𝐮 𝐦𝐚𝐤𝐞 𝐢𝐭. ❞ ]


ꔫ,🌷₍ᐢ._.ᐢ₎ ↷🩹,♡


El sol dominó majestuosamente el cielo azul, su brillo intenso iluminando toda la tierra y bañando con calidez cada rincón del planeta.

El grupo de fugitivos residía en el área B06-32, un refugio cuyo creador, William Minerva, dejó para los niños que escapasen de las granjas.

Un lugar totalmente apto para vivir cómodamente, un perfecto escondite...

Salvo un pequeño inconveniente que debieron tratar una vez llegaron.

Sin embargo, ellos se podían sentir seguros allí.

"¿Huh? ¡Hey Nat! ¡Mira!" Exclamó Alyssa inclinada hacia un gran instrumento que anteriormente se encontraba bajo una sábana.

"¿Un piano?" Preguntó él acercándose hacia la chica, su rostro de pronto tornándose a uno más alegre.

"Oh, también hay unas cuantas partituras aquí." Murmuró él sosteniendo unos cuantos folios.

"Podrías tocar alguno de ellos..." Propuso la de hebras rosáceas asomándose hacia las hojas, su rostro cambiando a uno más aturdido ante los símbolos que no lograba comprender.

"¿Hmm? Está bien." Respondió el chico antes de sentarse sobre el banco e iniciando a tocar el instrumento.

A medida que la melodía comenzaba a llenar la habitación, sus ágiles manos se deslizaban sobre las teclas del piano con cierta gracia.

Cada nota se desprendía con precisión y delicadeza y sus dedos bailaban sobre el instrumento, creando una sinfonía de emociones que se podía sentir en el aire.

Alyssa se dirigió hacia Ray y Emma, sentándose junto a ellos mientras todos guardaban silencio y oían al pelirrojo tocar el piano.

"Parece que te pusiste el amuleto de Mujika, Emma." Murmuró la chica señalando dicho objeto colgando de la camisa de la mencionada, quien asintió junto a una sonrisa mientras contemplaba la joya.

Alyssa relajó su cuerpo sobre su asiento, su cuerpo se meciéndose suavemente al ritmo de las melodías que salían del instrumento, resonando en el ambiente y llenando cada rincón con notas armoniosas. 

La de cabello rosado parecía estar completamente inmersa en la música, dejándose llevar por cada acorde y cada vestigio de emoción transmitido a través de las teclas. 

Descansó su espalda sobre el respaldo de la silla, relajándose ante la paz que inundaba el lugar.

Todo parecía tan perfecto.

Blossoms of destiny || The Promised NeverlandWhere stories live. Discover now