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La mañana del sábado 31 de octubre, Xavier se había levantado temprano, como siempre acostumbraba los fines de semana. Se había aseado y cambiado por ropa más cómoda antes de bajar a la sala común, donde Lea ya esperaba por él.

—¡Por fin!—Exclamó la chica, levantándose de un salto—. ¡Te has demorado una eternidad! Necesito ver quién se ha sacrificado, o ha sido lo suficientemente imbécil para echar su nombre al cáliz.

El pelinegro no alcanzó a decir palabra alguna cuando Rosier enganchó su brazo con el suyo, arrastrándolo fuera de la sala común y en dirección al vestíbulo del castillo. Se sorprendió un poco al notar que ya había movimiento en el castillo, considerando la hora, pero había sido algo de esperarse por los recientes hechos. 

—¡Oh!—Exclamó Lea, viendo como los gemelos Weasley, de Gryffindor, pasaban junto a ellos, con unas barbas idénticas a la del profesor Dumbledore—. ¡Me he perdido el espectáculo!

Las risas seguían en el vestíbulo por lo que les había pasado al par de pelirrojos, y los comentarios no tardaron en oírse cuando ingresaron al gran comedor. Xavier pudo ver, desde su posición, a Hermione ya en la mesa de Gryffindor, desayunando con sus amigos, y el chico no pudo evitar sonreír de manera involuntaria al observar la sonrisa de la pelicastaña decorar su rostro de una manera única, y que deseaba atesorar en su memoria. 

—Me das asco—Black salió de sus pensamientos al oír la voz de Lea, mirándole con confusión—. Estás demasiado enamorado de Granger, que asco. 

—Oh, vamos—Xavier empujó a Lea de manera amistosa en dirección a la mesa de Ravenclaw, donde Cho y Ben ya les esperaban con el desayuno—, ya quisieras que algún chico te mirara así. 

—No lo creo—Respondió Lea, luego de unos segundos en silencio que provocaron que el chico creyera que había dicho algo mal—, ningún chico soportaría ver tanta belleza, quedarían ciegos.

Ambos Slytherins se sentaron junto al par de Ravenclaws, uniéndose a la conversación de los chicos de la casa de las águilas.

—He acompañado a Cedric esta mañana a echar su nombre al Cáliz—Habló Cho, solo para los tres presentes a su alrededor—. He intentado convencerlo de no hacerlo, ¡Es muy peligroso! Pero ha logrado convencerme, aunque sigo teniendo algo de miedo luego del discurso del profesor Dumbledore...

—Diggory es bastante hábil e inteligente, aunque me sea desagradable admitirlo—Murmuró Xavier, soltando un suspiro, cruzando sus brazos sobre su pecho—. Y espero que Dumbledore esté lo suficientemente cuerdo para evitar toda clase de peligros que puedan surgir en el torneo, así que, si es que Cedric llega a ser seleccionado, puedes quedarte tranquila, Cho.

—Si hablamos en términos de quién puede representar a Hogwarts en el torneo, efectivamente, Cedric está en primer puesto—Habló Ben, enumerando con sus dedos—, luego puede alguno de Gryffindor.... No creo que los Slytherins sean buena opción. Y de Ravenclaw no he visto a nadie que haya echado su nombre.

—¿Por qué discriminas a los Slytherins?—Habló Lea, quedándose en silencio mientras pensaba—. Aunque sí, no son buena opción. No me imagino al idiota de Warrington representando a Hogwarts.

Los cuatro amigos terminaron por reír, continuando con su desayuno, porque luego se acercaba un largo día de estudio para los TIMOS.

[...]

El día había sido bastante agotador para los cuatro chicos, y Xavier sentía que su cabeza explotaría en cualquier segundo.

Black apenas había tocado su comida a la hora de la cena, porque solo tenía deseos de dormir durante dos días, o hasta que fuera estrictamente necesario que despertara. El plato con comida que tenía frente a él desapareció luego de unos minutos en los que estuvo jugando con el contenido, soltando un suspiro y dirigiendo su mirada al director, quien ya estaba a punto de hablar. 

—El cáliz está casi preparado para tomar una decisión —anunció Dumbledore—. Cuando pronuncie el nombre de un campeón, le ruego que venga a esta parte del Gran Comedor, pase por la mesa de los profesores y entre en la sala de al lado —indicó la puerta que había detrás de su mesa—, donde recibirá las primeras instrucciones.

El gran comedor se sumió en silencio cuando algunas de las velas flotantes se apagaron, concentrando la atención de todos en el Cáliz. las llamas de éste se volvieron rojas de un momento a otro, y empezaron a salir chispas. En un pestañeo, el Cáliz arrojó un trozo carbonizado de pergamino. 

—El campeón de Durmstrang —leyó con voz alta y clara el profesor Dumbledore, luego de tomar el trozo de pergamino—, será Viktor Krum.

Los aplausos no tardaron en oírse en el lugar, y Xavier no tardó también en acompañar a aquellos aplausos. Era algo de esperarse que Krum fuera seleccionado, ya que parecía el único bastante competente con el puesto. 

El silencio nuevamente abundó en el lugar cuando el Cáliz volvió a soltar chispas envueltas en llamas rojas, a punto de nombrar al segundo campeón.

—La campeona de Beauxbatons —dijo Dumbledore, luego de tomar el pergamino que había caído del Cáliz—, es ¡Fleur Delacour! 

De la mesa de Ravenclaw, y bajo los aplausos y gritos, además de algunos llantos, una chica de cabello rubio se levantó y caminó hacia la sala que Dumbledore había indicado, y cuando desapareció, volvió a hacerseel silencio, pero esta vez era un silencio tan tenso y lleno de emoción, que casi se palpaba. El cáliz de fuego volvió a tornarse rojo; saltaron chispas, la lengua de fuego se alzó, y de su punta Dumbledore retiró un nuevo pedazo de pergamino. 

—El campeón de Hogwarts —anunció Dumbledore—, es ¡Cedric Diggory! 

Xavier aplaudió con bastante energía cuando dieron al campeón de Hogwarts, notando que Lea estaba mucho más energética, casi al punto de acercarse a la mesa de Hufflepuff a felicitar a Cedric.

—¡Me alegra que no sea el idiota de Warrington!—Exclamó la chica.

—¡Estupendo! —dijo Dumbledore en voz alta—. Bueno, ya tenemos a nuestros tres campeones. Estoy seguro de que puedo confiar en que, todos ustedes, incluyendo a los alumnos de Durmstrang y Beauxbatons, darán a sus respectivos campeones todo el apoyo que puedan...

El discurso de Dumbledore se vio interrumpido cuando el Cáliz volvió a ponerse de color rojo, lanzando chispas, tal cual como las tres veces anteriores. Un trozo de pergamino volvió a salir de este, el que cayó en manos del viejo director.

El silencio parecía ser eterno, hasta que Dumbledore decidió terminarlo, leyendo el trozo de pergamino.

 —Harry Potter. 

UNDER CONTROL  ━━ hermione grangerWhere stories live. Discover now