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Para la hora de la cena, Xavier ya se encontraba realmente exhausto, y el peso de saber que rendiría sus TIMOS ese curso le hacía más presión a medida que pasaba el tiempo.

Pociones no había sido complicado para él, ni tampoco las dos horas de clases que había tenido de Aritmancia más tarde junto con Herbología, pero los profesores se habían vuelto mucho más exigentes, teniendo ya un montón de deberes por hacer, siendo que, apenas, era el primer día de clases.

Lea no parecía estar igual que él, porque seguía manteniendo aquella actitud afable que había logrado reconocer en ella la primera vez que hablaron, como si nada pudiese afectarle, y Xavier no podía negar que la chica también era una genio, ganando una gran suma de puntos en ese día y el reconocimiento por parte de los profesores, quienes no dudaban en halagarle por sus destrezas.

—Estoy hambrienta—Murmuró Lea, mientras caminaban hacia el Gran Comedor—. Pensar me hacer gastar mucha energía.

—Ahora entiendo porqué comes mucho—Acotó Xavier, recibiendo un empujón amistoso de la chica—. ¡Solo digo la verdad!

—Y aunque sea verdad, no es algo que debas decirle a una chica, Eridanus—Añadió Lea, llamándole por su segundo nombre.

Considerando que tenían las mismas clases, Xavier y Lea habían pasado todo el día juntos, y la chica se había incluido bastante bien al reducido grupo de amigos del chico Black, y había sido ello la razón por la que ahora Rosier le llamaba por su segundo nombre, y no le molestaba en lo más mínimo.

Cuando llegaron al vestíbulo del castillo, ambos Slytherin's miraron con atención el revoloteo que se encontraba en el lugar, sin entender demasiado que pasaba allí.

—¡Tu padre ha salido en el periódico, Weasley! —Xavier reconoció la voz de Draco en ese momento, notando que el chico se encontraba en un extremo del lugar, agitando un periódico frente a las narices de los tres Gryffindor's: Harry, Ron y Hermione—. ¡Escucha esto!

El lugar se sumió rápidamente en un pseudo-silencio donde únicamente se escuchaba la voz del rubio recitando las palabras del periódico El Profeta, hasta que terminó de leer aquel extracto.

—¡Y viene una foto, Weasley! —añadió Draco, mostrando la imagen al público—. Tu madre tendría que perder un poco de peso, ¿no crees?

—Métetelo por donde te quepa, Malfoy —dijo Harry—. Vamos, Ron...

—¡Ah, Potter! Tú has pasado el verano con ellos, ¿verdad? —Soltó Malfoy, haciendo oídos sordos—. Dime, ¿su madre tiene al natural ese aspecto de cerdito, o es sólo la foto?

—¿Y te has fijado en tu madre, Malfoy? —preguntó Harry, teniendo que retener a Ron—. Esa expresión que tiene, como si estuviera oliendo mierda, ¿la tiene siempre, o sólo cuando estás tú cerca?

Xavier podría haberse sentido molesto por las palabras de Potter y haber salido en defensa de su familia, pero Draco había sido el primero en provocar aquella pelea, y no podía protegerlo como si tuviera cinco años.

—No te atrevas a insultar a mi madre, Potter—Exclamó Draco con molestia, con el rostro rojo de ira.

—Pues mantén cerrada tu sucia boca —le contestó Harry.

En ese momento, Draco sacó su varita de su túnica y aprovechó de atacar a Harry por la espalda.

Luego de eso, todo fue rápido.

—¡AH, NO, TÚ NO, MUCHACHO!

Bajo los gritos de todos en el vestíbulo, el profesor Moody había llegado justo a tiempo, pero lo que pasó fue peor de lo esperado, porque Xavier ya no vio más a Draco, sino que solo había un pequeño hurón blanco.

—¡Me parece que no vas a ir a ningún lado! —le gritó Moody al hurón—. No me gusta la gente que ataca por la espalda. Es algo innoble, cobarde, inmundo...

Xavier sacó su varita mientras se aproximaba al centro del espectáculo, oyendo como Lea trataba de detenerle cuando empujó su bolso a los brazos de la chica. El chico esperó que el hurón estuviera en el suelo antes de que un rayo blanquecino saliera de su varita cuando lanzó un hechizo, dejando a la vista nuevamente a su primo, con el cabello desordenado, los ojos bañados en susto y el rostro sonrosado.

Miró con molestia al profesor Moody de reojo, y este no alcanzó a decir nada cuando la profesora McGonagall llegó con una clara expresión de susto en su rostro, para reprender las acciones del nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras.

Se acercó al chico para ayudarle a levantarse, a pesar de que se resistiera por la humillación que había significado todo lo que ocurrió.

—Si quieres hacerle la vida imposible a cualquier persona, al menos asegúrate que sea en algún lugar donde no pueda verte un profesor—Murmuró Xavier con molestia y de forma que solo el rubio escuchara.

—No tienes porqué cuidarme como si fuera un niño, Xavier—Draco se soltó se manera agresiva de su agarre—. Puedo arreglármelas solo.

Xavier rodó sus ojos y se alejó, abriéndose paso entre la gente curiosa que miraba aún, encontrando a Lea al final de el tumulto.

—Gracias por cuidar mi bolso—Fue lo único que dijo el chico cuando estuvo frente a la chica.

—Ahora entiendo porqué comes mucho tú, Xavier—La chica se veía algo sorprendida, tardando un par de segundos en alcanzarle el paso hacia el Gran Comedor—. ¿Dónde aprendiste esos hechizos? Son muy avanzados, quizás para los de séptimo año.

—Leo mucho—Respondió el chico, encogiéndose de hombros, empujando la puerta del comedor para que ingresara primero la chica.

—Al parecer, lees más que yo.

Xavier alzó su mirada a la mesa de Gryffindor, encontrando a Hermione, quien le miraba con bastante intensidad desde su lugar. Pensó en acercarse a ella, pero el resto de sus compañeros de casa parecían bastante entretenidos hablando de lo ocurrido recientemente.

Cuando se sentó en la mesa de Slytherin junto a Lea, no dudó en sacar un trozo de pergamino para escribir un breve mensaje, apuntando su varita hacia el trozo, viendo que, luego de eso, comenzaba a levitar hasta llegar a las manos de Hermione.

"Veámonos luego de la cena, en la biblioteca.
PD: No te preocupes por Filch, recuerda que soy prefecto. XB xx"

UNDER CONTROL  ━━ hermione grangerWhere stories live. Discover now