1.9

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Esa tarde, Xavier había perdido la noción del tiempo, y cuando corrió por el puente en dirección al límite entre los terrenos de Hogwarts y el bosque prohibido para encontrarse con Hermione, solo pudo ver como una bandada de pájaros emprendía vuelo luego del silbido del hacha del verdugo al cortar el aire, seguido de un golpe en seco.

Su respiración agitada fue lo único que pudo escuchar en ese momento, viendo, a unos metros de su posición, a Hermione junto a Potter y Weasley, sintiéndose levemente aliviado al saber que la chica no se encontraba a solas.

Se decidió, segundos después, a regresar a su sala común cuando pensó que aquel trío regresaría al castillo, pero su ceño se frunció ante la confusión por las acciones de aquel grupo, viendo como Weasley corría por uno de los caminos levemente empinados, seguido del par faltante. Xavier terminó siguiéndoles el paso, escondiéndose del campo visual del trío detrás de unas rocas de considerable tamaño.

—¡Harry, Hermione, corran!—Chilló Weasley, apuntando a espaldas del par—. ¡Es el Grimm!

El chico Black no se detuvo a pensado qué demonios era el Grim, porque su atención fue al perro negro, de gran tamaño, y amenazante que se había aproximado al los tres presentes, corriendo hacia ellos para arrastrar a Weasley a lo que parecía ser un pasadizo secreto al interior del sauce boxeador.

Y, comprendió en ese momento el verdadero problema: Harry y Hermione se habían quedado detenidos a los pies del sauce boxeador.

Xavier se apresuró a salir de su escondite, sintiendo que su corazón saldría de su pecho en cualquier momento al ver que Hermione volaba por los aires sostenida por el árbol. Al acercarse al sauce, encontró a sus pies los lentes de Potter, apresurandose a entregarle estos al chico.

—¡Levántate y saca tu varita, Potter!

Su mirada no se despegó de Hermione en todo momento, buscando la forma de bajarla sin hacerle daño en el intento, lanzando hechizos en dirección del sauce que parecían ni siquiera hacerle cosquillas. En un parpadeo, Hermione había arrastrado consigo a Potter, viendo como ambos se movían como si fueran muñecos a la par del árbol, y Xavier terminó uniéndose a ellos cuando sintió como una de las ramas del sauce rodeaba su tobillo y lo levantaba a metros del suelo.

Sintió como su cuerpo rodó por lo que parecía ser un túnel luego de ser soltado por el árbol, y cuando se atrevió a abrir sus ojos, apenas pudo ver en aquella oscuridad, pero pudo ver como Harry Potter apuntaba directamente hacia su rostro con su varita.

—¿Qué haces aquí, Black?—Escupió el chico con molestia—. ¿Eres parte de esta trampa?

Xavier le miró fijamente sin decir algo, y simplemente, empujó la varita de Potter en otra dirección con una de sus manos, levantándose del piso y sacudiendo un poco sus prendas.

—No estoy aquí por ti, Potter—Respondió, con completa sinceridad—. Tampoco me interesas.

Y, bajo la mirada atenta del miope, se acercó a Hermione, quitando las hojas del sauce qué habían terminado en su cabello, sonriéndole levemente avergonzado ante aquel ridículo show que había montado al intentar salvarla.

—¿Estás bien?—Murmuró en voz baja, viendo como la chica asentía—. Lamento haber llegado tarde...

Dejó un pequeño beso en la frente de la contraria, sacando su varita para iluminar el largo túnel con un Lumos, dirgiendole la mirada a Harry.

—Mueve tus piernas, Potter—Soltó Xavier, y el cambio drástico en el tono de su voz era evidente—. Tu amiguito no se salvará solo.

Black comenzó a caminar antes que ellos, y no tardó en oír como Potter comenzaba a atacar con preguntas a Hermione, y aquello le había hecho gracia. "¿Desde cuándo hablas con él?", "¿Estás enferma, Hermione?", "¡¿Cómo puede gustarte un Slytherin?!", "¡Es Xavier Black, da miedo!". Potter era un exagerado.

Sus pasos se volvieron más cautelosos cuando sintió el piso más firme y crujir bajo sus pies, notando que la tierra de había convertido en un piso de madera antigua y deshecha. Miró al par a sus espaldas, haciendo un gesto con sus manos para que fueran cautelosos, dejando de iluminar con su varita, dirigiéndose a la única fuente de luz.

—Parece ser que estamos en la Casa de Los Gritos—Susurró Hermione, siendo audible para los dos chicos.

Subieron por unas maltrechas escaleras, hasta llegar a una habitación tenuemente iluminada. Harry fue el primero en entrar, y Xavier lo siguió, sosteniendo la mano de Hemione a su espalda. En el lugar, se encontraba Ron tirado en el piso, gimiendo de dolor mientras abrazaba su ensangrentada pierna, sosteniendo entre sus manos a una raya, a la que el chico Black rápidamente reconoció como Scabbers. A un costado de este, se encontraba Crookshanks, el gato de Hermione, como si estuviera vigilando.

—¡Ron! ¿Estás bien?—Cuestionó Harry, aproximándose al pelirrojo—. ¿Dónde está el perro?

—No hay perro —Lloriqueó Ron, y Xavier no supo si era por el dolor de su pierna o por el miedo, quizás ambas—. Harry, esto es una trampa... Él es el perro. Es un animago...

Xavier fue el primero en girar a ver al animago, y sintió su rostro deformarse de la impresión, colocándose frente a Hermione de forma protectora.

Frente a él, se encontraba un hombre con la ropa raída, sucia y casi mohosa, con una maraña de cabello en su cabeza que rozaba sus hombros. Su barbilla era cubierta por una sucia barba, y sintió su estómago revolverse cuando sonrió y dejó expuestos sus sucios dientes.

Frente a él, se encontraba Sirius Black.

Su hermano mayor.

UNDER CONTROL  ━━ hermione grangerWhere stories live. Discover now