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—¡Buenos días, pajarracos!

Xavier estaba bastante animado esa mañana, a pesar de que fuera el primer día de clases de su quinto año, y no dudó en demostrarlo cuando se sentó junto a Cho y Ben en la mesa de Ravenclaw en el gran comedor, tomando un pastelillo para comerlo.

—¿Qué tiene de buenos?—Se quejó Ben, mordiendo su tostada—. Mi horario de clases este curso es una mierda.

—Dices lo mismo todos los años, Benjamin—Dijo Cho, bebiendo de su vaso de jugo de calabaza en un sorbo largo, golpeando la mesa al dejar el vaso de vuelta en ella de un movimiento agresivo—, pero ahora tienes razón. Este año son los TIMOS, y no puedo dejar de pensar en eso. ¡No me veo capaz de rendir los TIMOS!

—Estás muy estresada, Cho—Murmuró Xavier, siendo apoyado por Ben—. Recién empieza el año, tenemos mucho tiempo para prepararnos. Y, a quién quieres engañar, eres la mejor de nuestra generación.

—No me asombraría que tu y Xavier tengan Extraordinarios en todos sus TIMOS—Añadió Ben—. Les pesa el cerebro.

A pesar del intento de ambos de subirle el ánimo a la chica, parecía que nada daba resultado. Xavier terminó levantándose de la mesa de Ravenclaw para caminar a la de Hufflepuff, deteniéndose a un lado de Cedric Diggory, el novio de Cho. El chico Black le regaló una sonrisa amable al contrario cuando le miró.

—Hey, Cedric—Saludó el chico—. Ve con Cho, te necesita. Por favor.

Por fortuna, no fue necesario decir más para que el Hufflepuff fuera con la Ravenclaw, por lo que Xavier caminó un poco más hasta llegar a la mesa de Gryffindor, donde terminó sentado junto a Hermione, dejando un beso en su mejilla.

—Estás pálida—Fue lo primero que dijo Xavier, mirando el rostro de la chica—. ¿Te sientes bien, Herms?

—Estoy Bien, Xavi.—Respondió la chica.

—No le creas, Xavier—Habló Ron, comiendo su desayuno—. Ayer, en la cena, se enteró que los elfos domésticos preparan la comida aquí en Hogwarts sin recibir paga. Piensa que los derechos de los elfos son vulnerados. Le he dicho que es una estupidez, los elfos no saben qué es la esclavitud porque les gusta que les ordenen hacer cosas.

Bueno, Xavier no podría negar que pensar en los derechos de los elfos domésticos era una tontería, porque la naturaleza de los elfos era cumplir órdenes. Pero no por eso tacharía las ideas de su novia como estupideces.

—No creo que sea una estupidez—Respondió el chico Black, sintiendo la mirada de Hermione sobre él—. Quizás sea la naturaleza de los elfos domésticos, pero no encuentro que sea algo malo enseñarles acerca de sus derechos y cómo ejercerlos sin caer en el término de la esclavitud.

—Ahora entiendo porqué Hermione nunca deja de hablar de ti—Fue lo único que dijo Harry Potter.

El chico le miró de forma interrogante a Potter, dirigiendo su mirada ahora a Hermione, notando un sonrojo en las mejillas de su novia por las palabras dichas por el otro chico.

—¿Y por qué ahora comes?—Exclamó Ron, con leve indignación por las acciones de la chica.

—He llegado a la conclusión que hay mejores formas de hacer campaña por los derechos de los elfos—Respondió la chica, sin siquiera mirar al pelirrojo mientras se preparaba tostadas con mantequilla—. Y Xavier me ha dado una excelente idea: Instruirles acerca de sus derechos para que puedan ejercerlos de la forma correcta.

—No te creo absolutamente nada, Hermione—Soltó Ron, terminando la conversación allí cuando volvió a meter un trozo de tostada en su boca.

Xavier soltó una risa burlona, levantándose del lugar que ocupaba y alisando su túnica con sus manos.

—Bueno, supongo que ya no tengo que preocuparme demasiado por tu salud, Hermione—Mencionó, dejando un beso en su mejilla nuevamente—. Iré a clases, tengo pociones con Snape. Nos vemos más tarde, linda. Tengan un buen día.

Xavier Black les regaló una última sonrisa, acomodando su bolso en su hombro, reuniéndose en la puerta del Gran Comedor con Cho y Ben, para salir junto a ellos hacia las mazmorras.

Giró su cabeza hacia sus espaldas para mirar por última vez a Hermione, para luego seguir su camino. Podría haberlo hecho, pero terminó chocando con alguien al no mirar el camino, oyendo un quejido femenino. Cuando pudo ver con claridad el rostro de la chica, no tardó en ayudar a levantarla, acomodando rápidamente su cabello que había terminado cubriendo todo su rostro cuando cayó al piso.

—Por Merlín, ha sido mi culpa, Lea—Se apresuró a disculparse, apretando suavemente los labios en una mueca.

—No, no. Ha sido mía, Xavier—Soltó la chica, en una suave risa—. Me he quedado dormida y salí corriendo de la sala común para alcanzar a comer algo antes de clases. ¡Agradezco a Merlín no haberme perdido en el camino! Aunque estuve a punto de hacerlo.

Bueno, ahora entendía porqué no había visto a la chica mientras desayunaba. El chico miró a ambos Ravenclaws que se mantenían en silencio, y notó que Cho miraba de una manera algo extraña a la Slytherin, mientras que Ben miraba al chico con una sonrisa pícara.

—Oh, por cierto—Comenzó el chico—, Lea, ellos son mis amigos. Ella es Cho Chang y él, Benjamin Collins. Son de Ravenclaw y van en quinto año, igual que nosotros.

—Es un gusto, Cho, Ben—Repuso la chica—. Mi nombre es Lea Rosier. Mi abuela me ha transferido de Beauxbatons por temas de trabajo. Espero que seamos amigos.

Cho se mantuvo en silencio por unos segundos, antes de caminar hacia la chica y tomarle del brazo.

—Vamos a clases, tengo comida en mi bolso para que puedas desayunar—Comenzó la asiática—. Ahora, cuéntame más de ti.

Las chicas comenzaron a alejarse del par de chicos mientras hablaban, y Xavier solo las miró irse.

—Esa chica me agrada—Habló Ben, palmeando el brazo de su amigo para sacarlo de sus pensamientos—. Vamos, Romeo.

—¿Quién es Romeo?—Murmuró Xavier, algo confundido cuando comenzó a caminar junto a su amigo.

—Algún día lo descubrirás.

UNDER CONTROL  ━━ hermione grangerWhere stories live. Discover now