CAPÍTULO XI

339 26 2
                                    

            No me había dado cuenta de lo mucho que había tardado en despedirme de los villanos hasta que al volver al castillo vi cómo escoltaban a Hades hacia la salida

Hoppla! Dieses Bild entspricht nicht unseren inhaltlichen Richtlinien. Um mit dem Veröffentlichen fortfahren zu können, entferne es bitte oder lade ein anderes Bild hoch.

            No me había dado cuenta de lo mucho que había tardado en despedirme de los villanos hasta que al volver al castillo vi cómo escoltaban a Hades hacia la salida.

— ¿Qué pasó? — cuestioné esperando lo peor.

— Tu amiga ya está despierta. — informó el Dios.

            Una sonrisa se formó en mi rostro y me lancé a abrazarlo de la felicidad. El hombre se tensó ante la sorpresa pero rápidamente pasó sus manos esposadas por sobre mi cabeza correspondiendo el gesto.

— Gracias. — hablé cuando me separé. El Dios le quitó importancia con una mueca.

— ¿Serás mi escolta hacia la isla? — interrogó y yo negué.

— En realidad recién llego. Y no creo poder volver a despedirme de nuevo de él. — dije. — De ellos. — corregí.

— Comprendo. Cuídate entonces, cariño. — me sonrío para comenzar a caminar con los guardias.

— ¡Hades! — llamé cuando una idea cruzó mi mente. — ¿Me harías un último favor? —

— ¿Otro más? — bromeó. — Lo que pidas, princesa. — contestó y le pedí que esperara un minuto. 

            Rápidamente entré en la habitación al lado de la de Audrey, la mía. Rebusqué entre las cosas en mi tocador el collar que me acompañaba desde que era solo un bebé. Lo encontré guardado en el cofre al final del cajón y sonreí al ver mi nombre grabado en la almeja dorada.

            Cuando volví a salir y me acerqué al Dios, pude ver a Mal junto a él terminando de hablar. Ambos miraron curiosos el collar que colgaba en mi mano.

— Conoces al hijo del Capitán Garfio, ¿cierto? — cuestioné recibiendo una mirada de ánimo por parte de su hija y un asentimiento del hombre. — ¿Podrías darle esto? — pedí.

            El Dios tomó con cuidado el collar y asintió para brindarnos una última sonrisa y retirarse. Suspiré viéndolo alejarse y sabiendo que le entregaría lo que le di a Harry.

— Si no supiera que amas a Harry pensaría que estas enamorada de mi padre. — rió Mal.

— Digo... es un lindo hombre... — bromeé.

— ¡Melody! — me retó ella haciéndome carcajear.

— Iré a ver a Audrey. — avisé.

— Claro. Estaba preguntando por ti. — me dejó saber y se retiró.

            Caminé hacia la puerta de la chica y lentamente la abrí. Ella y su abuela voltearon rápidamente a verme y me sonrieron.

— Mi pequeña, me alegro de que estés bien. — saludó la mayor levantándose de la silla al lado de la cama y acercándose a mí. — Las dejaré solas. No seas tan dura con ella, por favor. — me pidió en un susurro para luego salir del cuarto.

BAD LOVE, harry hook ❥ descendantsWo Geschichten leben. Entdecke jetzt