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Había decidido ir a buscar algo para tomar ya que había estado toda la tarde encerrada en mi habitación junto a los papeles que Ben me había dado. Iba distraída tarareando una canción cuando de repente choco con una cabellera rubia con mechones color lila.
— ¿Mal?, ¿estás bien? — pregunté a mi amiga ya que la veía un poco alterada.
— ¡Melody! Uhm sí, estoy bien. No te preocupes... yo solo... después hablamos, ¿sí? — me dijo y se fue dejándome totalmente confundida.
Yo sabía que de todos los chicos de la Isla a Mal era a la que más le costaba adaptarse a la vida en Auradon pero últimamente la veía más estresada de lo normal.
Después de haber ido por un refresco y algo de comer volví a mi habitación para seguir con el trabajo, unas pocas horas más tarde tocaron a mi puerta. Evie entró y me miró con preocupación.
— Mal se fue a la Isla. — espetó y yo la miré confundida.
— ¿Estás segura? — ella asintió y me tendió una nota que tenía en su mano, la tomé y en un segundo pude reconocer la perfecta caligrafía de mi amiga. — Hace un rato me la crucé y parecía un poco alterada. — le informé. — Debemos decirle a Ben. — ella asintió de nuevo y ambas salimos de mi habitación rumbo al despacho del Rey.
Evie tocó dos veces a la puerta y asomó la cabeza, desde dentro pude oír la voz de mi mejor amigo saludando a la peliazul.
— Ben, Mal volvió a la Isla. — dijo la hija de la Reina Malvada. La cara del joven Rey se tiñó de sorpresa y confusión. Rápidamente le di la nota que había dejado la novia de mi amigo junto al anillo que le había regalado, él la leyó en voz baja para acto seguido arrugarla con su puño en señal de frustración.
— Es mi culpa, ella ha estado muy presionada últimamente y hoy discutimos. No debí haber sido tan duro con ella. — Ben se pasó las manos por la cara mientras caminaba de un lado al otro. — Debo ir a la Isla a disculparme y pedirle que vuelva. — espetó con seguridad.
— Debes llevarme contigo. — soltó de repente Evie. — No conoces la Isla, te perderías. Les diré a los chicos porque mientras más seamos mejor, no somos tan populares allá ahora. —
— Yo también iré. — dije y ambos voltearon a verme.
— Claro que no, ya oíste a Evie, es muy peligroso. — dijo mi amigo.
— Mal también es mi mejor amiga, Ben. Iré y punto. — contesté segura pero por dentro moría de nervios por ir a la Isla de los perdidos.
Mi amigo me miró no muy convencido con la idea pero él mejor que nadie sabía lo terca que yo era y ni siendo el Rey podría hacerme quedar.
— De acuerdo. — dijo Evie. — Solo dejemos dos cosas en claro. Primero deben prometerme que no me dejaran sola allá. — ella nos miró y ambos asentimos. — Y segundo, no hay chances de que vayan así vestidos. —
