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Dormir parada y atada a un mástil no era precisamente una de las mejores experiencias que había tenido en mi vida. Anoche, después de que Harry me desatara y me llevara a ver a Ben para que yo me asegurara de que se encontraba bien, nos habíamos quedado charlando un buen rato sentados mirando el mar. Cuando se hicieron aproximadamente las cuatro y media de la mañana se disculpó conmigo diciéndome que tenía que volver a atarme antes de que algún miembro de la tripulación nos viera. Se despidió de mí con un beso en la mejilla que me dejó una sensación de hormigueo para acto seguido desaparecer de mi campo de vista.
— ¡Despierta! — escuché gritar a una voz femenina.
Al abrir mis ojos me encontré con la figura de la hija de Morgana frente a mí. Su ya característico semblante serio arruinó mi mañana por completo.
— Buen día para ti también, Liv. — saludé con una sonrisa sabiendo que eso la molestaría. La chica gruñó con desagrado.
— Mejor ruega para que tu amiguita regrese a tiempo. Solo le queda media hora antes de que te colguemos a ti y a Ben mientras los atravesamos con nuestras espadas como si fueran piñatas. — explicó con suficiencia.
— ¿Luego qué? ¿Alimentaran a los tiburones con nosotros? — sonreí con sarcasmo. — La originalidad no es su fuerte, chicos. — aseguré.
— Lo que sea para hacer sufrir a tu madre como lo hizo la mía. — respondió con resentimiento. — Que yo esté aquí es en parte por su culpa y por la del padre de tu querido amigo. —
— Liv, sé que muchos de ustedes no se merecen estar aquí. Si hablaras con Ben quizá podría darles una oportunidad de comenzar de nuevo en Auradon. — comencé diciendo. — Tu y Uma incluso podrían quedarse en casa, mamá estaría encantada. Después de todo... son familia. — agregué haciendo referencia a que mi abuelo, Morgana y Úrsula eran hermanos.
— No pretendas que te intereso porque a nadie le intereso. Ni a mi madre. Ni a Uma. Ni a mi tía. Ni a Harry. Soy solo yo. — explicó. No quise decirle que incluso yo veía como Gil se interesaba por ella, estaba segura de que me clavaría una espada en el medio del pecho si decía algo. — Y no necesito tu compasión tampoco, puedes quitar esa mueca de tu estúpida cara. — dijo desviando la vista hacia el agua.
Pasaron un par de minutos en completo silencio hasta que su prima llegó a nuestro lado. Miró entre nosotras y luego lanzó una risa sin gracia.
— ¿Teniendo una conversación sin mí, primitas? — murmuró. Ninguna de las dos respondió. — ¿Ya te hizo una cordial invitación a Auradon? — interrogó ahora dirigiéndose hacia la pirata.
— ¿Hablaste con el pequeño Rey? — contra preguntó Liv ganándose un bufido por parte de su prima.
— Dijo que el plan era empezar con cuatro hijos de villanos y luego ir llevando más gente. Que no sabe por qué se detuvo el proyecto. Me pregunto quién habrá sido la persona a cargo de eso... — terminó dirigiéndome una mirada de odio.
